El VI Winter Festival bate todos los récords. Más de 2.000 personas han abarrotado el Pabellón la Central de Puertollano (y su aparcamiento) para disfrutar de un día pleno de conciertos, comida y buen rollo.
La jornada empezó temprano, como los abrazos a los que obligan las cervezas. Los maleteros de los primeros coches en llegar fueron convirtiéndose en despensa, para disfrutar de un día donde las chupas se mezclan con las gorras sin que nada parezca distintos; todos forman parte de la misma tribu, la disfrutona.
Primeros fueron los grupos locales los encargados de poner música a una comida abierta a todos los congregados y eso mola, porque te va entonando y va calentando el oído para disfrutar de los acordes cuando caen la noche.
A medida que iban pasando las horas, las filas de coche y el trasiego de gente empezó a multiplicarse, hasta abarrotar sobre las 20:00 horas las puertas de la central para ver el concierto de Jaime Urrutia, que siempre será parte de Gabinete y de esas mañanas donde su videoclip se repetía una y otra vez en la MTV. Ahí le cogimos cariño y le buscamos parecido con Manolillo (mi vecino); y quizás por eso, siempre ha sido como de la familia.
Tras él llegó la música de Los Secretos con sus himnos eternos, que aprendí a escuchar junto a mis padres y con los que fui creciendo buscando protagonistas a aquellas letras que hablaban de amor y también de las miserias que se desprenden de las relaciones que llegan a puertos sin agua. Son y serán uno de esos grupos que revienten las barreras generacionales. Es la segunda vez que pasan por la Central y cada vez que lo hagan, serán recibidos por los abrazos abiertos de un Puertollano que los siente como suyos.
Y cómo no, Modestia Aparte hizo sonar «Cosas de la edad«, y uno se preguntaba entre salto y salto, cuál de todas las cosas que empiezan a surcar a partir de los veinticinco por la cabeza son las que se encierran en esa canción para melómanos, que puedes estar años sin oír, pero que en su primer acorde te hace vibrar como cada vez que lo haces. Aunque el claro acierto del grupo fue hacer soñar «La chica de ayer» de Antonio Vega, porque esa chica es de todos y siempre queremos reencontrarla.
Con el listón arriba, subió Rafa Sánchez, el ex de la Unión para poner colofón a la sexta edición del Winter, que volvió a reinventarse; con sus food trucks, sus palomitas ambulantes, su photocall que siempre estuvo pero que tal vez este año fue más persistente, con la firma de Jesús Fabián Caballero, que fue el propulsor de este invento que sonaba a locura y que a falta de doce ediciones para la mayoría de edad, ya se ha convertido en referente en toda España.
En el currículum de Caballero este 2022/23 debe anotarse, además del Winter, conciertos como: Fito y los Fitipaldis, Manolo García, El Barrio, Manuel Carrasco, Camela, Rozalén o Vanessa Martín. No está mal para cerrar el ciclo político cuyo horizonte parece queda en mayo.
Lo que sí está claro es que esta aventura del Winter ha merecido la pena. ¡Larga vida al Winter!