El obispo de la Diócesis de Ciudad Real, Gerardo Melgar, se ha mostrado dispuesto ceder a una administración pública para su uso y por un tiempo el convento de la Asunción de Calatrava de Almagro, más conocido como de los Dominicos, que permanece cerrado y vacío desde 2017. Podría ser “la única salida”, ha precisado, para afrontar los 15.000 euros de gasto medio anual que representa la preservación del recinto.
A preguntas de los medios en una rueda de prensa donde se han presentado las cuentas de la institución y a tenor de una información sobre el interés mostrado por un magnate mejicano en el edificio para convertirlo en un complejo hotelero, Melgar ha dicho que dicho empresario no ha presentado una oferta en firme, sino solo una propuesta por debajo, según ha dado a entender, del valor de tasación del complejo.
«Quería un chollo y no lo podemos regalar», ha aclarado, sobre todo a la hora de cumplir las pautas marcadas por la Santa Sede en materia de compraventa de patrimonio religioso, que recogen que la venta tiene que «ser justa». Él mismo, como cabeza de la Diócesis, no es autónomo para tomar este tipo de decisiones, ha insistido, ya que «Roma prohíbe la venta que no tenga un precio justo».
Además, tiene que cumplir un protocolo y contar con «las autorizaciones» de los consejos de Economía y de Consultores, entre otros trámites previstos por la institución. «Somos responsables del patrimonio de la Iglesia», ha recordado.
Por ello, el prelado ha apuntado “la única salida” momentánea como sería la cesión del amplio recinto a una institución pública “durante un tiempo”, con el fin de que se hiciera cargo de los gastos de mantenimiento, que anualmente suponen 15.000 euros, al margen de otros costes por obras y reparaciones.
Para cuidar del convento han tenido que instalar cámaras, además de contratar a vigilantes, así como «hay obras que se tendrían que estar haciendo y eso representa gastos».
“Al igual que se cedió a los religiosos (en 1903), se podría hablar de hacer concesiones durante un tiempo a alguna institución», para que lo use y «de alguna forma ayude a mantenerlo”, ha incidido Melgar.
Por ahora, según ha confirmado, ninguna administración pública ha demandado el espacio, porque de haberse hecho, ha admitido, “nos lo hubiéramos pensado mucho».
En otro momento, Melgar ha descartado la vuelta de religiosos desde que en junio de 2017 saliera su último ‘habitante’, el padre Baldomero. “El que se va no regresa”, ha dicho, al igual que ha recordado el traslado de las tres monjas dominicas de clausura que quedaban en el convento de la Encarnación, también en Almagro, a La Solana.
El edificio, declarado Monumento Histórico en 1851, es propiedad de la Diócesis de Ciudad Real y acoge uno de los claustros más bellos del Renacimiento español. Este espacio fue utilizado como uno de los escenarios del Festival Internacional de Teatro Clásico Almagro