El Palacio de los Oviedo, espacio que se ha estrenado en la presente edición del Festival de Teatro Clásico de Almagro como nuevo escenario, cerró anoche exitosamente el primero de los montajes que albergará a lo largo de este mes.
Fue el recital poético sobre textos de Fray Luis de León, interpretados por el veterano actor Emilio Gutiérrez Caba, que concluyó con los versos “Aquí la envidia y mentira / me tuvieron encerrado. / Dichoso el humilde estado / del sabio que se retira / de aqueste mundo malvado / y con pobre mesa y casa, / en el campo deleitoso / con sólo Dios se compasa”, pertenecientes a la oda ‘A la salida de la cárcel’, que, al parecer, el religioso dejó escrita en la pared de la prisión donde estuvo encarcelado por la Inquisición.
Se trata de un espectáculo desnudo, sin más escenografía que el atril con los versos en papel que evoca el actor, envueltos por el preciosista hacer de Los músicos de Ureña, un trío especialista en instrumentos como la viola, el laúd o la zanfona, que ha deleitado al público en las dos funciones con las que han abierto el antiguo cine.
Ha sido el homenaje que el popular actor y la dirección del festival han querido dar a la mística de los Siglos de Oro, en torno a la selección de unos poemas que ha hecho el propio Gutiérrez Caba de la obra de un hombre “rebelde, observador, agudo, sensible, e imprescindible para conocer qué milagro ocurrió en las letras españolas durante los siglos XVI y XVII”.
Naturaleza e historia
El intérprete, con su voz reconocible, ha dado vida a los sentimientos del poeta barroco en torno a temas intemporales relacionados con la naturaleza, la atmósfera y las nubes, el hombre y sus relaciones, y la propia historia de España, todo ello envuelto en el marco de un lirismo religioso “más humano”.
Entre los poemas interpretados estuvieron los dedicados a los referentes humanistas Francesco Petrarca o Francisco de Salinas, que pone de manifiesto el potencial cultural del poeta, que ayuda “a entender el Renacimiento español”. No en vano, Gutiérrez Caba considera como “un sabio” al agustino español de la escuela salmantina, frente a otras místicas coetáneas como Santa Teresa, que “era una iluminada”.
También pudieron oírse los bellos versos de Noche Serena, sobre el universo nocturno de las estrellas, en torno al silencio del público en el propio espacio, sólo ambientado por las luces y algunas imágenes proyectadas relativas a escenas clásicas de cúpulas celestes o cuerpos áureos.
No faltaron las composiciones más místicas como Alaba, ¡oh alma!, a Dios, pero el recital tomó más tono de la mano de su protagonista con la Profecía del Tajo, sobre la conquista de los almorávides en tierras cristianas.
El actor, que la próxima temporada regresará a las tablas de Madrid con la obra Copenhague, de Michael Frayn, ha hecho doblete en el ciclo almagreño, con La Cueva de Salamanca, que ha dirigido, y se ha visto también este viernes y sábado en la Antigua Universidad Renacentista (AUREA).
Los otros protagonistas han sido los músicos que han interpretado composiciones históricas en vivo, con César Carazo, voz y viola de brazo, Aníbal soriano, laúd, guitarra y vihuela, y Luis Delgado, percusión y zanfona.