Había expectación en la Sala de Baile del Antiguo Gran Casino de Ciudad Real, porque Antonio Notario había logrado concitar a toda una pléyade de viejos amigos y admiradores de su fecunda trayectoria. Mientras los camareros se afanaban preparando en el soberbio patio, el que sería el vino español colofón del acto, multitud de ciudadrealeños buscaban la figura de Antonio Notario Ruiz. No muy destacada entre el público, eso es cierto, porque los Notario llevan la grandeza mucho más adentro y menos visible… Pero allí estaban también sus padrinos, su hermano Vicente Notario Ruiz -prestigioso investigador de oncología allá en la norteamericana Bethesda, Georgetown-, y su primo hermano, el biólogo Benjamín Fernández Ruiz, ex vicerrector de la Universidad Complutense de Madrid… Un mismo escenario para los tres, unidos también por la sangre, y un encuentro emotivo para la mayoría de asistentes, tras meses o tal vez años desde el último encuentro…
A las 7 en punto de la tarde, y en medio de una sala llena de amigos y rebosante de recuerdos y emociones, Antonio Notario se disponía a recibir los atributos como Consejero de Número del IEM. Efectuando la entrada acompañado por sus padrinos Vicente y Benjamín, ambos familiares ya veteranos Consejeros de Número de la institución. En la mesa presidencial, el director provincial de Cultura, Educación y Deportes, Francisco Navarro, flanqueado por el presidente y el secretario general del IEM, Alfonso Caballero Klink, y Luis Mansilla Plaza, respectivamente.
Abierto el acto, y sin más preámbulos, el secretario del Instituto Luis Mansilla procedió a la lectura del Acta de elección recaída sobre el nuevo miembro, el pasado mes de julio.
Y que ahora se vería culminado con la lectura de un discurso que se antojaba solemne, denso, inspirado, sorprendente, original: “Intrahistoria(s) femenina(s) en la música manchega”, ahí es nada… Pero no fue nada solemne… Fue simplemente cálido, cercano y emotivo.
Amplia biografía
Antonio Notario, que ha desarrollado su actividad en la capital, y posteriormente en Madrid, Mahón y Salamanca, declaró su enorme satisfacción por la ceremonia de ingreso en el IEM: “Como manchego me enorgullece, y sin duda ampliará mi bagaje sobre nuestra tierra manchega, al tiempo que yo me muestro dispuesto a contribuir en lo que humildemente pueda, para junto con el IEM, y desde mi campo de trabajo que es la filosofía y la música, tratar de profundizar y engrandecer a nuestra tierra y a nuestras gentes”.
Nacido en Ciudad Real en 1962, ya desde su adolescencia comienza a tocar el piano y a colaborar en grupos musicales de Ciudad Real como “Carampango”, protagonizando la recepción de músicas afroamericanas desde finales de los años setenta (blues, funk, jazz). Como pianista participó en los grupos “Lipstick” y “Blue Note” junto a Javier Bercebal (guitarra), Antonio García Calero (bajo), Carlos Ruiz (batería), Rafael Sanz (saxo) y María Victoria Sáenz (voz). Al mismo tiempo, y en los mismos años ochenta, ha colaborado con Naty Lomas, cantautora castellano-manchega afincada ahora en México.
Ya en los noventa consigue plaza de Profesor de Música y Artes Escénicas por oposición, trabajando en diferentes conservatorios. Ha ofrecido conciertos de Música de Cámara con la soprano de Manzanares Eloísa Cabanes y con el “Ensamble Alfonso X”, junto a las instrumentistas manchegas Irene Arce, Libertad Arce y Lorena López. En los noventa consigue plaza de Profesor de Música y Artes Escénicas, trabajando en diferentes conservatorios. Actualmente es Profesor de Estética y Teoría de las Artes, y Decano en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Salamanca.
Ha ofrecido conciertos de Música de Cámara, y últimamente ha participado en los conciertos y homenajes al desaparecido cantautor Javier Segovia, colaborando como arreglista y pianista en la grabación del disco Todavía (2010). Ha publicado libros y artículos, preparando en la actualidad una edición de textos filosóficos recogidos en el fondo histórico de la Biblioteca Pública de Ciudad Real. “Lo que más he hecho en Ciudad Real ha sido musical: música clásica, jazz, cantautores… Y recuerdo muy especialmente mi contribución al homenaje a Javier Segovia, al que seguimos llorando los que le conocimos, y que dio como fruto una serie de conciertos, y después la grabación del disco Todavía”.
Notario en acción
Ya en el principio de su circunloquio, el protagonista hizo tararear al respetable con unos prolongados y repetidos la, la, la, la, laaaaaaaa…, dirigiendo las notas y el improvisado coro, que no hacían sino interpretar sui generis alguna de las Cantigas de Santa María, como advertiría después el improvisado director del coro… Y no estuvo mal el temprano homenaje al Alfonso rey, sabio, y fundador de nuestra otrora Villa Real… Que fue, por cierto el que convirtió la universidad de Salamanca en primera y puntera Universidad de España, y que ahora festeja sus primeros 800 años.
Como anotaría Antonio Notario, si bien es cierto que la universidad salmantina fue fundada por Alfonso el noveno, no es menos cierto que fue otro Alfonso más tardío, el décimo, quien le dio el brillo, la luz y el nivel que desde entonces viene ostentando. Luego, de los Alfonsos (el IX y el X), pasó Notario a ocuparse de otros dos Migueles, Cervantes y Unamuno. Todo ello en medio de una cierta dosis de teatralidad, ya que al fin y al cabo, la música y las artes escénicas son hermanas de sangre, y a las dos conoce y en las dos ejerce nuestro Antonio.
Tras los simpáticos gorgoritos, una recomendación al respetable, la de cantar. “Cantar mucho y a todas horas”, que según Notario es sano y vivificante, recordando al pelo aquello de “…donde hay música no puede haber cosa mala (Don Quijote, II, 35). Pero, lejos de continuar con el canto, confesó sentirse abrumado por la temática que le iba a tocar desarrollar ante los convocados. Y comenzó por ayudarse de la filosofía para tal empeño, aun no estando muy seguro de que filosofía y música pudieran ir cómodamente de la mano.
Trajo a la palestra Antonio Notario a ciertos eminentes filósofos de origen germánico, aunque haciendo después hincapié en un par de filósofos españoles y manchegos por más señas. Ramón Baeza Serrano -del que conocemos que nació en Daimiel y falleció en 1876-, y Juan Sánchez Valdés, aunque pocos datos parece que se conocen en profundidad de estos dos próceres manchegos. Tampoco eludió Notario referirse al Quijote, libro que, como la música y la filosofía, le encanta y le quita el sueño.
Filosofía profunda
Recordó y proclamó que, desde que tuvo uso de razón, siempre ha sido músico y filósofo. Con lo cual ya teníamos definidos dos de las tres esferas inéditas en las que se afanó durante exactamente media hora. Ni más, ni menos. Se fijó en María Zambrano, “filósofa importante a pesar de haber sido considerada tan sólo discípula de Ortega y Gasset, pero llena de argumentos y planteamientos originales y novedosos frente a su maestro…”. Dijo de Zambrano que trató de valorizar la “centralidad del corazón”, y recordó que no en vano la música se ha definido también como “la ciencia del corazón”.
Discrepó del orden secuencial de la frase “Pienso, luego existo” (el Cogito ergo sum del racionalismo occidental de Descartes), alegando que lo primero y principal es vivir, requisito sine qua non es imposible pensar ni reflexionar… Llegado a este punto, el discurso no leído de Antonio Notario retornó a uno de los migueles, Unamuno, para conceder que el bilbaíno fallecido en Salamanca decía muchas cosas, todas ellas densas e importantes gracias a la profundidad de su pensamiento.
Muy especialmente entre los años 1895-1902 cuando se ocupó de la intrahistoria, en un momento de crisis personal y del país llamado España. Y recordó sus obras “En torno al casticismo” (1895) y “Vida de Don Quijote y Sancho” (1905). Cerrando la intrahistoria unamuniana, y pasando Antonio Notario a ocuparse de la intrahistoria femenina referida a la música que le era más cercana. Con un cariñoso recuerdo a mujeres de la talla de Carmen Martín, Felisina Roldán, Margarita Barroso, Mari Luz Calahorra… de las que recibió su primera formación musical.
El temido solfeo
Llegado a este punto, no pudo evitar Antonio Notario traer a su mente el inevitable solfeo de los primeros pasos en la música. Afirmó que “el solfeo es arduo, difícil, intolerable… pero necesario”. Es duro estudiar solfeo, si no fuera porque es la puerta de ineludible franqueo para alcanzar los verdaderos logros y satisfacciones en materia musical. Es como el abecedario en el aprendizaje de la lengua…
Notario se declaró amantísimo de las fichas para todo, como primera instancia: “He llegado a completar más de doscientas, de otras tantas mujeres notables en la música, a pesar de no venir refrendadas en los libros…”. De Oyarzábal pasó nuestro hombre a varias “sores”: “Sor Cecilia, Sor Amparo, Sor Ascensión”, todas ellas del Colegio San José, que más tarde honraron el mundo de la música religiosa.
Ya en la recta final de su intervención, pidió Antonio Notario colaboración para hacer justicia a tantas y tan buenas mujeres, que han surcado el proceloso mundo de la música en Ciudad Real y en Castilla-La Mancha. Y aludió al filósofo alemán que proclamaba el fracaso de la Ilustración, más basado en el ideal de virilidad y masculinidad, en vez del canto y la caricia mucho más pedagógicos e infinitamente más ligados a la mujer.
Concluyó diciendo que la filosofía es el hilo conductor que ha permitido su desarrollo personal y vital: música y mujer. Con esta sincera proclama en favor de la mujer y de la música, despidió su intervención Antonio Notario. En medio de encendidos aplausos, recibió seguidamente los atributos de medalla y título que le acreditan como Consejero de Número del IEM.
Loatio y clausura
Dando paso así a la Loatio sobre su trayectoria, en boca de Benjamín Fernández Ruiz, que elogió los méritos académicos y profesionales del recipiendario, hijo por cierto de otro Notario, el doctor Vicente Notario, fallecido no hace mucho, y que en estos mismos salones municipales fuera distinguido como “Hijo Predilecto” primero, y como “Ciudadano Ejemplar” después.
Tras ese recorrido por la vida, ilusiones y realizaciones de Notario, Benjamín Fernández tuvo un grato recuerdo por las mujeres vocacionales de la música en Ciudad Real, así como por la labor musical realizada en aquellos años por la Sección Femenina. Animó a todas las mujeres a continuar la labor de difusión de la música, recordando que donde hay música, no puede haber cosa mala (Don Quiote, II, 35).
El presidente del IEM, Alfonso Caballero, que había abierto la sesión, clausuró el acto confesando haber llegado a la novena investidura de esta etapa con ilusión y satisfacción. Un magnífico colofón desde su asunción de la presidencia en 2017, y retó al ya Consejero de Número a realizar unas ilustraciones musicales sobre el piano colocado al efecto.
Calurosos aplausos coronaron la breve interpretación de Antonio Notario, y todos juntos marchamos al majestuoso patio del Gran Casino para compartir un animado vino español, servido de forma atenta y profesional por el conocido restaurante España de Ciudad Real.