Noemí Velasco
Manzanares
Entre maletas vacías dispuestas para hacer viajar a los vecinos de Manzanares y de toda la provincia con ‘microespectáculos’, obras de gran formato, funciones circenses, música, fotografía y cortometrajes, y para impregnar con la esencia de la cultura durante estos días, la entrega del Premio Escena a las actrices Verónica Larios y Lola Baldrich por su proyecto ‘Microteatro por dinero’ marcó en la noche del miércoles la inauguración oficial del FITC Lazarillo de Manzanares desde el Gran Teatro. En honor “a los que experimentaron”, “arriesgaron” y “fueron capaces de crear sin miedo una cultura diferente”, “una fórmula de teatro de posibilidades infinitas para cualquier historia que contar”, la directora del certamen, Míriam Rodríguez, entregó el Premio Escena a estas dos “valientes” por ese proyecto que surgió en noviembre de 2009 impulsado por veintidós personas dispuestas a hacer teatro con un formato revolucionario: teatro para quince personas, de quince minutos y en quince metros, sin escenarios y con las emociones a flor de piel.
Sin una cara de reconocidísima trayectoria en el escenario para recoger el premio, en esta edición el festival acertó al dar a conocer esta apuesta joven, que surgió sin grandes expectativas, ni grandes presupuestos en un prostíbulo abandonado de la calle Ballesta en el barrio de Malasaña en Madrid, y que hoy en día ha representado más de 1.000 espectáculos y ha impulsado doce ‘microteatros’ por todo el mundo.
Halagos al teatro, al trabajo de los actores entre bambalinas, “vocalizando, trabajando la voz en profundidad”, y a ese escenario dispuesto a soñar que “hay que cuidarlo”, cuando “es muy difícil salir ahí fuera y defender esto”, predominaron a lo largo de unas intervenciones que no olvidaron reivindicar la cultura. Alegre de seguir “todavía vivos”, aunque harta de “que los mismos que dicen que te dan oportunidades, te las quiten”, mientras que ve como “cierran teatros y mueren compañías”, Míriam Rodríguez, lanzó un mensaje a aquellos que “desenchufan” los focos que el sector de la escena enciende: “seguiremos hasta que quitéis todos los enchufes, y entonces pondremos velas”.
Con la mirada puesta en los representantes políticos, el presidente de Lazarillo, Manuel Sánchez-Migallón, destacó la importancia de recordar la cultura, “la mejor amante, que te hace imaginar, sentir y soñar”, por la que “muchos años he luchado y me he partido la cara y el alma”, una “pasión con mayúsculas” que “huele a libertad”, que es “vieja e inmortal”, y que no hay que “juzgar”. “Me da igual que cante, baile o recite, que grabe, que haga fotos o que pinte, sobre el escenario o en la calle”; pero “primeras butacas, no me la abandonen”, concluyó.
Por su parte el presidente de la Diputación provincial José Manuel Caballero, y el alcalde de Manzanares, Julián Nieva, reiteraron su compromiso con el festival y manifestaron sus deseos de ampliar su apoyo económico “en la medida de las posibilidades”. También estuvo la delegada de la Junta, Carmen Olmedo, que expresó que la intención del Gobierno de Emiliano García-Page “es volver a los precedentes de apoyo económico mayores tras cuatro años de orfandad”. Nieva destacó que el Equipo de Gobierno “está comprometido con la cultura en mayúsculas”, algo que consideró “un deber de todos los responsables políticos”. Caballero expresó que desde la Diputación “queremos que todos los habitantes de la provincia tengan la oportunidad de participar en este festival y en otras actividades culturales”, y que así disfruten de ese teatro que “nunca fue neutro”, que “nació en la plaza como una representación de las aspiraciones humanas”, que “nos ayuda a ser más humanos pues nos hace espectadores de nosotros mismos”, que es “una escuela de alegría y convivencia”, y que es un “acto de libertad imprescindible”.