Artista o diseñador. Artista y diseñador. Contemplación o funcionalidad. Caos o método. Ambos conceptos, interconectados en el proceso creativo, han sido el hilo conductor de las reflexiones que casi una veintena de alumnos de 3º curso del Grado de Diseño Gráfico de la Escuela de Artes ‘Pedro Almodóvar’ han plasmado en la publicación ‘Piensa como un diseñador’.
Se trata de 18 artículos escritos para un trabajo de la asignatura ‘Ética y estética del diseño creativo’ , ahora recogidos en la publicación, en los que los estudiantes se enfrentan de manera muy personal a esta faceta profesional.
Fernando García-Cano Lizcano, el profesor que encargó el ejercicio, recuerda que el proyecto fue inspirado a partir del libro ‘Piensa cómo un artista’, un best-seller de Will Gompertz, cuya lectura compaginaron con la de “Los tiburones del arte”, de Luis Racionero, con el fin de profundizar en las reflexiones sobre la ética y la estética del arte.
García Lizcano se muestra “satisfecho” por “la dimensión filosófica” que han alcanzado todos y cada uno de los “18 ítems negociados o sugeridos” escritos por los alumnos porque “han filosofado y me han enseñado a mí cómo piensan”.
Así lo dice el docente en una inusual clase para presentar el libro a los periodistas, a la que también asistió Elena Poblete, jefa del Departamento de Diseño Gráfico del centro, que ha prologado la obra.
Llaman la atención las proverbiales reflexiones que hacen en voz alta los jóvenes, de entre 20 y 23 años, cuando resumen sus artículos, unas exposiciones que García-Cano celebra por corresponderse con el trabajo bien hecho.
Abordan múltiples perspectivas, desde la funcionalidad, la metodología y la técnica, a la madurez y el enfoque de los diseños para solucionar los problemas, porque “al final, todo tiene que ver con todo”.
García-Cano reivindica “la utilidad social” de una asignatura con “mala fama” como es la Filosofía, tal y como han demostrado sus alumnos, con unas reflexiones muy válidas y divertidas “al servicio de sus intereses”.
No hay antagonismo
Por su parte, Elena Poblete, aplaude la publicación, la primera de estas características en el centro, por su punto de “atrevimiento” y por conformar un “germen” que invita al “debate y la reflexión”.
Sin embargo, se muestra contraria al antagonismo entre artista y diseñador que algunos alumnos han confrontado.
Los propios profesores, aduce, “somos artistas y diseñadores, no somos personas diferentes ni opuestas”, dado que “la mayoría tenemos formación como licenciados en Bellas Artes”.
“Sabemos compaginar el arte y el diseño y les enseñamos a diferenciar en qué momento pueden dar una solución relacionada con lo plástico y cuando de carácter funcional”, defiende, así como se muestra en desacuerdo con la tesis de que “el diseñador es generoso y el artista, egoísta”.
Rubén Cañizares. ‘El diseñador no es artista’
Este título se propuso, según Cañizares, “entre todos, en base al libro y tiene una vertiente irónica, un punto de humor punzante”, que incluso puede parecer “agresivo”.
Este alumno opina igual que la profesora Elena Poblete, pues, aunque “el diseñador tiene un objetivo diferente al del artista, no hay tanta disparidad”, dado que “uno bebe del otro”. El proceso de experimentación y de estudio de una obra, a su juicio, se complementa con la transmisión del mensaje. “Es la objetividad contra la subjetividad, dos conceptos que parecen opuestos pero que están muy ligados”.
Sebastián Nebrera. ‘El diseño busca la funcionalidad’
Este alumno explica este título en el “traslado” que hace al núcleo de sus estudios. “Me pareció buena idea el hecho de recabar los conocimientos que habíamos adquirido en los cursos previos, que me han enriquecido, y llevarlos a la estructura”, con el fin de “poder divulgar el saber”.
A su juicio, funcionalidad y diseño “van ligados”, en un opinión retrospectiva con carácter parcial, ya que la tiene que enriquecer “con más conocimientos y aprendizaje”.
Nebrera sostiene que “detrás del diseño hay estética para seducir”, pero también “tiene una funcionalidad más potente que la propia estética”, porque “es resolutivo” y da “solución a una problemática”.
Álvaro Reina. ‘Traducir al idioma visual’
Este alumno ha profundizado en el hecho de visualizar conceptos, textos o palabras.
Es la tarea del diseñador, que trasciende el concepto y “forma algo con él”, señala, a la vez que aclara que ha acudido a la historia para apuntalar una vinculación que “es recurrente en todas las culturas”. En este tránsito, el diseñador, como profesional, lleva el mensaje a través de símbolos “al punto de sencillez para que todo el mundo lo pueda entender”, argumenta Reina.
Antonio Lajara. ‘El diseñador devora textos’
Además de una propuesta con un título tan atractivo, Antonio Lajara, ha maquetado el libro, en un trabajo “largo y arduo”. Sobre lo que ha escrito, está relacionado “con la idea de contar con un libro físico que reporta beneficios al lenguaje del diseñador”. Habla, subraya, “de la fase de pensamiento sólido que sustenta cualquier proceso de diseño”, porque “tan importante es el diseño para la lectura, como ésta para aquél”.
Alberto del Real. ‘La madurez aporta profesionalidad’
Alberto del Real ha querido invocar a la inmadurez para hablar de la madurez. “Lo que plasmo en el artículo es una referencia al perfil más inmaduro, que es el de los jóvenes”, indica, si bien hay personas de corta edad que “tienen gran influencia en la sociedad y son profesionales (youtubers y los influencers)”.
“Una actitud inmadura, asegura, no es sinónimo de falta de profesionalidad, sino que los contenidos que producen están orientados a personas jóvenes”.
Irene Martín. ‘El diseñador enloquece’
“Hablo de cómo en el momento en el que entras en el mundo diseño, te cambia la vida y contemplas todos los entornos desde una perspectiva distinta”.
Así resume Irene Martín su capítulo, y esgrime su visión analítica a la hora de observar cualquier cartel que transmite un mensaje. “Ves estructura, diseño, metodología, errores o aciertos”, así como en relación con el cliente reflexiona sobre “la presión de los diseñadores” en el acto de la creación y plasmación de la idea y, sobre todo, “con las fechas de entrega”.
Lorenzo Ruiz. ‘Hijos de las estrellas’
Lorenzo Ruiz partió del axioma del cosmólogo Carl Sagan Somos sobre que “somos hijos de las estrellas, o que el oro de las joyas o el calcio de nuestros huesos se formaron en el interior en las estrellas, en un proceso en el que se formó la supernova que, al final, es un caos”.
Ruiz ha querido hacer en su artículo una analogía con esa teoría “para afirmar que un diseñador parte de un gran caos para poder crear”, y aunque “no siempre todas las ideas son buenas, es necesaria la explosión de ideas para obtener una inspiración inicial”. En su opinión, “es punto de partida de cualquier proceso desde el que se desarrolla el diseño”.
Gloria Villanueva. ‘El diseñador y el método’
Gloria Villanueva es la autora del diseño que ilustra la portada del libro, que concibió en base a su “técnica personal, lineal y con mi creatividad”. También le ha inspirado, según dice, la parte metodológica “de la que habla mi capítulo”. A partir de unas pautas, asegura, cada diseñador “tiene un método y un orden” proyectados “desde su propio aprendizaje y experiencia”. De lo contrario, “el mundo sería muy aburrido”.
Con la ilustración de la cubierta “quise representar las dos caras, el método de cada uno y la fusión de una idea con la de otro”.
Las dos cabezas que se miran, una con el engranaje de una maquinaria (símil del trabajo metódico) y la otra con una bombilla encendida (cuando se alumbra la idea), se retroalimentan. “El genio, más que nacer, se hace, con un rodaje y maquinaria”, apunta su profesor.
Otros textos
‘Piensa como un diseñador’ se completa con los textos de María José Prieto con ‘Primeros pasos en el diseño’, Débora Mora con ‘El lago de la creatividad’, Mónica Delgado con ‘Los diseñadores atrapan la idea’, Fátima Bernal con ‘El diseñador no tiene vacaciones’, Alicia Pinilla con ‘Diseño multidisciplinar’, Lara Martínez con ‘El chip del diseñador’, Marta Blanco con ‘Solucionador de problemas’, Borja Rojas con ‘Proceso mentales y diseño’, Jaime Zamora con ‘Inteligencia creativa’, y José Manuel González-Carrato con ‘Artista y diseñador, dos personas distintas’.
La publicación, de 140 páginas y financiada por los propios alumnos, ha sido editada por QR5 Printer, cuenta con su propio ISBN, contiene textos, ilustraciones y fotografías, y aunque “no tiene mayores pretensiones”, será de obligada lectura el próximo curso en tercer curso de los estudios de Grado del centro.