Bien podría decirse que vino al mundo con un pincel debajo del brazo. Antes de aprender a andar o hablar, ya jugaba y garabateaba con los lapiceros de colores. Cuando fue creciendo, su afición por la pintura le siguió acompañando, y mientras sus amigos jugaban al fútbol o montaban en bicicleta, él se quedaba en casa pintando y dibujando. El malagonero Juan Saturió continuó con sus estudios y con su afición por los colores, y actualmente es enfermero de profesión y pintor de vocación ya que para él la pintura es una necesidad y una pasión.
“Recuerdo que un día volviendo del trabajo iba con la necesidad de hacer un dibujo y al llegar a casa lo hice. Tal vez no fue ese el momento exacto en el que me inicié en la pintura, pero sí fue un momento que me marcó porque ahí supe que tenía que dedicarme a esto y practicarlo mucho más”, explica Juan. Ese momento, ese instante y esa necesidad sucedió en 2013, y “a partir de ahí fue un cambio y un inicio de todo: nuevas técnicas, concursos, certámenes…, a esa pasión y esa afición de dibujar le fui dando un sentido”, añade el malagonero.
Cinco años después, Juan Saturio ha crecido y evolucionado dentro de los colores, los pinceles y los caballetes, a los que ha dedicado mucho trabajo, tiempo y esfuerzo. “Ahora la pintura es donde yo me desarrollo personalmente”, asegura orgulloso el pintor, que sigue aprovechando cada segundo para dar una pincelada, real o imaginada, porque “yo a lo mejor no estoy pintando en un momento concreto, pero si estoy viendo a una persona o un edificio, por ejemplo, ya estoy viendo los trazos y pensando cómo lo podría pintar, estoy dando pinceladas mentales”, confirma Saturio.
Acuarelista autodidacta
“En casa sigo haciendo todas las técnicas porque no me declaro exclusivamente acuarelista, pero creo que en la acuarela es donde mejor me desarrollo y por lo que la gente me conoce”, dice Juan. A base de constancia, gracias a la que ha aprendido a trabajar esta disciplina de manera autodidacta, el pintor ha conseguido hacerse un hueco en el mundo de esta técnica, muy pequeño según explica él mismo “porque muy poca gente sabe trabajar bien con la acuarela”.
Quien conoce su pintura sabe que se va a encontrar con la realidad plasmada en uno de sus cuadros, pero también con la huella de identidad del autor. “Yo soy figurativo porque pinto cosas que se pueden ver y que son reales, pero siempre con un lado donde está la influencia del pintor”, confirma Saturio. Se denomina como un creador que se dedica a representar la realidad a su manera, añadiendo o suprimiendo elementos, porque todo cuadro, imagen o idea se lo lleva o está en su mente.
Un cuadro en 6 horas
Ese es el objetivo de los concursos de pintura rápida que se celebran en España y que Juan Saturio conoce bien. Se puede pintar con todas las técnicas, pero el malagonero utiliza la acuarela en la mayoría de ellos. A sus 30 años, lleva participando desde 2014 en este tipo de concursos y ya ha realizado más de 100, consiguiendo algún premio en el 60% de ellos. El último lo ha conseguido en Aldea del Rey donde el pasado 1 de septiembre se alzó con el primer premio del concurso de pintura rápida.
Estos concursos consisten en que los pintores participantes acuden a la ciudad organizadora por la mañana temprano, alrededor de las 9 de la mañana, con un bastidor en blanco al que la organización le coloca un sello. Con él sellado, los pintores eligen un sitio de la ciudad para “pintar lo que les guste o crean que puede gustar a la gente”, según explica Juan, y sobre las 4 o 5 de la tarde los participantes del concurso vuelven a la zona indicada para que el jurado valore los cuadros. Además de la entrega de premios, también se pueden vender las pinturas.
Gracias a estos concursos, Juan ha podido conocer a muchas personas con las que comparte la afición por la pintura. Unidos por una gran amistad, en cada concurso, de pintura rápida o pintura al natural, por ejemplo, pintan juntos en la calle, donde intercambian opiniones y gustos. “Ahí muchas veces uno se influye de otro, otro aprende del uno… para mí esa es mi escuela, los pintores y la calle”, asegura Juan.
A cada concurso suelen acudir los mismos pintores, “los más conocidos de España”, confirma Juan, que ya es uno de ellos. Se estima que son 700 personas las que están dentro de esta categoría de pintura rápida, pero no todas participan en los mismos concursos. “El número máximo de gente con la que he participado ha sido 200”, añade Saturio.
Pintando sus recuerdos
“Jamás pensé que mi vida sería así”, asegura el malagonero. Juan recuerda que tuvo miedo cuando participó en los primeros concursos y certámenes, y nunca llegó a imaginar que él llegaría a ser unos de los “cuatro o cinco que siempre ganaban, pero sobre todo que pintaban bien, porque lo de los premios es indiferente”.
Lo que tampoco había imaginado nunca era ser docente por un día. “Haber estado dando clases de acuarela porque hay un montón de gente que quiere que yo les de clase fue una cosa impensable para mí”, explica Juan al recordar su paso por Madrid, otro de los momentos que quedarán pintados para siempre en su memoria y en su trayectoria.
Orgulloso y feliz recuerda como la docencia, “una ciencia muy bonita”, le ayudo a él mismo también a aprender. “Lo que tú les quieres enseñar no lo tienes bien asimilado, y el dar clase te ayuda a darte cuenta de las cosas que haces automáticamente y que nunca te has parado a pensar en su lógica”, cuenta Juan.
Convertirse en el ganador de un certamen internacional de acuarela le regalo la oportunidad de viajar y pintar en China y en la Gran Muralla, siendo este “otro de los momentos más importantes de mi carrera artística”. Además de conocer el país en una ruta de 20 días y visitar facultades y escuelas de pintura tradicionales de China, “tuve la suerte de que muchos artistas me abrieron su casa, me pidieron por favor que pintara en su galería, intercambiamos obras… cosas que salen sobre la marcha y que son experiencias muy bonitas que siempre recordaré”, dice el pintor al mirar atrás.
Boceto del futuro
Y ahora, con la mirada puesta en lo que está por venir, desearía poder dedicarse exclusivamente a la pintura, pero si se queda en el presente, “ahora mismo me aporta mucha felicidad lo que hago; tengo trabajo y todo el tiempo que le dedico a la pintura, tanto pintar por necesidad como para intentar ganar certámenes, me hace feliz”.
Juan asegura que le queda mucho camino que recorrer y “muchas cosas por aprender tanto en acuarela como en cualquier técnica”, para poder cumplir el deseo que comparte con el resto de pintores: estar en los grandes museos “que son los espacios de la pintura”. De momento esto es un sueño a largo plazo porque para Juan “mis aspiraciones son que mi pintura se empiece a mover no solo por la provincia sino que salga fuera, pero sobre todo que guste”.
Los trazos del futuro más cierto y cercano dibujan los cuadros que componen una de sus próximas exposiciones. “Tengo pendiente una serie de cuadros sobre China y una de mis exposiciones, aparte de ser tan comerciales como las que hago ahora, será más personal, sobre temas de otras culturas”, cuenta el pintor malagonero.
También habrá viajes para buscar “colores nuevos, paisajes nuevos y arquitectura distinta”, tal y como desea Juan. India podría convertirse en uno de los destinos de los que traiga su maleta llena de nuevas ideas. “El artista que quiere hacer cosas nuevas necesita llenar su retina de sitios nuevos”, concluye Juan Saturio, el pintor que nació con el don de crear auténticas obras maestras mezclando agua con pintura.