La obra está escrita por Jordi Galceran que es el autor de otros éxitos como “El método Grönholm”, “Palabras encadenadas” o “El crédito” y se estrenó en el 2011 en el teatro Maravillas de Madrid.
Pudimos disfrutar de una pieza en la que las carcajadas están garantizadas desde que prácticamente se abre el telón. El montaje no da tregua, si te despistas te pierdes un sketch o un diálogo tronchante. Burundanga es lo que los críticos llaman una obra coral, una suerte de duelo interpretativo entre los cinco personajes con una sucesión de giros inesperados y risibles.
En la obra, la burundanga es el elemento que sirve para revelar la verdad que esconden los personajes de la obra. Está Berta, a quien da vida Rebeka Brik, una joven estudiante que está embarazada de su novio Manel (Bart Santana) pero que no se atreve a contarle la noticia porque no sabe si la quiere. Su compañera de piso, Silvia, interpretada por Ariana Bruguera, que es farmacéutica le ofrece la solución, le aconseja echarle burundanga en la cerveza. La droga de la verdad hace que no solo descubra si la quiere, revela otras verdades insospechadas. Esto provoca un monumental enredo que se acrecienta con llegada de un amigo donostiarra de Manel, Gorka (César Camino).
Y cuando creíamos que el lío había llegado al clímax, aparece un nuevo personaje, el tío de Silvia, al que da vida Eloy Arenas con una nueva vuelta de tuerca a la trama. Desde que aparece en escena acapara la atención del respetable (el personaje y el actor), notándose las tablas y el talento, de Arenas, claro. Y ronda rondando; mejor dicho, riendo, riendo, Burundanga nos lleva por una trama desternillante que tiene un final que, por supuesto, no vamos a desvelar.
Sin duda fue una velada divertida en la que el público entregado disfruto con el humor de Burundanga y el buen hacer del elenco de la obra que recibió una gran ovación.