El público, que llenó el Auditorio López Torres, disfrutó con el embrujo de los versos y la música. Versos grandes que salieron de voces adolescentes, recitados con temple, pausa y sentimientos a flor de piel, con la valentía de quien no teme al numeroso público que escuchaba, con la ilusión de aportar su granito de arena en el primer cuarto de siglo de su instituto.
Ya fuera con música de trompa, piano , chelo o clarinete como telón de fondo, los versos latinos, muy bien seleccionados, procedentes de Nicaragua, Chile, Méjico, Cuba, Argentina, Uruguay, Colombia, Brasil….emocionaron a todos. Poemas de Neruda, “me gustas cuando callas porque estás como ausente, “distante, dolorosa como si hubieses muerto”, de Mario Benedetti, “aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños”, de Octavio Paz, “dos cuerpos frente a frente son a veces navajas”, de Pablo Milanes, “yo no te pido que me bajes una estrella azul, solo te pido que mi espacio llenes con tu luz…”, de aquel rompedor movimiento llamado Acción Poética, “estamos a nada de serlo todo” escenificado con frases escritas en cartulinas de colores, de León Felipe, “me voy porque la tierra, la luz y el pan ya no son míos”, de Juan Cuna, “la ciudad sin pájaros libres, ni horizontes”, de Alfonsina Storni, “Oh mar, dame tu cólera tremenda”, de Miguel Otero, “el aliento del beso que bebemos”, los poemas del alma de Rubén Darío, “no saber a dónde vamos ni de dónde venimos” y de otros poetas y poetisas inmensos que nacieron y crearon sus obras de arte al otro lado del Atlántico.
A los alumnos que recitaron y tocaron algún instrumento no los nombraremos para no cometer el desagravio de olvidarnos de alguno de ellos; todos estuvieron a gran altura, se notó que prepararon con ilusión y entrega el recital, y la consecuencia es que salió perfecto. Mención especial merecen los versos de Pablo Neruda que recitó magistralmente la profesora Pilar Valentín, “Amor mío en la hora más oscura, desgrana tu risa”, también subió a las tablas para recitar María Moreno y una inmensa Pilar Rodrigo, “por piedad no cantes ya, que la pena me avasalla, calla”. Emoción y también risas con la simpática escenificación de una pareja de cafeteros. Al fin y al cabo la poesía es el mejor transmisor de las emociones y los sentimientos, una poesía que ha dado todavía más brillo a este 25 Aniversario del Airén que tan bien está saliendo.