Una damajuana es un recipiente de vidrio destinado a contener y transportar líquidos. Tradicionalmente de forma esférica y cuello estrecho y se forraban de mimbre y otros materiales para evitar su rotura en los viajes. En tiempos pasados también se utilizaban para fermentar el vino y fabricar cerveza. Se han fabricado en vidrio y barro hasta la llegada de los plásticos que lo han sustituido en una proporción mayoritaria. La capacidad de una damajuana puede variar de 5 a 40 l.
La palabra damajuana hace referencia a la anécdota que cuenta cómo una reina de nombre Juana, se refugió de una tormenta en el taller de un maestro vidriero y allí se interesó por la fabricación de las botellas. La reina quiso hacer su propia botella, y, soplando con gran fuerza, consiguió una de 10 litros, muy por encima del tamaño considerado como normal. A esta botella, y a las otras de su tipo que se fabricaron posteriormente, se les dio el nombre de «dame-jeanne» o damajuana.
En España hablamos de garrafas o bombonas, su capacidad es variable y durante el siglo pasado eran muy utilizadas las de arroba, media arroba y cuartilla, 16-8 y 4 litros respectivamente. Su uso mas extendido era para transportar vino, las mayores para llevarlo de las bodegas a las tabernas y bares y las de cuartilla a los domicilios particulares. La mayor parte del vino se vendía en estos recipientes, aunque también había una parte que se embotellaba. La cantidad embotellada fue aumentando y hoy se vende muy poco a granel.
Humedeciendo el forro de la garra y colgándolas al aire, se conseguía que el caldo se refrescara razonablemente cuando las neveras no eran de uso mayoritario. En el museo Etnológico hay numerosas garrafas con diversos tipos de forros que pueden ver los visitantes.