La vocalista Merche se presenta en Ciudad Real para dar un concierto, que impulsa la cadena Dial y acoge el complejo Nudos. Se regalan trescientas entradas a los espectadores para que presencien lo que está por venir, pues a finales de octubre la gaditana publicará nuevo álbum. Entre el respaldo acústico de dos músicos y unos incondicionales que cantan de memoria a lo largo de toda la función, la intérprete está a punto de salir a hombros de la carpa.
Hasta ahí, todo normal. Todo normal, claro, tratándose de una persona que sube al escenario con corrección y no intenta ofrecer una imagen que no le corresponde. Y aquí es donde deben subrayarse los méritos de esta mujer, en una faceta artística que no pocos sibaritas arrastran por los suelos a favor de otras minucias.
Despejemos obviedades del camino: ser los Beatles solo estuvo al alcance de los Beatles, y solo Dylan podía, cuando era Dylan, escribir Desolation row. Pero alarma (Houston, tenemos un problema): mientras que muchos se pasean contando las verdades del barquero, Merche no cae en esta lacra. Nacida como intérprete a comienzos de siglo, suele entrar a los estudios de grabación cada dos años. Primero sobrevivió a las arrasadoras cifras de ventas provenientes de los programas de telerrealidad; luego, a la crisis estructural que quebró los cimientos de gran parte de la industria.
La fórmula que escoge para crear sus canciones, que hablan de amores volubles y de enrevesados celos, se sujeta a la pauta de la música ligera. Esa continuidad le ha garantizado un público fiel, que seguirá encontrando lo que busca en el próximo álbum, con producción de Bruno Dabruk (a la sombra de superventas como Alejandro Sanz).
Sorprendente sencillez
La sorprendente sencillez que ha demostrado Merche sobre las tablas supera al motivo creativo de su propuesta e incluso al fervor de la concurrencia. Esta última era consciente de estar participando en un concierto promocional, lo cual corroboró la solista dando cancha con energía a sus estrenos Pasajeros y Noche de San Juan, pero no pudo quejarse de abandono.
Hubo tiempo para la conversación cómplice, la memoria del repertorio significativo y hasta para la euforia cuando tocó Eras tú. La seguridad que aportaron los instrumentistas Juan Carlos Recio y Fidel Cordero la demostró cada vez que recordaba su compañía.
Todo esto hace sospechar del panorama actual: mientras que la protagonista de la noche, cuya consolidada carrera se suele adscribir al pop de masas, se comportó en esta (pequeña) capital con nobleza y afabilidad, ciertos personajes minoritarios se autoproclaman exquisitos y tratan con desprecio y altanería a compañeros y fans. Se ofende al que va acompañado del éxito o de la audiencia transversal, al que rechaza la aflicción y las camarillas de compadres. Igual da ser talentoso u oyente de Elvis o Camarón: antes de dignarse a recibir a sus seguidores, un artista debe exigirse limpieza en el trato, consciencia de deuda con su multitud. No está de más señalar que Merche vino con la lección aprendida.
Mercedes Trujillo (voz, guitarra), Juan Carlos Recio (guitarra), Fidel Cordero (teclados). Club de Ocio Nudos. Ciudad Real, 5 de octubre.