Cano, de Gomaespuma, relató en el encuentro ‘Ocultismo y aprovechaos’ del V Mancha Negra cómo tenía desde hacía mucho tiempo pensado escribir una novela sobre las falsas apariciones marianas y fue al visitar el pueblo minero leonés de Toreno, al hablar con sus vecinas, cuando comprendió que había encontrado el escenario ideal de una trama que sitúa en los años setenta, cuando todavía el carbón da mucho dinero pero empieza ya el declive en un entorno donde la gente tiene un trabajo muy duro, en el que se juegan la vida diariamente, y hay mucha droga y alcohol, así como atraso cultural y unos índices de alfabetización tremendamente bajos en el tardofranquismo.
Con edificios vacíos con las ventanas abiertas y coches abandonados, visitar ahora la zona es como presenciar un lugar tras una invasión zombie, describió Cano, cuyo objetivo en la novela era mostrar fundamentalmente los intereses particulares de aprovecharse, a través de una invención, de la necesidad de la gente en creer en algo, lo que ha llevado a la religión a “ser tan poderosa y a controlar a la gente”.

“Cuando alguien está dispuesto a creer y el relato está bien hecho” las noticias falsas corren, fake news o bulos que “han existido toda la vida desde que el hombre habla, lo que pasa que ahora las redes sociales son como un acelerador de ese incendio. Antes para que una noticia corriera tenía que ir un señor a caballo de un pueblo a otro y ahora es instantáneo de un lugar del mundo a otro. Ésa es la diferencia”, expuso Cano.
Agotada prácticamente la primera edición de ‘Yo fui santa’ que presentó hace un año, Cano está preparando una nueva novela, la quinta, sobre un ermitaño en el Madrid romántico que vivía en un jardín –lo que recuerda a los gnomos que a veces se colocan en las zonas verdes de las entradas de las viviendas- al que la gente acudía a pedir consejos.

Actualmente, está inmerso en Masterchef y reconoció que no se le da mal. “Llevo una semana nada más. Es que me gusta mucho cocinar. Me lo propusieron, al principio dije ‘uy, no sé yo, esto no tiene mucho que ver conmigo’, pero luego dije ‘venga, de perdidos al río’, me tiré a la piscina y me lo estoy pasando muy bien”. Eso sí, “es duro, de una tensión que no veas y agotador, te tiras ahí catorce horas de pie”, confesó, para asegurar que lo que mejor se le da es “comer y de cocinar, los arroces”.
Cano compartió mesa redonda con un grande de la novela negra como el sevillano Juan Ramón Biedma, ganador de premios como el Novelpol, Valencia Negra y el Unicaja de Novela Fernando Quiñones, que habló de su nueva entrega, ‘Crisanta’, protagonizada por una “inadaptada” en los primeros años tras la Guerra Civil en Sevilla que trata de hacer lo que sea para largarse de un ambiente opresivo.

Pese al carácter evasivo del andaluz que trató de seguir viviendo como si no pasara nada, cuando hubo una purga “terrible y silenciosa” de unos sesenta mil muertos al margen de los oficiales eliminando todo conato de resistencia, ‘Crisanta’ retrata la atmósfera de terror de esos años que vuelve a contar, como suele ocurrir en las novelas de Biedma, con algún que otro elemento sobrenatural o fantástico ya que, indicó, cuando la vida tiene un margen tan constreñido y marcado, necesitas una ayuda, algo a lo que recurrir.

En actrices de los años treinta de mucho carácter como Marlene Dietrich, se inspiró para la protagonista, una mujer que se enfrenta a su época y entorno y que, con poderes mediante el uso de un péndulo para tomar decisiones, incluso desoye sus recomendaciones y paga las consecuencias en una novela cuyo villano, Manuel Díaz Mayordomo, alude directamente a Manuel Díaz Criado, delegado gubernativo para Andalucía y Extremadura, quien “firmaba borracho sentencias de muerte y luego seguía de juerga que terminaba presenciando las ejecuciones”.