Si hubiera nacido en los años 40 del pasado siglo, sin duda sería una de las mujeres que harían con sus laboriosas manos los ajuares de las hijas de los franceses que venían a trabajar a las minas de Puertollano. Pero el arte del bordado también ha ido acompañado de la libertad a la hora de decidir y Elena Ramírez de Arellano ha sido una mujer libre de hacer de su arte de bordar la técnica más novedosa y creativa, fiel al siglo XXI en el que vive. Elena Ramírez de Arellano ya ha nacido en otra época en la que se valora el arte del bordado como una disciplina artística más que ha conseguido cautivar también las paredes de los museos con sus obras, tal y como ella ha logrado en las últimas exposiciones colectivas de mujeres que se han celebrado en Puertollano e incluso viajando algunas de estas obras a otras exposiciones relacionadas con el textil en diferentes puntos del país como ha sido Hilaku en Zaragoza o próximamente a Cádiz para formar parte de una exposición colectiva de mujeres.
Esta mujer de Puertollano, creadora de Sindedal Creaciones, plasma a través del fabuloso mundo de los tejidos y los hilos y a través de sus manos de artista diferentes dibujos de lo más creativos a base de ancestrales técnicas de bordados. Imágenes de su hijo en un retrato, cuadros a base de diferentes puntos de bordado que conforman imágenes sobre elementos del mar o de la propia naturaleza son algunas de las obras que Ramírez de Arellano ha mostrado al público en general.
Como si fuera un ritmo de lo más relajante Elena pincha con la aguja la tela y vuelve a sacarla con armonía para que la puntada del hilo de color blanco quede perfectamente alineada con las demás, en el justo punto donde debe estar para poder completar el conjunto y hacer así el bordado requerido y que roza la perfección en el gran universo del textil. Bajo estos hilos otras hebras de lana se amontonan creando diferentes figuras que con el tapiz de otras telas más transparentes hacen posible una creación totalmente inédita y diferente. “Se trata de ir investigando con las telas y con otras técnicas para hacer algo que llame la atención” y así va incorporando nuevos elementos a estas obras del arte del bordado que le confieren un matiz diferente pero no por ello menos atractiva. Es la creatividad de las artistas.

Reencontrarse con el bordado
Ramírez de Arellano explica que su trayectoria comienza desde bien pequeña con las vecinas de su barrio en las calles donde descubrió que el bordado le llevaba también a experimentar y hablar de otra manera, “siempre se ha visto como un arte menor, como algo en el que las mujeres se han dedicado casi por obligación y, yo no, yo vi que había un mundo por descubrir aquí desde pequeña”. Esta artista se trasladó a estudiar Bellas Artes y “se ocultó un poco esta pasión y fui por otros derroteros, pero la maternidad me hizo regresar a encontrarme con el bordado y empecé a hacer cursos, investigar por mi cuenta, saber y descubrir la dimensión de las artistas textiles que ha habido a lo largo del tiempo, muchas de ellas desconocidas”.
Reconoce que cuenta con una influencia personal de artistas textiles como Aurelia Muñoz, una mujer catalana que trabaja desde el descubrimiento de otras culturas, Louise Bourgeois que hace una alegoría a la araña como la madre tejedora y de la que Elena también ha recibido su influencia o Joana Vasconcelos que transforma objetos cotidianos con el textil y hace obras artísticas. Todas estas mujeres han sido de gran influencia a la hora de avanzar en la creatividad de Elena Ramírez de Arellano y son para ella todo un referente.

Y es que la transmisión cultural entre las mujeres ha sido también de vital importancia y la explosión de los años 70 deja de ser esa dimensión de labor del bordado para darle esa visión de museo, de experimentar y dar la máxima visión artística porque a través de los hilos también se realizan nuevas y originales creaciones, “creo que merece la pena, es otra forma de transmisión y de expresión, por lo que las mujeres de otras épocas abrieron estas puertas para reclamar también la experiencia artística y llevarla a los museos”, tal y como ha conseguido también esta puertollanense.
En la creatividad e inspiración de Elena Ramírez de Arellano diferencia entre lo artesanal y lo más artístico, “me gusta pasar de un lado a otro, también por necesidad, lo artesanal es mucho más inmediato y alcanzas a mucha más gente y en lo artístico –tras diluir fronteras- me ayuda mucho a crear la obra, mi influencia siempre ha sido la naturaleza, el respeto hacia ella, utilizando elementos reciclados, telas recicladas de vestidos, lanas que no dañan al medioambiente”, sostiene.

La observación y las mujeres que están a su alrededor, así como la experimentación con lo textil, forma parte de la creación artística de Elena pasando de puntos de bordado ancestrales como el punto rococó o el punto francés para aplicarlo luego al volumen más moderno -una de sus señas de identidad-. En estos momentos se encuentra trabajando en la serie “Elementos” recreando la propia naturaleza con obras en las que los diferentes elementos del mar están presentes a través de múltiples bordados o la creación de otras obras en las que el musgo creado a través de la lana y de la llamada aguja mágica acogen en su seno a múltiples animalitos que también han sido creados por esta puertollanense expresamente para esta magnífica obra. “Nunca lo veo completo, siempre necesito trabajar en ello”, justifica cuando mira su creación.

El arte como una forma de sentir paz
Técnicas de bordado al aire, utilizando telas hidrosolubles, hacen posible que el arte de Elena Ramírez de Arellano siga adelante, en su lugar de trabajo los hilos de infinitos colores permanecen colocados y las tijeras de las más diferentes formas, algunas de ellas auténticas joyas que provienen de épocas pasadas, permanecen allí esperando a ser utilizadas en algunas de las creaciones en las que esta mujer está inmersa en estos momentos. Es también su lugar de respiro y de paz, asegura que bordar le relaja y además es arteterapeuta por lo que conoce bien los beneficios de todas estas técnicas. “Es una forma también de calmar, en la sociedad tan abrumadora que vivimos, de llegar un poco a esa introspección que tienes que tener contigo misma y es sanadora, el arte siempre para mí es una forma de sanar”.

Muchas de las técnicas que utiliza Elena Ramírez de Arellano son autodidactas, aunque reconoce que para comenzar este proceso de aprendizaje siempre hay que iniciarse en las técnicas más tradicionales. Algunas de sus obras provienen de fotografías que pasan por la mesa de luz en un primer término para comenzar a trasladar esa imagen a la tela donde se va a bordar, dibujado con el boli termofusible para que posteriormente con el calor este dibujo se vaya borrando y solo se vean los hilos que conforman esta obra. Una vez que está dibujado se empieza a rellenar con el color, analizando los mismos porque todo requiere su técnica. Una de estas fotografías es la de un bebé que luce en su gran marco junto a las hebras de hilo que formaron parte de su creación.

Piezas totalmente artesanales
Además, a través de Sindedal Creaciones elabora piezas totalmente artesanales, las más solicitadas por el público en general, desde bolsos, pasando por cojines donde van los anillos para una boda, iniciales bordadas para colgar en casa en la pared de una habitación por ejemplo y otras piezas que dan otro aire a una prenda aburrida y que, Elena, sin dudarlo, sabe darle ese toque especial que ya la hace diferente. Son trabajos por encargo en los que se valora mucho la artesanía de la que proceden, todo ello con materiales de algodón y de alta calidad, además del tiempo que se requiere para realizarlos.

Sin embargo, para Elena no hay solo y exclusivamente un lugar de trabajo, para ella cualquier lugar viene bien para comenzar a bordar, incluso en el exterior. “Yo me aíslo y me encanta, porque hay bullicio pero también encuentras rincones muy especiales aquí en Puertollano para poder bordar, en el Paseo alguna vez que otra y hay una zona de las Pocitas del Prior que me encanta, aunque sí es verdad que genera como una curiosidad y causa sensación porque parece ser que está pasado de moda, no es así”.
Además, en su faceta de mujer artista reivindicativa pide mayor proyección y visibilidad para las mujeres, se dedican a las disciplinas artísticas que sean, y recuerda que en Arco tan solo el 5,8% ha sido de participación femenina a pesar de que ha habido una explosión en lo textil y el bordado, “hay que decirlo que esto tiene que cambiar”. Elena ya prepara el trabajo que llevará a la muestra colectiva que Artfem realiza en la ciudad de Puertollano y donde esta puertollanense siempre ha participado, de hecho es comisaria de la misma.

Elena Ramírez de Arellano aconseja a las nuevas generaciones, tanto hombres como mujeres, que quieran adentrarse en el mundo del arte que lo hagan si les gusta, “que prueben, que investiguen, que cojan una aguja y vean lo que pueden hacer” porque en el mundo del arte no hay límites y la creatividad se presenta casi infinita. Las manos de Elena Ramírez de Arellano seguirán creando, transformando e investigando con los hilos y los textiles y bajo el olor de una tela, el tacto de un hilo o el pinchazo de una aguja se desarrolla una nueva técnica artística de la que hacen gala las mujeres de este siglo XXI, quizá también como homenaje a aquellas que teniendo esta misma “obsesión” no pudieron decirle al mundo lo que amaban estas creaciones a base de textiles y de miles de hilos de colores.