El amor romántico, como sentimiento idealizado entre una pareja heterosexual, es per se negativo cuando se utiliza como una herramienta de control y sometimiento a las mujeres. Heredero de una tradición cultural, funcional al desarrollo industrial, ha dado origen por su propia perversión a otros modelos de relaciones menos patriarcales y más igualitarios.
Es el tema que ha abordado esta tarde en la Biblioteca pública de Ciudad Real el antropólogo Jordi Roca, dentro del VI Ciclo de Conferencias Antropológicas ACMA, con ‘Amores que matan: las consecuencias perversas del amor romántico y las nuevas relaciones sexo-afectivas’.
Según ha explicado, surgió como contraposición al amor premoderno (matrimonios de conveniencia en los que el sexo y el amor no estaban necesariamente vinculados) y forma parte de un mecanismo sociocultural instalado entre los siglos XVIII y XIX, en plena revolución industrial, “que promovía parejas heterosexuales monógamas y la familia nuclear”.
El amor romántico es “uno de los pilares” de las incipientes sociedades capitalistas, instrumentalizado a través de matrimonios “con una clara división de esferas”, en las que la mujer tenía el papel de reproductora y protagonista de la vida doméstica, y el varón era el productor.
Esta transformación, en palabras del doctor en Antropología por la Universidad de Barcelona y catedrático de Antropología Social de la Universidad Rovira i Virgili, está basada teóricamente en la libre elección de los cónyuges, lo que no dejar de ser “una falacia” por el peso de los estereotipos familiares que las personas incorporan de manera inconsciente. “No eligen los padres, pero probablemente coinciden con la elección de ellos”, ha ilustrado.
Es el amor en el que funciona el criterio de igualdad conjugado con el ideal de la desigualdad (social), ‘Pretty Woman’ o ‘El príncipe y la corista’ son ejemplos, y con los mitos de la búsqueda de la media naranja y el amor eterno, que son los que han derivado en la posesión y el control sobre la mujer.
Esta “mala versión” del amor romántico ha perpetuado las relaciones desiguales entre hombre y mujer, y en su manifestación más extrema ha devenido “en microviolencias”. Son los amores que matan.
Otros tipos de relaciones
Más allá, al revisionismo de los modelos sociales y a la propia frutracción de “no cumplir las expectativas del amor romático y de vivir una felicidad continuada”, han surgido otro tipo de relaciones, que Roca ha comentado como alternativas más simétricas.
Por ejemplo hay parejas que practican el sexless, es decir, mantienen una relación basada en el amor pero sin sexo; está el sexo sin amor, donde hay muchísimas más versiones”; o hay quienes tienen sexo fuera de la pareja para reforzar su vínculo (poliamor).
También está las relaciones sexuales no monógamas conocidas como swinger que se experimentan en pareja, o las de coresidencia, o los amores a distancia, en este caso con el internet como aliado y “un mercado inmenso”.
Todas estas relaciones intentan paliar los efectos negativos del amor romántico”, ha concluido el antropólogo.