Entre casas de campo, a unos cuatrocientos metros del silo por el camino viejo de Daimiel, La Veleta Teatro Laboratorio saluda al teatrero, al artista y al curioso. Hay un panel lleno de carteles: el Festival Internacional de Videodanza de Almagro es hasta el 24 de septiembre, y queda por pasar el Dyso y Escena Multimedia.
La vegetación llega hasta la entrada y se aproximan dos perros, que anuncian con sus ladridos la visita. Don Quijote pronto hace su aparición y lo hará continuamente, en barro, en acero y con todo tipo de materiales; uno gigante tiene un reloj como escudo, al fin y al cabo La Veleta es “un lugar donde soñar”.
Norias y artilugios de labranza están desperdigados, primero en “la pérgola de las tertulias”, al final del jardín de rosas, cipreses y frutales, un sitio para compartir. El guarda de esta fábrica de ideas aparece en la entrada del edificio central, su casa, y enseña la biblioteca, los libros, las revistas, la infinidad de impresos y textos manuscritos que alberga en su interior. Luego pasa por delante del kiosco de los títeres, antes de intentar encender el teatrillo de autómatas.
La sala: un espacio coqueto para el teatro de pequeño formato
La “casa de los sueños”, donde pasar “mil y una noches”, abre paso a la Galería Cervantes y a la dedicada a Federico García Lorca, los grandes referentes. En La Veleta el observador encuentra decenas de ediciones del Quijote, antiguas, en chino o árabe, varios tableros de ajedrez con torres convertidas en molinos, y textos sobre el espíritu cervantino. Los versos del poeta granadino guían la otra galería, entre máscaras, fotografías y objetos que hacen un recorrido por la historia de la institución.
El mayor tesoro está al final, encalado en blanco y con cortinas negras, una sensacional sala inaugurada en 2007 y construida sobre los restos de la anterior que fue pasto para las llamas, un espacio coqueto para el teatro de pequeño formato, para la vanguardia, la innovación y lo contemporáneo, por donde han pasado Teatro Simurgh de Bolivia, Galiano 108 de Cuba, Actoral 80 de Venezuela, Sobrevento de Brasil o Yuyachkani de Perú. Las paredes, las fotografías y los carteles dan fe.