La escritora manchega María Antonia García de León es una entusiasta nata de la prensa, que ha cultivado a lo largo de su trayectoria en diferentes formatos y ahora practica desde hace casi un lustro con una sección de columnas en el diario Lanza, en lo que ha sido “un gozoso reencuentro” con el veterano medio. “La pasión por el periodismo tiene un largo recorrido en mi vida”, aseguró este miércoles en la presentación ‘Desde mi torre de adobe’ en la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid, un volumen editado por Ondina Ediciones que reúne las opiniones que cada quince días publica en el Semanario del diario Lanza desde 2021.
El libro, introducido y prologado por el presidente de Castilla-La Mancha y la directora de Lanza, Emiliano García-Page y Julia Yébenes, respectivamente, tuvo su primera puesta de largo en un acto programado dentro del Club de Escritoras de dicha entidad en la capital de España, donde la socióloga, profesora universitaria y poeta de origen torralbeño, estuvo acompañada por la propia Yébenes, la periodista y escritora Julia Sáez Angulo, la ingeniera Myriam G. Carromero, el pedagogo y gestor cultural Juan López, y el editor del libro, Francisco Márquez.

García de León se describió en el acto como “una niña periodista”, una condición larvada por el acervo cultural de sus padres, “lectores empedernidos” de la prensa, que a ella le percutió como gran fuente de inspiración. “Empecé por las páginas de huecograbado de ABC y, cómo no, por las fotos locales de Lanza”, un afán que desarrolló con “un fichero verde para clasificar y ordenar las partes que debía tener un periódico, fantasear con los temas de los contenidos y escribir lo que pensaba eran titulares brillantes”.
Leer la prensa y sus columnas, confesó la literata, es un momento que cada día vive desde su tierna infancia de manera “gozosa” porque “son las arterias por donde penetran la filosofía, las ideas, y el latido de los intelectuales”.
Se trata de una pasión “compartida” por personajes tan célebres como el propio Buñuel, quien, según recordó, deseó irse “con sus periódicos bajo el brazo” tras morir. En el caso de García de León, la lectura de prensa es “mi ágora privada, mi parlamento y mi Senado”. Las columnas periodísticas, a su juicio, son “pequeñas callejuelas empedradas de letras por donde entran el logos, la poesía, la literatura, el arte y otras tantas humanidades» como ella misma cultiva en Lanza.
Por ello, celebró su reencuentro, «tras muchas vueltas y revueltas del camino, con Lanza», que le permite tener el espacio ‘Desde mi torre de Adobe’ que llena de contenido «con entusiasmo cada 15 días» y que «tiene aroma de los títulos antiguos».
Los temas de las columnas
La directora de Lanza, por su parte, subrayó «la curtida y trabajada investigación científica» de la autora, que inició en 1978 con una línea pionera a nivel nacional, sobre las élites femeninas españolas. «Ha escrito sobre políticas, empresarias, ingenieras, profesoras, catedráticas, miembros de las Reales Academias, o periodistas, entre otros colectivos», dijo, en el marco de una labor que el conocido filósofo José Luis López Aranguren calificó como fruto de «sus extraordinarias dotes de estudiosa y para la organización del trabajo intelectual».
Yébenes destacó de todo el bagaje de María Antonia, con cerca de medio centenar de títulos, entre trabajos sociológicos, científicos y poemarios, ‘Desde mi torre de adobe’, una colección que inició de la mano de la anterior directora, tristemente fallecida, Conchi Sánchez.
De la lectura de las reflexiones de María Antonia, unos «textos críticos, cultivados desde la discrepancia intelectual, argumentados, novedosos, ilustrados y altamente pedagógicos», Yébenes aprendió nuevas dialécticas, a tenor de la diversidad de las temáticas que abordan y que van desde las teorías feministas, al yo cotidiano y su corresponsabilidad, la cotidianidad, sus experiencias en primera persona o el devenir de las actuales generaciones, especialmente las marcadas por la antinomia campo-ciudad.
Y todo ello plasmado en «el periódico de su infancia que leía desde la ‘Casa del rumor’ con ‘abrasadora’ pasión, junto a su abuela Umbelina, y con aquellas firmas que ahora conforman su estatus conceptual más personal».
«Los discos familiares y la música, agregó la directora, también nutrieron su educación pitagórica, remarcada por la necesidad de contribuir a alcanzar la equidad entre hombres y mujeres». Una desigualdad que también expresa en los retratos a intelectuales como Carmen Laforet, Antonieta Rivas, Clarice Lispector o Elena Soriano, abocadas en mayor o menor grado, según la autora, a sufrir el ‘Sindrome Doris Day’, es decir “vivir entre la pluma y la aspiradora”.
Pero el paradigma que para García de Léon marca la asimetría de género es Emilia Pardo Bazán, una literata “europea y transnacional avant la lettre (Adelantada a su tiempo)”, según la escritora, que fue un “rompeolas con el que se iban a chocar todos los prejuicios machistas” de aquella época.
En la actualidad, señaló Yébenes, la autora sigue impartiendo conferencias sobre esta línea de investigación que llama abreviadamente Género y Poder, y que últimamente ha completado con el análisis de los diccionarios biográficos de Castilla-La Mancha, con unos tristes y esclarecedores datos: sólo el 6% (72) de las 1.156 biografías son de mujeres.
En conjunto, María Antonia ha conseguido construir, a juicio de Yébenes, un particular y enriquecedor corpus ‘Desde mi torre de adobe’, «una metáfora de la fortaleza de un humilde material hecho de una masa de barro (a partir de arcilla y arena), típico del paisanaje y paisaje manchego, del que bebió Cervantes para crear su afamada novela de Don Quijote de La Mancha».
Precisamente, hace menos de año la propia García de León presentó ‘La Mancha. Territorio Literario’, una antología que coordinó y que reunió a profesores hispanistas, historiadores, académicos, poetas y periodistas como la desaparecida Sánchez.

Las dos dimensiones de la autora
Miryam García Carromero, ingeniera, novelista y periodista digital, analizó, por su parte, de las dos facetas de la autora: “Antonieta, por un lado, y García de León, por otro”, es decir, de la dimensión “más personal” como “niña periodista y pitagórica”, y la más profesional, que trasciende y atrapa con la “fuerte garra” de su escritura.
Esta segunda extensión, según García, es el punto donde emerge “toda la cultura y la emoción de la investigación científica” de la socióloga manchega, que expone “su yo” caleidoscopio como uno de los iconos de su creación.
Es el caso de ‘Desde mi torre de adobe’, un símil de la fortaleza de este material de construcción “tan simple y económico” a la hora de acoger “un mundo de fantasía y de conocimiento” que abarca “la búsqueda incesante de una respuesta”.
Para García Carromero es un método muy eficaz a la hora “de provocar” al lector a buscar más información sobre la propuesta de una idea «sin dogmatismos». “Es canallescamente buena periodista” porque tiene “la bellaquería de la pluma que no se doblega”, sentenció, a la vez que animó a los presentes a leer el libro “en cápsulas” porque “no es un cuento ni una narración”, sino una antología “para estudiar”.

El columnismo periodístico
La periodista y escritora Julia Sáez Angulo habló en su intervención del columnismo como un género literario único que contextualiza los hechos a través de las opiniones de sus autores, “más hombres que mujeres”. Han creado escuela nombres “escritores brillantes” como Rosa Montero, Alfonso Ussía, Mayte Alcaraz, Juan Manuel de Prada, Javier Cercás, Gabriel Albiac, Ramón Pérez Maura, Isabel San Sebastián, Manuel Jabois, Juan José Millás, Maruja Torres, Herman Tertsch, Jorge Bustos, Elvira Lindo, Manuel Vicent, Juan Manuel de Prada, Germán Ubillos, Raúl del Pozo…», tal y como enumeró, en el que María Antonia tiene un hueco con ‘Desde mi torre de adobe’, a través de sus reflexiones sobre “la sociología, los derechos de la mujer o La Mancha, como temas que domina”.
Sáez también recordó a Larra, Julio Camba, Chaves Nogales, Augusto Assía, Jaime Capmany, Francisco Umbral, Antonio Gala, Victoria Prego, David Gistau o el propio Azorín, “buen articulista y columnista” que “nos dejó una buena definición de estilo: La sencillez, la dificilísima sencillez, que es cuestión de método. Haced lo siguiente y habréis alcanzado de un golpe el gran estilo: colocad una cosa después de otra. Nada más; esto es todo”. Ortega y Gasset dejó otro gran consejo, agregó la ponente, como es “la cortesía del filósofo es la claridad”.
La periodista de ‘Mirada actual’ reivindicó, de esta forma, “la calidad literaria de la columna y el artículo periodísticos”, que aunque con diferencia, forman parte de un árbol “frágil” que, como mercancía, “solo tiene 24 horas, a las que hay que añadir las consultas hemerotecas”.
Por ello, celebró la edición de libros recopilatorios como el de María Antonia y otros títulos de periodistas, que “no son escritores de segundo orden”, sino de “alguien que conoce los distintos géneros de la escritura y puede entrar en ellos con toda libertad”, sumado a un uso de la ironía de manera oportuna.
Este es el caso de García de León con las columnas publicadas en el diario ‘Lanza’ con “observaciones sagaces sobre la sociedad que nos rodea» y que animó a leer en ‘Desde mi Torre de adobe”, con piezas “que nos hablan de su “variado caleidoscopio” a través de “su pensamiento y sus andanzas”.
Periódicos escolares
El gestor cultural y pedagogo, Juan López, por su parte, consideró “un acierto” la publicación del libro, escritor por la autora “pisando tierra y descalza”.
El libro, a su juicio, es un manual pedagógico “extraordinario para el conocimiento social cultural e histórico de Castilla-La Mancha”, que sirve de espejo de la utilidad de la prensa como instrumento “en la educación escolar”.
Desde esta premisa, López defendió el periodismo como herramienta educativa eficaz para la formación técnica y personal de los alumnos porque “impulsa el análisis objetivo de la realidad y transforma la situación hechos e informaciones en elementos vivos”.
El también inspector de Educación apostó por el desarrollo de periódicos escolares como recurso de aprendizaje en las aulas, pues “fomentan la capacidad crítica y la propia autonomía” de los alumnos.
Es, en su opinión, un “elemento motivador en el aprendizaje en clase”, dentro de un programa con varias partes, que impliquen trabajar con textos periodísticos en todos los formatos, relacionar acontecimientos actuales con los de otras épocas, estudiar el contexto geográfico, o estudiar noticias en grupos cooperativos.
Son labores, en opinión del ponente, que promueven la profundización en el conocimiento del medio, facilitan el desarrollo en expresión y comunicación, además de interaccionar con diversas y variadas fuentes que “ayudan a comprender los procesos de cambios sociales”.
En conjunto, señaló López, libros como el de García de León, y los textos periodísticos en general sirven para mejorar las competencias de lectura, escritura y el nivel de tolerancia ante “opiniones distintas”.