De ser el altavoz en los tablados de los Corrales de Comedias hace cuatro siglos a la plasmación de crónicas desde un ejercicio profesional, riguroso, crítico y libre. Es el trabajo de los medios y periodistas que este lunes fue reivindicado en Almagro como uno de los puntales que han sostenido durante más de 40 años el principal acontecimiento dramático en torno a los Siglos de Oro: el Festival Internacional de Teatro Clásico.

Fue en un emotivo homenaje del patronato del certamen al colectivo periodístico, personalizado en Rosana Torres y Julio Bravo, de El País y ABC, respectivamente, y en la Asociación de Periodistas de Ciudad Real (APCR).
La ‘canallesca’ fue alabada por directivos culturales y principales voces artísticas, ante la proyección que ha dado y da a toda la información que produce el evento cada mes de julio. Sus representantes recibieron una medalla.
Tarea diaria
Rosana Torres se mostró emocionada en la intervención que cerró el acto, en la que puso el acento en el papel de la prensa cultural nacional, pero de manera especial el local. Reivindicó la tarea diaria de los profesionales de la APCR que, en su opinión, “son los que han levantado el festival día a día”, frente a los colegas de los grandes medios que “venimos a lo bonito”.

En un discurso entretenido, con gran uso de su sentido del humor, la veterana periodista se refirió al origen del festival, localizado en unas jornadas de hispanistas en 1978, que acababan sus sesiones con representaciones teatrales. Ya entonces los medios levantaron acta pública. “Si existe el festival es gracias a la prensa”, sentenció Torres desde su silla de ruedas, al estar afectada por una mielitis transversal.
Reclamó, igualmente, a dos figuras teatrales como puntales del ciclo encajero: el dramaturgo, actor y director Adolfo Marsillach, y el director del Museo del Teatro ya jubilado Andrés Peláez, presente en el acto. Marsillach, según recordó, impulsó la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) que dio una impronta profesional al festival, y Peláez promovió grandes exposiciones en el marco de la muestra, además de atraer los legados de grandes familias del teatro en España.
Torres se mostró irónicamente como “una impostora”, por haber hecho de su afición y proactivismo con los miembros de las artes artísticas, un sector “riguroso y tenaz”, una profesión pagada.

Amante de las artes escénicas
Julio Bravo agradeció la generosidad del festival “por considerarme digno de este homenaje”, a la vez que tuvo palabras de amistad a Torres. Ambos, como las propias familias de los Montescos y Capuletos, compartieron viajes, ruedas de prensa, estrenos, glosas y entrevistas, aunque “nunca coincidimos en un titular”
Amante de las artes escénicas desde su infancia, Bravo seguirá, según declaró, sentándose “en la butaca el arte”, y en citas como el festival de Almagro que “es el alfabeto de nuestro teatro y que tanto nos representa”.

Orgullo de la APCR
Mar Gómez Torrijos, presidenta de la APCR, mostró el orgullo de los periodistas ciudarrealeños, profesionales de la prensa hablada y escrita, que “han contribuido a la difusión y consolidación” del ciclo encajero.
Retrotajo las primeras publicaciones provinciales, en concreto la del diario Lanza del 8 de septiembre de 1978, en la que Dulce Néstor Ramírez daba cuenta de las I Jornadas de Teatro Cásico en el Corral de Comedias de Almagro. El periodista de antaño con su dogma profesional no sólo informó de la creación del patronato encabezado por Rafael Pérez Sierra, sino que controvirtió su consolidación y futuro.
Gómez Torrijos recordó en la pioneras jornadas la presencia de Fernando Fernán Gómez, Adolfo Marsillach, Francico Nieva o Juan Llovet y las grabaciones de Televisión Española.
El 20 de septiembre Emilio Arjona, también desde Lanza (el único periódico escrito dela época), escribió la primera crítica teatral sobre ‘Medora’ de Lope de Rueda cn fotografía de Manuel Herrera Piña.
La portavoz del colectivo periodístico provincial agradeció «la escucha y apoyo del festival» a la profesión, por lo que dio gracias «inmensas, infinitas y sinceras» al homenaje.

Garantía de la reserva natural del Siglo de Oro
El director del Festival, Ignacio García, en la misma línea puso el acento en el quehacer diario de los trabajadores de la prensa y “la importante labor que realizan día a día”.
Desde los corrales de comedias, “altavoz” de la transformación de las familias de los soberanos de hace cuatro siglos, a “un vehículo de transmisión fundamental de lo que sucede en los teatros”. Es el quehacer de la prensa.
“Si no aparecen sus crónicas se puede decir que algo es irrelevante o que no existe”, reconoció García, a la vez que valoró la existencia de una prensa “crítica y libre” como “garantía de presente y de futuro de la reserva natural del Siglo de Oro”.
Las publicaciones sobre el festival mantienen los valores cívicos, dijo, “de un modelo público, plural y libre”, que en el caso del festival almagreño, además, expone una visión “feminista, americanista, accesible e inclusiva”.
Respecto a los nombres reconocidos, valoró “el entusiasmo y vitalidad indómita” de Torres, “el compromiso, respeto, mesura y responsabilidad” de Bravo y “el amor inmenso por Almagro y por su festival” de los periodistas ciudarrealeños.
No hay antagonismo
Con semejantes claves se pronunció la directora del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM), Amaya de Miguel, quien desmintió la “creencia” de que existe un antagonismo entre los poderes públicos y la prensa. La desconfianza que supone este contrapoder, a su juicio, “es muy diferente” en el tratamiento mediático de las manifestaciones artísticas.
Al menos así es en el Festival de Almagro, que ella misma dirigió los años 1995 y 1996, y cuya parte de éxito cosechado a lo largo más de 40 años “se debe al trabajo llevado a cabo por los profesionales de la prensa”. Los periodistas, según la percepción de De Miguel, sienten el ciclo “como propio”, y han trabado vínculos que, al margen del puro ejercicio profesional, son propios “del territorio afectivo y emocional”.
Reivindicó esta prensa «profesional, veraz e independiente», frente a las nuevas formas de difusión vinculadas a las redes sociales, que priorizan “el ruido y la polarización” frente al sosiego del texto y el contraste ecuánime de opiniones divergentes.
Son cualidades, para De Miguel, que reúnen Torres y Bravo, y que junto a “la dedicación plena y el amor profundo al trabajo y a las artes escénicas” logran un “plato de alta cocina, exquisito, sabroso y de fácil digestión”.
De Torres evocó los tiempos de su paso por la Guía del Ocio, cuando la directiva se iniciaba como gestora en la Sala Cadalso, y su papel en la difusión teatral, al que mostró su “profunda admiración” porque “encarna en ella misma la esencia del festival”.
De Bravo destacó su “responsabilidad, seriedad y gran entusiasmo hacia las artes escénicas”, mientras que subrayó “la colaboración estrecha” con periodistas de la APCR. Siempre mostraron “un profundo deseo por dar a conocer el festival, Almagro y su vocación áurea y teatral”, además de “hacer de puente entre los ciudadanos Castilla La Mancha y la realidad del festival”.
En definitiva, la prensa “libre, independiente, sin cesura ni autocensura” consolida, en su opinión, “una auténtica sociedad democrática autocrítica y plural”.
Laudatios
Las laudatios de los premiados fueron muy esclarecedoras y enriquecedoras, a la hora de conocer la dimensión humana y social de los homenajeados del Festival de Almagro con una insignia.

Antonio Villarroel habló de la APCR y de la equitativa correspondencia a los profesionales locales. “Justicia es acordarse de esa fiel infantería que constituye el periodismo local. El que trabaja pegado al terreno el que nunca falla”.“Por una vez, dijo previamente el periodista ciudarrealeño de RNE, es justo que seamos noticia, que se reconozca esa tenaz aportación al éxito de un festival que sentidos un poco nuestro”.

La escritora Almudena Grandes sobre la figura de Rosana Torres, a quien le une una amistad personal, destacó “lo que he aprendido de teatro” a través de las enseñanzas de la periodista. Evocó la emoción de la homenajeada al hablar del Corral de comedias, o de la “conmovedora potencia del teatro clásico español, de Lope, y Calderón”, pero también de autores recuperados.
Carlos Hipólito, también amigo de Julio Bravo, valoró la consideración a la escritura del periodista de ABC “en el mundo de los cómicos”. Es un crítico “querido” por ser “un hombre tranquilo, amable, educado y cercano”. El conocido actor reconoció el respeto y la mesura de sus crónicas, no necesariamente elogiosas o entusiastas, pero siempre sin ensañamiento con lo que “no coincide con su criterio”.

El violinista Aaron Lee enmarcó el acto, celebrado en el Palacio de los Oviedo, con ráfagas en cada intervención sobre la Chacona de Bach y la sintonía del festival.
Entre otros rostros conocidos asistieron al homenaje el figurinista Pedro Moreno, Premio Nacional de Teatro en 2015; Lluis Homar, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), o el actor Arturo Querejeta, que forma parte del elenco de ‘El príncipe constante’.