La propuesta era como poco atrevida: poesía de un autor cumbre de la poesía áurea valenciana pero escasamente difundido por estos lares e interpretada en su lengua materna. De ahí, que no se llenara del todo el Palacio de los Oviedo pero quienes asistieron presenciaron un concierto que fue una delicia a cargo del cantante Carles Dénia arropado por un sexteto de músicos de calidad y la emocionante danza de la bailaora Karen Lugo.
Dénia desgranó las canciones de su último trabajo discográfico, basado en el emblemático ‘Cant Espiritual’ de Ausiàs March, y se pudo disfrutar de la poesía alentada por aires flamencos, de mística árabe, brisas del mediterráneo y la revoltosa e ingobernable creatividad del jazz. El recital intercaló desde adaptaciones más íntimas hasta otras más enérgicas y expansivas, pero todas ellas intensas, del texto de March, en una interlocución con Dios al que pide ayuda para no errar en su querer y que lances peores no le seduzcan.

Bongos, cajón flamenco, mortero o almirez, platillos, batería y pandero fueron utilizados en una tan poderosa como sugerente percusión a la que contribuyó el deslizar de las suelas y el taconeo de la bailaora que, a través de su expresividad corporal, transmitió múltiples sensaciones surgidas desde el ardor, la pasión, la desesperación, la aflicción, el derrumbe y la entrega.
A ambos lados del escenario, hubo espacios, también sensoriales, donde tanto Dénia como Lugo recuperaron fuerzas: uno con un tonel con frutas como naranjas y uvas y el otro con una mesa y taburetes donde tomar un trago de vino.
Ismael Alcina al bajo, además de al laúd, y Andrés Belmonte a las flautas crearon seductoras atmósferas arabescas y orientales, compartiendo el protagonismo de una actuación en la que también brillaron Darío Barroso a la guitarra española y Baptiste Bailly a los teclados, sin olvidar a los percusionistas David Domínguez y Aleix Tobías.

Su música de fusión, en la que también está el folk, mostró lo tremendamente contemporánea de una poesía de hace cinco siglos con la que se puso el broche final a la aportación de Valencia como Comunidad Autónoma invitada del Festival, así como a la propia 43ª edición de este encuentro con la creación del Siglo de Oro en todos los territorios hispanos.
Al culminar la actuación, Dénia confesó que el espectáculo del ‘Cant Espiritual’ es algo “mágico” y cada vez que lo interpretan es una experiencia nueva, felicitó al Festival de Almagro por su valentía celebrando esta edición pese a las dificultades y se congratuló por la apuesta de aproximar y dar a conocer el legado de las diferentes culturas y lenguas de este país.