Hay cosas que las ciudades a lo mejor no tienen como los motes, unos ganados por un hecho puntual que determinará un sobrenombre para toda la vida, como un día poner el pie donde precisamente no se quería y ya ser para siempre ‘el pisamierdas’, o heredados, como a quien le dicen ‘tomate’ y a sus descendientes ‘tomatito’ y hasta ‘cherry’, comentó Agustín Durán, que recordó algunos alias como el que le adjudicaron a un hombre que perdió una oreja de un disparo y le llaman ‘el taza’ por tener ‘sólo un asa’, ‘el picha venenosa’ que tuvo tres mujeres y se le murieron las tres; o el concejal ‘marihuana’ porque todo el que se le acerca acaba ‘colocao’.
Con humor piconero, Durán condujo este miércoles en el Paraninfo Luis Arroyo el XVII Concurso de Monólogos de Informática que contó con la actuación de seis finalistas y cuyo Primer Premio, de 750 euros, ganó el gaditano Fernando Bernal.
El aspirante andaluz lució una camiseta de ‘Yo Tube pelo’, defendió el monólogo ‘Hay gente pa tó’ e ironizó sobre quiebros en las afirmaciones esperadas como el de una mujer a una amiga que le pregunta si le “gusta” su novio y le responde que ‘pa ti está bien’ o el de una señora que al quitar el plástico que cubre el carrito de un bebé más bien feo le adjudica un ‘qué gracioso’ en lugar de mentir diciendo que es guapo.
Habituales ‘muletillas’ que se emplean para todo clarificando más bien poco como ‘¿perdona?’ o ‘esto no, lo siguiente’ aparecieron en su intervención, en la que habló de la inutilidad del ombligo si no es para acumular pelusilla o del escasamente frecuentado bidet, se refirió a Rossy de Palma, quien “huele el pulpo a la gallega y te lo deja sin pimentón” y se percata en octubre de cómo olerá Ciudad Real en Semana Santa, y animó a todos los asistentes a apostar por la risa que hace que se olviden los problemas, incluido a reírse de sí mismos.
Los 350 euros del Segundo Premio se los llevó Sergio Olvidado, de la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo, que aseguró que nació “muy prematuro, a los tres meses de casarse” sus padres, y era tan poca cosa que sólo tenía ojos y sólo escuchaba en su infancia el ‘vaya con el niño de los ojones’.
En su localidad, tenían ambulatorio, pidieron un hospital y les pusieron un centro de especialidades, cuya principal especialidad era la de trasladarlos al hospital que estaba en Salamanca y confesó que aún mantiene, con 36 años, intactas las costumbres que aprendió de niño por miedo a la fimosis.
Pese a que en su tierra lo que triunfa son productos locales como los embutidos y la carne, luego en las fiestas lo que con perplejidad se prepara es paella con mariscos que siempre se agota porque no falta quien se lleva una olla del popular plato esgrimiendo que le hace falta para casa aunque la previsora sea un viuda sin hijos, apreció Olvidado, que habló de varias celebraciones como el Carnaval y la inclinación de muchos hombres de vestirse de prostitutas, su comunión en la que vio más oro junto que en el resto de su vida y una divertida boda de ciegos con múltiples equívocos.
En el gimnasio
Hay motes relacionados con el sexo como el de ‘Benzema’, porque “sólo la mete de vez en cuando”, o el ‘Camión de sandias’, porque “sólo se descarga a mano”, apuntó en sus intervenciones para enlazar las actuaciones de los seis finalistas Durán, que reconoció haberse puesto “cebollón” respecto a la pasada edición de este concurso, algo que trató mitigar, sin mucho éxito, en el gimnasio donde estuvo perdido hasta que comprendió en qué consistían las especialidades denominadas en inglés, como la de spinning para hablar de bicicleta estática, y se quedó sorprendido en el vestuario masculino con la diversidad de atributos, desde un hormiguero en tierra y un calvo con jersey vuelto a la manga de un abrigo de pana.
Durán, que lanzó la pregunta de hasta qué edad dejan de descolgarse los huevos a los que su abuelo llama a uno Carles y al otro Puigdemont porque se le están independizando del cuerpo, describió su experiencia cuando le hicieron una colonoscopia y habló de cuánto nos gusta lo gratis y el “ansia que no toca canto” cuando se trata de precio cerrado, buffet libre y desayuno incluido.
Finalistas
Respecto al resto de finalistas, el toledano Jorge Domínguez disertó sobre la difícil vida de los indecisos que dudan por todo, aunque sabe que a él le llevaron de niño al río Alberche en lugar de a Marina d’Or; el puertollanero Juan Ángel Coronado habló de la vida universitaria con apreciaciones sobre distintas carreras, personas que conoces y diversas actividades estudiantiles; Juan Manuel Cabrera, de Albaladejo, reflexionó sobre curiosidades como la edad y la actividad actual de los muchachos del conductor que lleva en el cristal de su coche una pegatina de ‘bebé a bordo’ descolorida y con más años que Matusalén o cómo ropa muy similar a la que se usaría para vendimiar o ir al Viña Rock es comprada por un pastón por un hipster adinerado que come quinoa a puñados y bebe agua de Lourdes; y Javier Ortega, de Burgos, relató el drama de un trabajador que cobra 700 euros por hacer 850 aros al día en una fábrica cuyo lema es ‘No pienses, actúa’, lo que le animó a presentarse a actuar en este concurso en el que planteó la disyuntiva de “pasar o no pasar por el aro, ésa es la cuestión”.
Alimentación
El público se divirtió mucho con Rober Bodegas, de Pantomima Full, invitado especial de la gala que agradeció a los asistentes su presencia a los que indicó que en el mundo “se tira mucha comida pero se aprovechan personas”, como lo demuestra que en muchísimas parejas sus miembros no eran ni por asomo la primera opción.
Puede que él ya hubiera ‘entrado’ a otras tres antes que le dieron calabazas y que el chico de los sueños de ella de adolescente no se pareciera mucho a su actual compañero o marido, pero “no hay nada malo en ser la segunda opción, el mundo funciona así”, apuntó el humorista gallego, que ironizó sobre la alimentación y cómo “nos sacan dinero a los gordos” tomándonos el pelo con dietas en las que solo puedes comer piña o bocanadas de viento.
Bodegas, que comparó la creación de Dios con un restaurante que se ha ido ampliando y ampliando en número de habitantes y a Uganda no llega la comanda con lo que necesita urgentemente un Chicote, opinó que el veganismo será muy sostenible pero, a su parecer, deprime como lo indica el juego de palabras ‘tres tristes tigres comían trigo en un trigal’ y lamentó su descreimiento ante frases tan contrastadas como ‘fueron felices y comieron perdices’.
Puede que el vegano, “bendita persona” preocupada por hasta la existencia del mosquito que pasa a su lado, logre un diez en la salvación, pero le sirve con un cinco a Bodegas, que advirtió cómo ha cambiado la forma de anunciarse los productos alimenticios que antes se basaba en lo bueno que estaban y ahora en el acojonamiento y la culpa porque si no los tomas te mueres, de manera que parece que en vez de comer te estás medicando.