María Huertas brilla con su voz, su dulzura, su alegre serenidad y unas creativas propuestas musicales que, en su último proyecto, se encaminan a trazar la vida de ‘Marizápalos’, actriz, y a la vez cantante y bailarina, del siglo XVII también llamada ‘La Calderona’, que tuvo un hijo con el rey Felipe IV y fue obligada a recluirse en un convento, del que dicen que escapó hacia la sierra valenciana denominada ‘La Calderona’ donde vivió la última etapa de su vida.

Il Parnasso Musicale, cuya alma mater es la almagreña soprano María Huertas, estrenó este domingo en el Corral de Comedias ‘Marizápalos’, alegre, vistoso y delicioso espectáculo musical con el que se trazó la trayectoria de una mujer que conquistó al público y el propio monarca, pero que tuvo que lidiar con los encorsetamientos sociales y de la corte, su popularidad trató de mitigarse e incluso borrarse mediante la reclusión y logró huir hacia el monte buscando liberación.
El hermano de María, José Luis Huertas, interpretó como tenor, además de tocar el violonchelo barroco, parte de las canciones de este recital que contó en cuerda pulsada con los guitarristas Miguel Ángel Muñoz, de Andújar, y Carlos Cantero, de Valdepeñas, mientras que el también almagreño David Arenas se hizo cargo de una amplia variedad de instrumentos de percusión y la bailarina alicantina Eva Narejos, especialista en danza histórica y tradicional, recreó y conmovió con la progresiva liberación de la protagonista.

El recital comenzó con música del barroco español del siglo XVII, “fundamentalmente música profana y sobre todo danzas. Folías, zarabandas y jácaras, además de tarantelas italianas”, para después cruzar el charco, desembarcar en Latinoamérica, donde se canta a Marizápalos, “una mujer muy pasional” cuyo carácter conecta con la música del otro lado del Atlántico, la cual regresaba a la península con ya esencias afrolatinas, describió María Huertas.
La propia bailarina, cuyas danzas aportan una gran potencia al espectáculo, pasa de vestirse de cortesana a ir liberándose, de no poder expresar su amor a ir impregnándose también en los trajes de la alegría de Latinoamérica, comentó Muñoz, quien tocó la tiorba, guitarra barroca y guitarra renacentista, mientras que Cantero interpretó los temas con guitarra barroca y laúd renacentista.

Panderetas, pandero, yembé, cajón, castañuelas, palo de lluvia, ocean drum que proporciona el efecto de las olas del mar y caxixi, unas maracas brasileñas de mimbre, fueron algunos de los instrumentos de percusión que empleó Arenas a lo largo de un espectáculo que, en un progresivo tránsito a ritmos “más sueltos” e “irresistibles”, trajo canciones de Perú sobre los esclavos llegados del Congo, bailes venezolanos como ‘Pajarillo verde’ y ‘El cantar tiene sentido’ y temas como ‘María Chuchena’ y ‘Ay, qué me abraso’ de México.

El público, que completó el aforo, se levantó de sus asientos para aplaudir y corresponder con entusiasmo, pese al intenso calor en las horas centrales del día en un Corral de Comedias entoldado, el fresco y colorista aroma de este recital inspirado en una mujer con talento, donosura y valentía.