La frescura de los patios cordobeses en añil, malva y ocre

A. R.
La “explosión” de color y la frescura de los patios cordobeses “impresiona” nada más entrar a estos espacios de exuberancia cromática, de vibrantes juegos de luces y sombras y de vida, indica la artista manchega Gema Climent Camacho, quien exhibe desde ayer en la galería superior del Patio del Museo López-Villaseñor la exposición de fotograbado y técnicas experimentales ‘Luz, sombra y color en los patios de Córdoba’.
Integrada por un total de 32 obras como resultado de un trabajo de tres años, la muestra transmite la belleza repleta de aromas, formas, texturas, colores, contrastes de luces y sombras y, en definitiva, multitud de sugerencias sensitivas de los patios cordobeses que Climent lleva a su forma de ser y paleta personal. A la creadora natural de Abenójar y profesora desde hace 22 años de Grabado en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla le interesa desde el brillo de las ventanas y las transparencias hasta las calidades rugosas de la madera y la caprichosa expresividad y hermosura de una gran variedad de flores, adueñándose de las composiciones el añil y en otras ocasiones los sepias, fucsias, malvas y ocres.
En la muestra, se pueden presenciar composiciones con planchas que se sobreponen, con diversas imágenes y entintado en diferentes tonalidades jugando con el collage e incorporando planchas transparentes de colores. A veces lleva el conjunto del encuadre a una tonalidad que puede ser, por ejemplo, el verde esmeralda para destacar el fucsia de una hortensia, mientras que en otras creaciones se decanta por dar el protagonismo al entorno como en sus obras ‘Sombras azules’ y ‘Atrapado en el azul’. Esencias del art-pop e industrial, como en la repetición de imágenes que pasan por filtros de colores diferentes, así como impresionistas se perciben en la muestra creada con dos tipos de fotolitos, unos manuales a partir de apuntes de dibujo al natural y otros a partir de fotografías trabajadas en el ordenador, imprimiéndose estos segundos con una impresora estocástica. Así mismo, ha empleado dos procesos: una plancha de fotopolímero de aluminio con emulsión fotográfica incorporada o bien plancha con emulsión manual sobre cobre, para posteriormente meter las planchas con los fotolitos en la insoladora, transfiriéndose con la luz la imagen a la plancha y procediéndose al revelado, pudiendo estampar las planchas de aluminio una vez secas “mientras que las de cobre se meten en ácido para que muerdan”, explicó la autora, que indicó que una vez terminados estos procesos las planchas se entintan y se realiza la estampación con el tórculo.