Si Juana, “loca de amor”, peregrinó por los páramos de Castilla con el cadáver de Felipe ‘el Hermoso’, Pedro I no se quedó atrás y siete años después de la muerte de Isabel de Castro la coronó reina de Portugal.
Le pondría a sus restos el collar de vencejos de ágata negra que le regaló, aves que simbolizan libertad y la imposibilidad de vivir dentro de una jaula, aunque sea una grande como un aviario, o de barrotes de oro como una corona.

Con intriga, ambiciones desmedidas, complots, asesinatos y venganzas, el “thriller gótico” en torno a la relación de Pedro I de Portugal e Isabel de Castro se revivió este martes en el Corral de Comedias de Almagro a través de la ficción sonora de ‘La reina muerta’ a cargo de Radio Nacional de España.
Un gran elenco de intérpretes capaces de hacer ver al oyente-espectador con tan sólo la voz las imágenes y detalles de la trama volvió a juntarse en el Festival almagreño para crear una dramatización sonora envolvente, de cautivador ritmo y, por las emociones y sucesos expuestos, sobrecogedora.

Joaquín Notario, de nuevo sublime y rotundo como Alfonso IV; Víctor Duplá, sensible y enérgico como Pedro I; Carolina Lapausa, tierna, espléndida y serena como Inés de Castro; y Camila Viyuela, firme, escéptica y contrariada como Elvira de Navarra; protagonizaron la pieza, junto a grandes voces como las de Miguel Valiente como Álvaro Gonçalves y Pedro Muñoz como Pêro Coelho, así como Víctor Clavijo en el papel de Diago Lopes Pacheco, Julio Valverde en el de Martín, primo de Elvira; Juan Suárez en el de Alvar de Castro, Amaya Prieto como dama de Elvira y Adriana Jordán como dama de Inés.

Varias golondrinas revolotearon sobre las cuerdas del toldo descubierto del cielo del Corral en el transcurso de la emisión de la pieza interpretada desde siete atriles en el escenario por los que fueron rotando los actores de esta producción en la que destaca la capacidad del elenco para entrar directamente en la situación emocional, como ocurre con los sollozos y lágrimas de Jordán, la sutileza en los matices al expresar el texto de por ejemplo Notario, Valiente o Muñoz contribuyendo a la naturalidad de los diálogos, y el perfecto engranaje de efectos, músicas de fondo y sucesión de intervenciones a lo largo de una obra que, con texto de Alfonso Latorre y dirección de Benigno Moreno, engancha de principio a fin.