En el mes de julio del año 1980, gracias a las informaciones de un grupo de excursionistas (familiares) por el rio Alcudia -Valle de Alcudia- y cerca de la localidad de Alamillo, descubrí la que llamé -y así es conocida- como “Estela de Alamillo”. Entonces me hablaron de unas piedras con rayas que habían visto en el río Alcudia (Dehesa de Castilsera). Cuando las inspeccioné días más tarde, comprobé que se trataban de piedras rayadas por rejas de tractores y sólo una de ellas, cubierta por tierras y carbonatos y apenas visible, resultó -como aclaré “in situ”-, una Estela de Guerrero prehistórica de la edad del Bronce Final, hasta entonces desconocida y que rescatamos del lugar envuelta en una manta vieja que llevé a propósito de casa y con la que la transporté hasta mi domicilio de Puertollano. Una Estela de Guerrero de 3000 años de antigüedad y que deposité en el año 1981 en el Museo Provincial de Ciudad Real, días antes de su apertura (se inauguró en 1982) y siendo entonces su director Rafael García Serrano. Estela que desde entonces allí se ha conservado. Hoy día y, con renovados criterios museísticos, el actual director del Museo, José Ignacio de la Torre Echávarri, ha adecuado su exhibición para una mejor función de conservación, pedagógica, didáctica y testimonial. Se exhibe con otras estelas acompañadas de un video de animación donde el guerrero de la Estela de Alamillo lucha contra un rival. Por otro lado, la adecuación de todo el patrimonio museístico se ha actualizado y está mejorado técnicamente respecto al pasado.
Las Estelas de Guerrero tienen relación con enterramientos de jefes guerreros, cultos necrológicos y, “señales” disuasivas de personajes -guerreros- en sus territorios… Su área de difusión a nivel territorial se ubica en la cuenca del Guadiana, abarcando Extremadura, La Mancha, Andalucía occidental y zona sur de Portugal. Se trata del arte de un pueblo guerrero que representaban grabando toscamente sobre la piedra su “homenaje o recuerdo” hacia un guerrero destacado o muerto en combate, también como indiqué, algunas de ellas pudieran ser a modo de un “cartel” o mensaje territorial de advertencia para intrusos (¡como ejemplo la Estela de Alamillo!).
Todos los ejemplares existentes y estudiados comienzan a aparecer en la edad del Bronce Medio/Final y siendo el ejemplar hallado en Alamillo encuadrable en torno al siglo X antes de Cristo (año 1000 antes de Cristo). En dichas Estelas se solía representar la “panoplia” del guerrero así: espada, lanza, escudo, carro de combate esquematizado… En la Estela de Alamillo aparece una lanza, otro personaje, un arco y cinco misteriosos círculos superpuestos (¡cómputo de tiempo o rivales vencidos!) y, una espada de hoja en forma de “lengua de carpa” y empuñadura de antena característica de las fases finales de la prehistoria y cronológicamente en el entorno del primer milenio antes de Cristo. La espada representada en la Estela de Alamillo nos recuerda por su aspecto a espadas de bronce que aparecieron fortuitamente en Puertollano, grupo de armas de la edad del Bronce Final que se encuadraron por su tipología y técnica de elaboración en el siglo X antes de Cristo (*). En la Estela de Alamillo como he referido, se representa al jefe guerrero con su casco de cuernos (**) y manos fuertes, como si fuera a entrar en combate e infundir temor y autoridad… parte de su armamento y otro personaje que bien pudiera ser un rival vencido.
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(*) Fueron estudiadas por: Ignacio Montero Ruiz, Macarena Fernández Rodríguez, Blanca Gómez Toribio y M.ª Ángeles Ontalba Salamanca.
(**) Los cascos de los vikingos no llevaban cuernos. Fue en el año 1820 cuando se inventaron estos por el pintor sueco August Malmström para las ilustraciones del poema épico “La saga de Frithiot” y así hacerlos aparecer más fieros y agresivos. Los cascos con cuernos sólo fueron utilizados por guerreros en la prehistoria española. Así aparecen en distintas Estelas de Guerreros de la edad del Bronce Final (“Estela de Almadén de la Plata”-Sevilla-, “Estela de Magacela” -Badajoz-, “Estela de El Viso” -Córdoba-… y no están representados en otras culturas europeas posteriores (¡la vikinga por ejemplo!).