El Club Manchego de Fotografía celebró el pasado fin de semana la tercera edición de su Congreso que se ha convertido en uno de los más relevantes encuentros fotográficos de Castilla La Mancha.
El arte de la fotografía refleja la capacidad que tiene el ser humano de capturar un instante, de dibujar con luz, de construir una realidad y plasmarla, o de robarle al tiempo un pedacito de su trascurso. En el Congreso, participaron maestros de este arte que enseñaron algunos de sus secretos para transformar lo que se cruza delante y detrás de sus ojos y mostrarlo como imagen.
El encuentro se celebró en el Teatro Auditorio Pedro Almodóvar de Puertollano, en cuyo hall de entrada, Brer, diseñador del cartel y folletos del Congreso, montó un stand para ofrecer sus creaciones. Junto a él, cervezas Quijota ofreció la posibilidad de deleitarse con sus elaboraciones. Tras la inauguración oficial, empezó el carrusel de imágenes y sus protagonistas que encandilaron durante todo el fin de semana.
Según indicó el Club Manchego de Fotografía, comenzaron las propuestas con Javier de la Torre, un apasionado de viajar que enfoca lugares y momentos que invitan a soñar y salir corriendo hacia una estación o aeropuerto. Su ponencia se centró en las auroras boreales, empezando por explicar cómo se producen y lo caprichoso de su aparición. Espectaculares cielos iluminados con colores, gélidos paisajes congelados también por su réflex, la cara y la cruz de muchas de sus tomas y, en resumen, la naturaleza como espectáculo grandioso.
A continuación Jotalux, con su fotografía urbana, tatuajes, escenas oscuras contrastadas con luces de neón, fantasía y realidad fundidas a pie de acera, composiciones de vértigo que inquietan y despiertan la curiosidad. Proyectos que se desarrollan en el Museo del Prado, en las calles de Madrid o en los extrarradios, pero siempre sin dejar al espectador indiferente. Se pudo verle trabajar, acompañado de una modelo y su maquilladora, en una pequeña sesión, jugando con luces, sombras y color. Su espontaneidad y visión de la fotografía cautivó, convirtiendo a los presentes en sus cómplices y seguidores.
Impactantes imágenes
Tras la comida, llegó el turno de Kiki Romero, un fotógrafo que se apoya en la procesado digital para crear imágenes impactantes, muchas de ellas creadas para su entorno profesional de la publicidad y otras como proyectos personales. El don de crear y transformar la realidad en fantasía requiere del arte de conseguir credibilidad. El estudio de sombras, de proporciones y de detalles marca la diferencia entre un trabajo excelente y otro que no lo es. Kiki mostró parte de esa transformación, dejando a los asistentes impresionados con unos resultados desbordantes de creatividad.
Para finalizar el sábado, Iván y Javier, de Rider of Light, dejaron boquiabiertos a los participantes con su técnica de pintar con luz en la oscuridad. Se trata de fotografía de larga exposición realizada en la oscuridad, donde mediante linternas, hilos de color y otras fuentes luminosas, se va componiendo la fotografía. Los resultados son impresionantes, parecen mágicos y hay un sin fin de posibilidades. También se pudo presenciar una demostración en la que creó un fondo marino, con su pulpo Wheke y medusas flotando. Toda una experiencia iluminada.
Gran sensibilidad
La mañana del domingo empezó con la ponencia de Javier Milla, en la que mostró que entender, fotografiar y amar el entorno natural van en una misma rueda. El respeto del fotógrafo por la naturaleza, plasmándola para conocerla mejor, admirándola en cada detalle y buscando preservarla son las claves del trabajo de un autor, transmitió cercanía y transparencia a la hora de explicar la técnica utilizada en cada toma, mientras hablaba sobre una increíble foto de cortejo de dos aves o la maravilla evolutiva de las orquídeas. Su secuencia de imágenes describió la belleza y a la vez la dificultad de atraer un animal a la proximidad del fotógrafo. También sumergió en paisajes espectaculares a los asistentes, que salieron con ganas de escapar hacia los orígenes y valorar mucho más el planeta que cobija a los seres humanos.
El broche final lo puso Leila Amat, fotógrafa de composición que estremeció, desnudándose emocionalmente ante los presentes. Acompañó la exposición de su fotografía con un recorrido por su vida, sus profundas caídas en la depresión y sus renaceres, las personas importantes en su vida y cómo cada etapa y cada persona influyen en su fotografía. La combinación entre una enorme calidad compositiva con un mensaje que abofetea al que mira, que lo lleva a pensar, a sentir y a no olvidar la imagen. La naturalidad con la que cuenta la historia que hay detrás de cada fotografía, fundida con su vivencia, no siempre agradable, inquieta, estremece y hace sentir a veces tristeza, otras esperanza y otras amor. Nadie salió impasible de su ponencia. Ella, se calzó los zapatos que había dejado sobre el escenario y explicó que le relajaba hablar al público descalza y los asistentes la vieron “mucho más alta que al principio. Estaba a la altura donde la admiración coloca a las grandes maestras de este arte que se llama fotografía”, expuso el Club Manchego de Fotografía.
El encuentro culminó con un sorteo de los artículos regalados por los patrocinadores de un congreso en el que se divulgó la pasión por la fotografía.