Juan Ramón Ruiz vuelve al Museo Elisa Cendrero, tras muchos años sin exponer en Ciudad Real (su última exhibición es de 2012), para mostrar la evolución de su obra a lo largo de los últimos 20 años. Una retrospectiva, compuesta por 96 pinturas, que ha inaugurado esta tarde en el museo ciudarrealeño y que podrá visitarse hasta el próximo 16 de marzo.
‘Patio de mosqueteros’ es el título que Ruiz ha elegido, en esta ocasión, para su exposición. Un título, explica, que no es realmente un hilo conductor de la muestra, sino que responde más bien a las ganas de evidenciar y de homenajear a otra de sus pasiones, el teatro. Con este guiño a la escena, el pintor ha querido rememorar esos lugares de los corrales de comedia «en los que la gente humilde, del pueblo, de pie» veía las representaciones y las aprobaba o criticaba. En definitiva, «se emocionaba» con ellas, «sentía». Y esto es lo que el pintor también quiere conseguir con esta nueva exposición. Una muestra en la que, además de «compartir» su arte, pretende que de algún modo resulte «útil» para las personas que vayan a visitarla, que le aporte sensaciones y sentimientos, «que les remueva».
La exposición recoge obra de las distintas etapas de su trayectoria pictórica, en la que el collage es una de sus señas de identidad. Especialmente, en sus inicios. El gusto por la materia, por los volúmenes, por trabajar el papel le llevó a decantarse por esta técnica, que subyace, de un modo u otro, en el resto de su pintura. Es de aquí de donde deriva su interés «por el hecho físico de la pintura», por «la pintura como materia», «que va hablando» en su devenir por el lienzo.

La influencia del paisaje manchego
De formación mayoritariamente autodidacta, Ruiz, natural de Calzada de Calatrava (aunque desde muy pequeño vive en la capital), aprendió en sus inicios de Ventura Romero, profesor de pintura de Aldea del Rey. Después bebió de las enseñanzas de López Villaseñor, siendo alumno de su primer curso de formación, donde coincidió con otros artistas de la zona, como Fernando Medina. De estos inicios recuerda pintar «muchísimos cacharros» y el aprendizaje de la pintura al natural. De ella destaca la gran influencia que el paisaje manchego ha tenido en su trayectoria. Y, después, dice, «te vas empapando un poco de todo».
Tras cinco exposiciones individuales, el pintor confiesa sentirse todavía nervioso y un poco estresado con el montaje de esta nueva muestra. Aunque su «necesidad de pintar» y de compartirlo con el público se imponen ante los desafíos del montaje y la preocupación por que todo esté y salga bien después de tanto tiempo de espera (conseguir un hueco para exhibir obra en la capital provincial no es sencillo, la demanda es muy alta y los espacios pocos).
A esa necesidad de pintar y compartir se ha unido, en este momento, la de «cerrar una etapa de su vida artística». Para que «antes de seguir adelante, se vea lo anterior», comenta el pintor. Quien sólo de este modo, con este cierre, cree que es posible vislumbrar nuevos proyectos de futuro. Ya que, «seguir pintando», está sin duda en el futuro de Ruiz. Un futuro en el que se plantea «intentar buscar otro caminos» para su arte, con el objetivo de conseguir «hacer una pintura más auténtica».
Entre tanto, la meta más próxima es lograr que el público disfrute con ‘Patio de mosqueteros’, a lo largo del mes que estará expuesta en el Museo Elisa Cendrero. Para ello, recomienda a los visitantes que acudan «con la mente abierta», «que se dejen llevar», «que dediquen un par de minutos a cada cuadro y que lo rastreen», que sigan las gotas de color y las raspaduras. Y, después de esto, lo que Ruiz desea es que quienes visiten la muestra salgan de ella «con algo positivo», «que se sientan mejor».
