Pertenecientes a la colección de su hermano pequeño, Adrián Emilio, se encontraban depositadas de forma temporal en los archivos de la Fundación Gregorio Prieto que ha facilitado el traslado para completar la colección que cobija el Museo ciudarrealeño, la cual supera las cuatrocientas obras.
Por su “extraordinaria calidad”, daba “pena” desprenderse de ellas, pero ha prevalecido la sensibilidad de impulsar el conocimiento de Villaseñor como uno de los grandes artistas de la segunda mitad del siglo XX, comentó el director del Museo Gregorio Prieto, Raúl Luis García, que aseguró que estas 52 obras han recibido el mismo trato de conservación y cariño que las de Gregorio Prieto.

“Las obras que vienen son sorprendentes, de una calidad increíble. Algunas son fragmentos, capturas de las que ya están aquí en otro formato y tamaño y con una técnica muy similar”, mientras que otras, como “las del período de Roma son totalmente desconocidas, van a ser una bomba porque son de una calidad excepcional como gran parte de la obra de Villaseñor”, indicó García, que deseó que la celebración del centenario del nacimiento del artista sirva “para relanzar la figura de Villaseñor y su museo como se merecen por la aportación que tuvo a la historia del arte español”.

A su juicio, la obra de Villaseñor, como la de Gregorio Prieto, ha pasado a “un segundo plano de manera injusta”. Son dos artistas que “deberían estar en otro plano no sólo visible a nivel de público y visitantes sino en la historia del arte”.
En relación con este desconocimiento e imprecisa valoración, resaltó que “Gregorio Prieto, al volver a España en los años cincuenta en plena dictadura, cuando llega la democracia es un autor al que se le margina, y puede que con Villaseñor pasara algo similar. Todas las personas que estuvieron viviendo en la España de la dictadura fueron un poco arrinconadas cuando llegó la democracia”.

Como anticipo del conjunto de obras llegadas desde Valdepeñas, se ha elegido el cuadro ‘Mis padres’, de 1976, situándolo junto a ‘Historia de una vida’, pintado en el 83-84, donde aparecen Eugenia y Serafín, padres del artista, sentados y cogidos, representando el paso del tiempo, la ternura y la familia.
La incorporación de estas obras, que se han de estudiar y parte de ellas enmarcar, completa y amplía la colección del Museo Villaseñor y va a ser uno de los ejes esenciales de una gran exposición prevista en torno a la fecha del nacimiento del artista, el 28 de junio, señaló el concejal de Cultura, Pedro Lozano, que agradeció, al igual que el alcalde, Francisco Cañizares, la sintonía, generosidad y facilidades dadas por la Fundación Gregorio Prieto.

Cañizares expresó su intención de que esta colaboración iniciada de esta manera no se quede en algo puntual sino que continúe ya que se trata de dos instituciones muy similares con extraordinarios espacios expositivos “muy interesadas en difundir y promocionar dos figuras emblemáticas del arte de nuestra tierra y país”.
Como la consecución de un sueño hecho realidad, definió la llegada de estas piezas Lozano, que resaltó que fue el ex alcalde, Lorenzo Selas, quien les indicó el camino a seguir para el traslado de otras obras, entre las que vienen “18 enmarcadas y luego una serie de dibujos, grabados y pinturas sin bastidor”.