“Vestuario muy bello con personajes muy feos” a partir de una estética muy colorista, inspirada en Velázquez, las Meninas, los grandes miriñaques,… Así es la propuesta visual de los andaluces Teatro del Velador que estrenan este miércoles en el Áurea, a las 20 horas, su producción de la comedia burlesca ‘Céfalo y Pocris’, de Calderón.
Ha sido “brutal” la construcción de este espectáculo a partir de un texto tan maravilloso como dificilísimo del que, no obstante, “no hemos querido salir”, con lo que el proceso de elaboración del montaje ha sido a la par “placentero y doloroso” con un resultado del que “estamos muy satisfechos”, comentó el director de la obra, Juan Dolores Caballero, que resaltó cómo, debajo de la divertida locura que construye Calderón, está “la mayor tragedia del mundo”, con personajes que sufren, como las dos hermanas por el amor de un príncipe, con unos “versos desgarradores” mientras “tú te estás riendo”.
El inicio del montaje recuerda a ‘La Tempestad’ de Shakespeare, cuando se encuentran los dos príncipes , uno que viene en burro y otro que acaba de tener un naufragio, expuso el responsable de un montaje en el que han cambiado al gigante que vigila a las hijas del rey, encerradas por su padre ante agoreras predicciones –lo que recuerda a Segismundo-, por un enano que mata a todo el que acude a la fortaleza.
En el montaje, se incide en la relación hombre-mujer plasmada en la pieza que termina reflejando el actual “mundo machista en el que vivimos”, y se muestra la gran crítica de trasfondo que posee esta pieza de entretenimiento.
Se trata de “un trabajo inmensamente hermoso pero inmensamente difícil desde el minuto cero, desde que empezamos el trabajo online a finales de marzo y primeros de abril”, comentó Juan Carlos Fernández, encargado de dar vida al temeroso monarca.
“Sabemos lo difícil que es leer y entender a Góngora pero cuando nos metimos en este texto la sensación era de esto es imposible”. Pero “qué he leído”, se preguntaban los miembros de un elenco, cuyo primer trabajo fue indagar en la sintaxis de la versificación con un vocabulario, además, con muchos modismos de la época. Lo primero fue entenderlo y después sentir el ritmo interno, señaló Fernández, que aseguró que los ensayos online fueron complicados pero sirvieron para avanzar en la posibilidad de hacerse con un texto cuyos ritmos se enlazaron cuando a partir del 1 de junio pudieron juntarse para ensamblar una pieza en la que todos los personajes son “una delicia” y que, aun considerándose burlesca, es “alta comedia”.