Los trabajos de recuperación y consolidación de la Iglesia de San Agustín de Almagro, que alberga un magnífico conjunto barroco, están a punto de concluir, a falta de los trabajos de musealización. El espacio sin culto, ubicado al lado de la Plaza Mayor, será incorporado a los recursos turísticos municipales, y será visitable por vecinos y viajeros desde su apertura, prevista para el mes de abril.
El principal uso que tendrá será expositivo, ha explicado esta mañana a los medios en una visita el alcalde almagreño, Daniel Reina, y dará especial apoyo al Festival Internacional de Teatro Clásico, como sede de las muestras vinculadas al evento.
Esta relación se plasmará en convenio que está a punto de firmar el Consistorio con el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), del que depende el Museo del Teatro ubicado en la localidad, y tendrá como objetivo que entre los meses de julio y noviembre sea utilizado por la dirección del certamen dramático.
El resto del año acogerá muestras itinerantes como la que va a inaugurar a finales de año con la I Feria Internacional del Sombrero, según ha adelantado el primer edil encajero.
Reina ha destacado la importancia del proyecto, elaborado por el arquitecto Diego Peris y desarrollado entre julio y diciembre de 2020 (ha sufrido varios retrasos) con un presupuesto global de algo más de 500.000 euros, financiados en un 80% por los fondos FEDER.
Ante la situación de deterioro del inmueble, han actuado en varias líneas, principalmente por las humedades que “podrían haber dado al traste” con el futuro del espacio. Así, “han canalizado de manera perimetral, ha explicado el alcalde, las humedades del suelo, y se han eliminado las goteras y filtraciones que habían destrozado partes como la escalera del camarín”.
También han sanado el tejado, muy dañado y sobrecargado, que han aislado y aligerado, al igual que los entronques entre las paredes y los tejados han sido tratados y corregidos para su total clausura.
La rehabilitación integral de la estructura garantiza al menos “su consolidación durante este siglo”, ha indicado Reina.
Tras las obras de rehabilitación, queda pendiente la musealización, que se abordará a finales de febrero y que, como será “muy sencilla”, concluirá el 18 de marzo.
Los recursos que se habilitarán serán “ligeros y leves”, pero dirigidos a que todo tipo de público, incluidas las personas discapacitadas físicas o visuales, puedan transitar por el bello espacio que es Bien de Interés Cultural (BIC) y su arte. “No se trata de llenarla de cachivaches”, sino tan solo se instalarán aparatos interactivos que permitan “las tres visiones nuevas de la iglesia”. Para Reina, cualquier visitante podrá disfrutar de vistas panorámicas inéditas “del coro hacia el camarín, del camarín hacia el coro y la vista de la Plaza Mayor desde una torre recuperada”.
Lo novedoso de la visita a San Agustín, ha insistido el primer edil, será la posibilidad de subir al coro, al antiguo camarín de la Virgen de Gracia y a la torre de la izquierda del edificio, que vislumbra imágenes de conjunto de partes históricas de la localidad, como el Museo del Teatro, la Iglesia Madre de Dios o el propio Ayuntamiento.
Historia del espacio
El arqueólogo Isidro G. Hidalgo, presente en la visita con los medios, ha repasado la reparación de las patologías estructurales del inmueble, por las filtraciones generalizadas, y la restauración del camarín y sus pinturas murales.
Ha narrado la historia de la iglesia, construida en el siglo XVII, coincidiendo con la expansión de las órdenes religiosas por toda la península, que en Almagro se saldó con la presencia de los dominicos, las bernardas, los jesuitas, los franciscanos, los hospitalarios de San Juan de Dios y los agustinos.
En este caso, la iglesia de San Agustín fue impulsada por la familia Figueroa, de la que doña María, como última heredera quiso cumplir la voluntad testamentaria de sus hermanos -Melchor, Gaspar y Baltasar-, también religiosos, de fundar un convento de monjes Agustinos Recoletos.
El retablo, ha relatado el arqueólogo, fue construido a mediados del siglo XVIII (del que solo se conserva la Santa Cena en la Iglesia de San Bartolomé), pocos años antes del virulento terremoto de Lisboa de 1755, que dejó grietas visibles sobre el antiguo altar y las bóvedas. Expresamente estas “cicatrices” se han dejado abiertas porque el “edificio tiene que contar su historia”, no sin antes monitorizar su buen estado y nulo perjuicio.
En el “convulso” siglo XIX , con la revolución francesa, el declive de las colonias o las guerras carlistas que generaban “muchos gastos”, se produjeron los procesos de desamortización y exclaustración, y el espacio acabó en manos de un propietario que empezó a vender sus piezas artísticas por partes. El pueblo de Almagro “reaccionó”, compró la iglesia con una recolecta y, por ello, actualmente es de titularidad municipal.
También fue escenario, ha evocado Hidalgo, de representaciones teatrales como la recordada de Ana Belén con ‘La hija del aire’.
Ha pervivido en el centro de la ciudad (conjunto histórico-artístico) como un bien patrimonial con un gran valor simbólico por celebrarse la primera reunión para la constitución de la Junta de Castilla La Mancha el 11 de diciembre de 1978, un hecho no muy conocido por el gran público. “Aquí se firmó el decreto de la region como ente autonómico”, ha subrayado.
El inmueble ha sido reformado en varias ocasiones, ha repasado el técnico, como la actuación diseñada por Miguel Fisac en 1986, la posterior de Jaime Lafuente y Manuel Cuadrado, y la penúltima de Juan Francisco Racionero de 1992, que “atirantó la bóveda con una estructura metálica para evitar su desplome”.
Iconografía agustina, de la Virgen María y la Eucaristia
De igual modo, Hidalgo ha pormenorizado detalles de la iconografía agustina de la pintura mural, que repasa la trayectoria de San Agustín en cuatro cuadros, y exalta la Virgen María y la Eucaristía, los dos dogmas salidos del Concilio de Trento en el siglo XVI para consolidar el cristianismo católico y apostólico frente al Protestantismo.
Ha destacado la recuperación de una puerta entre la iglesia y el antiguo convento de los Agustinos Recoletos.
A la entrada se ubica en el techo el emblema de los agustinos, con el capelo de obispo y un corazón atravesado por dos saetas, así como en otra de las pinturas de la nave central hay tres angelotes unidos por una correa que simboliza la obediencia, además del edificio de la iglesia, que representa la ciudad de Dios.
Sobre la Virgen María, hay cuatro reproducciones a ambos lados del altar de cuatro mujeres “fuertes” del Antiguo Testamento, como son Ruth, como símbolo del matriarcado, Judith, que salva a su pueblo, Raquel, como transmisora de la Palabra, y Jahel, con tintes guerreros, como defensora del cristianismo.
Por su parte, la Eucaristía estaba representada en el altar con la sagrada forma.
También destacan la decoración barroca de la capilla de la Virgen, consagrada a Nuestra Señora de Gracia, que se han restaurado por primera vez para su consolidación. La cúpula de la estancia tiene motivos vegetales y geométricos, y piña calada, al igual que la ventana que da al altar está rodeada por doce pinturas ovaladas con imágenes de flores y plantas relacionados con la imagen mariana.
Otra estancia recuperada sobre el altar es la capilla de la familia de María de Rótulo, que cedió su palacio para la construcción del convento. Destaca su pequeña bóveda de aristas.
EL coro es otro espacio llamativo, al que los turistas podrán acceder. Se conservan unos restos en la pared del albañil Miguel Valencia de 1953 y unas pruebas de solución de atirantar.
Respecto al conjunto de la particular Capilla Sixtina de la iglesia, Hidalgo ha bromeado que es perfectamente representativa del Barroco, al igual que Altamira es el complejo de máxima expresión del Paleolítico y el Panteón Real de San Isidoro de Léon del Románico.
Lo que sí reúne San Agustín es el arte barroco en vivo, “con sus alturas, colosalismo y decoración profusa, en contra del horror vacui”.