En un espectáculo que había despertado interés, y que se tradujo en un Teatro Quijano casi lleno al completo, no faltó ningún pequeño detalle. Ni tampoco los grandes, en una función de lujo. Incluido el exclusivo programa en papel a todo color, y con textos en español, francés e inglés. Una grandiosa velada, y a precio razonablemente asequible (18 y 15 euros). Pero vayamos ya al autor de la partitura.
Wolfang Amadeus Mozart (Salzburgo 27/1/1756, Viena 5/12/1791), superdotado, precoz, prestigioso, acomodado, decadente, fracasado, arruinado, renacido, malogrado… El músico (fortepianista, organista, violinista, director, compositor), junto con Beethoven, es tal vez el más famoso de la Historia, y sus obras abarcan todos los estilos. Ya a los 3 años distinguía las sucesiones armónicas del clavicordio, y tocaba al piano melodías de oído.
PROLÍFICO MOZART
Comenzó su carrera musical a los 5 años, tocando junto a su hermana en las prestigiosas cortes de Europa. Compuso su primera sinfonía a los 8 años, su primera ópera completa a los 14, y 33 de sus 68 sinfonías las escribió entre los 8 y los 19 años. A Mozart se le atribuyen 621 obras (600 de ellas completas), que incluyen 68 sinfonías, 36 sonatas para violín, 27 conciertos para piano, 26 sonatas para piano, 23 cuartetos de cuerda, 6 quintetos de cuerda… Además, este fecundo autor pasó directamente sus obras al pentagrama, casi sin tachones ni enmiendas. Lástima que sólo viviese 35 años, y muriese dos años después de iniciada la Revolución francesa (1789).
Mozart cambiaría a veces su foco de interés entre la música instrumental y la ópera. Compuso óperas en cada uno de los estilos predominantes: ‘Ópera buffa’ (‘Las bodas de Fígaro’, ‘Don Giovanni’ y ‘Così fan tutte’); ‘Ópera seria’ (‘Idomeneo’); y ‘Singspiel’ (algo así como ‘juego cantado’, un tipo de ópera popular cantada en alemán, en el que se intercalan partes habladas, del cual ‘La flauta mágica’ es el ejemplo más famoso). ‘La Flauta mágica’, ‘Don Giovanni’, ‘Cosí fan tutte’ y ‘Las bodas de Fígaro’, según las estadísticas de ‘Operabase’ están entre las 10 óperas más representadas en el mundo.
En sus últimas óperas empleó Mozart cambios sutiles en la instrumentación, la textura orquestal y el timbre, aportando una mayor profundidad emocional y destacando los movimientos dramáticos. Con notables avances en el género operístico y la composición instrumental, y un empleo cada vez más sofisticado de la orquesta en sinfonías y conciertos. Lo que influyó en su orquestación operística, cambio también reflejado en sus composiciones no operísticas posteriores.
Se sabe que Mozart padeció el ‘síndrome de Tourette’, trastorno nervioso que causa actitudes compulsivas y obsesivas, que le impedían comportarse adecuadamente en sociedad. Debido a ello, Mozart utilizaba de forma compulsiva expresiones vulgares e insultos, como demuestran algunas de sus cartas que se conservan. Mozart murió mientras escribía la que, al cabo de los años, iba a ser paradójicamente su obra más famosa, la ‘Misa de Réquiem’. Tras su muerte y a petición de su esposa, el Réquiem fue finalizado por los alumnos de Wolfgang Amadeus.
Mozart también ha sido fuente de inspiración para otros músicos en novelas, óperas, películas, y su imagen se ha difundido como icono en monedas y sellos. Dado que Wolfgang Amadeus Mozart tuvo una vida dramática en muchos sentidos (extraordinario niño prodigio, sus luchas en lo personal y económico, su extraña y temprana muerte…) ha inspirado novelas, óperas, videojuegos y películas: la más famosa, ‘Amadeus’ (1984, Milos Forman), ganadora de 8 Oscar de Hollywood. También su magnífico ‘Concierto K622 para Clarinete’ supuso un excelente recurso sonoro en ‘Memorias de África’, de 1985.
LA FLAUTA MÁGICA
La flauta mágica (‘Die Zauberflöte’) es un ‘singspiel’ en dos actos con música de Wolfgang Amadeus Mozart y libreto en alemán de Emanuel Schikaneder. Estrenada el 30/9/1791 en el Theater an der Wien de Viena, bajo la dirección del propio Mozart, que habría de fallecer tan sólo dos meses después.
A los 28 años, el genio de Salzburgo se unió a la francmasonería. Por ello, para él el número 3 tenía un significado simbólico y lo incluyó en muchas de sus obras. En ‘La flauta mágica’, por ejemplo, aparecen tres acordes mayores en la obertura; tres hadas; tres niños que guían al protagonista; tres instrumentos mágicos; tres pruebas y tres templos.
Curiosamente, Mozart no soportaba el sonido de la flauta, y solamente compuso conciertos para este instrumento por encargo. Por ello solía decir: “Lo único peor que una flauta, son dos flautas”. Sin embargo, con ‘La Flauta mágica’ conoció uno de sus mejores éxitos musicales, que ya no disfrutaría al fallecer dos meses después. Son sus obras más conocidas la ‘Sinfonía nº 40 (Sol menor, K 550)’, ‘Las bodas de Fígaro’, ‘Misa de Réquiem (Re menor, K 626)’, y ‘La Flauta Mágica’.
Ya desde 1786 se redujeron sus conciertos públicos, y con ello sus ingresos. Así, las penurias económicas sufridas en la última parte de su vida trajeron también una muerte misteriosa, e hicieron que fuese enterrado en una tumba comunitaria o fosa común, sin ninguna anotación. Mozart murió en circunstancias nunca aclaradas, no se le realizó autopsia, y no se conoce el lugar donde reposa. Entre las causas de su muerte se habló de triquinosis, gripe, una extraña afección de riñón, o envenenamiento por mercurio falsamente atribuido a Salieri. Sin embargo, la versión más aceptada es que murió de una fiebre reumática aguda.
MASÓNICO ARGUMENTO
Lejos de las trágicas óperas italianas, ‘La flauta mágica’ es delicada, amable, y musicalmente compleja, cuyo argumento ha sido muy discutido. Mientras que algunos investigadores ven simplemente un cuento de hadas, otros la encuentran llena de simbolismo masónico. El papel de Sarastro es visto como una prefiguración de Ignaz Von Born (individuo de gran influencia en la masonería austríaca, que apadrinó a Mozart), cuando el Imperio austrohúngaro intentaba prohibir la masonería. La lucha entre la luz y la oscuridad es un símbolo recurrente en las enseñanzas masónicas…
En cuanto a la música, tiene magníficas arias para cada personaje, algunas famosas por su complejidad técnica: las arias de La Reina de la Noche, ‘O zittre nicht’ (cuadro I, acto I), en donde pide a Tamino que encuentre a su hija, y sobre todo ‘Der Hölle Rache’ (cuadro III, acto II), en donde aparece la segunda nota más aguda compuesta por Mozart para la música vocal, un Fa 5ª, para cuya interpretación se necesita un elevado grado de virtuosismo. Tal vez sea el ‘hit’ más conocido y aplaudido de toda la ópera.
También son muy conocidos otros fragmentos, como el quinteto de Papageno, Tamino y las Tres Damas, ‘Hm, hm, hm’… (cuadro I, acto I), con cierta comicidad, o el aria de Sarastro, ‘In diesen heil’gen Hallen’ (cuadro III, acto II), en donde muestra su sabiduría con una profunda voz de bajo. O las intervenciones de Papageno, con su aria ‘Klinget, Glöckchen, klinget’ y sobre todo su ‘dúo con Papagena’. Algunas de sus melodías son muy familiares, como el dúo de Papageno y Papagena, o el aria de coloratura de la Reina de la Noche titulada ‘Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen’ (La venganza del infierno hierve en mi corazón) y el aria del príncipe Tamino.
PRODUCCIÓN ‘ÓPERA 2001’
Entre las productoras de espectáculos que operan en nuestro país, figura en lugar destacado ‘Ópera 2001’. Fue creada en España en 1991 por Marie-Ange y Luis Miguel Lainz, como prolongación de la compañía matriz en París. La asociación de Marie-Ange -procedente del mundo del turismo y el espectáculo y apasionada de la música-, con Luis Miguel en su doble formación empresarial y arquitectónica, ha contribuido al éxito de ‘Ópera 2001’.
Desde entonces, la productora alicantina se ha comprometido con los espectáculos líricos en España, y también en otros países de Europa, manteniendo vivas las obras más famosas del repertorio operístico. Y lo hace con una clara finalidad: “que las jóvenes generaciones aprendan a amarlas en vivo, en los escenarios de los teatros”. En su incesante búsqueda permanente de los mejores cantantes, ‘Ópera 2001’ es consciente de que “sólo la calidad puede seducir a los espectadores”. Por eso cuida cada detalle “para que cualquier representación sea única, convirtiendo al público en la mejor publicidad”.
Sobre sus espaldas, ‘Ópera 2001’ tiene ya más de un millón y medio de espectadores. Y aquí esperamos poder aplaudir a partir de marzo su nuevo montaje: ‘Madame Butterfly”, de Puccini. Nos interesa resaltar que esta productora colabora con Amnistía Internacional, Unicef, Bomberos Unidos, Aldeas Infantiles SOS, y forma parte del Programa Estatal de Artes Escénicas del INAEM (Ministerio de Educación, Cultura y Deporte).
UNA MÁGICA FLAUTA
Esta obra de Mozart en 2 actos, que se presenta en versión original en alemán con sobretítulos en español, es pura fantasía. Libremente inspirada en la serie ‘Stargate’, con una ambientación que fusiona el antiguo Egipto con elementos de ciencia-ficción. La escena está llena de personajes también fantásticos que, por el mero hecho de atravesar el mágico umbral, recorren distintas épocas, desde los tiempos arcaicos con monstruos prehistóricos, a seres procedentes de un imaginario y lejano futuro. Pasando por la edad media, el arte barroco y la contemporaneidad de Mozart…
La función del Teatro Quijano resultó insuperable. Cuidada hasta el límite, es toda una suerte que ningún detalle sobrevenido pusiera mácula a una función que se prolongó por casi tres horas, con un breve entreacto. Gracias a una pantalla de sobretítulos bien diseñada, y con un texto muy cuidado, el espectador no se perdió detalle. No acertamos a entender cómo los espectadores de otras épocas y latitudes -mucho menos versados en lenguas que en la actualidad, por muy nobles y poderosos que fuesen- podían seguir la ópera en las lenguas originales de italiano, alemán o francés…
Vimos en esa pantalla detalles que habitualmente no se reflejan, entre ellos el elenco completo del espectáculo. Riquísimo vestuario (de ‘Arrigo’, Milán); bien diseñada escenografía de Alfredo Troisi; orquesta poderosa y bien conjuntada dirigida por el eslovaco Martin Mázik… Con escogidos cantantes: la soprano Francesca Bruni como Pamina; el tenor Eric Fennell como Tamino; la Reina de la noche Marie-Pierre Roy, soprano; el barítono Javier Galán (que introdujo algunas simpáticas “morcillas” en español) en Papageno; el profundo bajo Ivaylo Dzhurov como Sarastro, o la soprano Pauline Rouillard representando a Papagena… Auténticamente de premio, sin discusión.