Llevaba casi una década en Madrid como maestra interina de Música en Infantil y Primaria, trabajo que al principio le apasionaba, estaba “muy motivada”, pero en los últimos años sentía que se le estaban “apagando” las ganas. Nació su hijo, paró y se dio cuenta de que “no quería volver a ese trabajo. No es que no quisiera a trabajar, sino que ya no me motivaba” esa actividad profesional. “Se acabó, fue un ciclo y ya está”, resume la alcazareña Laura Liz, que acaba de publicar, el pasado viernes 30 de octubre, su álbum de debut, ‘Musicando’, en el que recoge en cada canción diferentes momentos reflexivos y evolutivos de un proceso transformador que le ha llevado a hacer realidad su sueño por la música.
Cuando llegó a casa y dijo que quería hacer un disco, a su familia le “pilló un poco por sorpresa” esa decisión. Al principio fue cómo ‘¡Ay qué bien!, pero ¿a qué te vas a dedicar?’, y ella ‘pues bueno al disco, a la música’. ‘Pero mujer, tendrás que comer’. Y ella ‘bueno, vamos a trabajar en ello’, relata Liz, que le llevó las letras de sus canciones a su padre, el poeta alcazareño Mariano Lizcano, quien, al día siguiente, “se presentó con un poema” que a los veinte minutos su hija convirtió en una canción. Se titula ‘Vengo’, es la primera del álbum y para Laura “la más bonita porque la letra es de mi padre”.
En este tema, dice que viene de los mares y la tierra, que no le hablen “de penas ni nada de eso”, que tiene “los campos” de su pueblo en el corazón y viene con “una ilusión” que va a llevar a cabo. En este primer tema del disco ‘Musicando’ participa su padre, así como, con voz en off, en la segunda canción del álbum, ‘Porque puedo’, en la que expone su manera actual de “ver y entender la vida” y “cuáles son los principios más importantes de la vida y que gobiernan el mundo”.
Camino mío
El giro que tomó su vida, al parar de trabajar con el nacimiento de su hijo y decidir cambiar de rumbo, “frenar la inercia que tenía” es el punto de partida de la tercera canción, ‘Camino mío’. “Me tomé tiempo para reflexionar, meditar y me di cuenta de que estaba viviendo como en automático, no me estaba replanteando la vida”, con lo que se dijo “oye no, que quiero centrarme un poco y disfrutar que se me está pasando el tiempo y no sé qué quiero hacer”, explica la artista alcazareña, que alude en esta composición a los momentos de reflexión que le llevaron a querer “centrarse” en su propósito, hacer lo que le “sale de dentro”, ajena a críticas o “malas noticias”. Es como meterse en una burbuja y querer caminar por “mi camino”, desde la positividad puesto que “cuando estás bien contigo mismo ya puedes ofrecer pero si no estás bien…”, es muy difícil. Antes de arreglar el mundo, “lo primero” es arreglarte tú, señala la cantante, que saca a relucir en este tema los molinos de Alcázar, localidad a la que nombra mucho en el álbum esta creadora “manchega de pura cepa”.
Una de las canciones más emotivas del álbum es el cuarto corte del disco, ‘Sin una lágrima’, en el que habla de un proceso que personalmente le “vino muy bien, porque muchas veces vas tirando para adelante, para adelante y tienes mochilas con peso que tenemos que ir quitando”. Laura tenía el peso de la muerte de su hermana, algo sobre lo que “no era capaz de hablar sin llorar. Necesitaba trabajar eso” y en esta canción habla “del perdón, más en concreto al conductor”, el cual está vivo, en el accidente que causó el fallecimiento de su hermana. “Si vas a llorar en una canción que sea para sanar algo y por un bien, con un propósito al menos”, expone Liz, que indica que “ya en su casa” pueden hablar de algo que se había convertido en “tabú por lo menos” por su parte.
Después de pasar por ese proceso de recordar, “el trauma que tenía enquistado”, da gracias por lo que tiene, sin rencores ni lastres, en ‘Llegar a ser’, quinto tema que da paso a ‘El alpha y el omega soy’, en el que alude a la toma de decisión de cada uno de hacerse responsable de su propia vida, no rendirse y, como en su caso, si es necesario dar un “giro completo”. No vale, poniendo como ejemplo su experiencia, con decir que como es algo que decidió a los 16 años, ya tiene que ser para toda la vida.
Personalmente para ella, dejar la escuela, la opción de hacerse funcionaria, con lo que “te llaman loca”, fue una decisión “muy difícil”, pero “si no te gusta algo, una pareja, una situación o el lugar es tu responsabilidad estar ahí”, tienes “la última palabra en tu vida”, ánimo de determinación que hace extensible a cualquier situación como, por ejemplo, la de las mujeres maltratadas. “Tienes la capacidad de salir de ahí porque de todo se sale, al igual que de todos los vicios o lo que sea. Todo se puede cambiar y superar. ¿Tiene que ser así?, pues no, ¿es posible cambiar?, pues sí”, subraya.
Orden interno
En un disco con su orden interno sobre el proceso vivido por Liz, “después de sentirte responsable y tomar las riendas de tu vida en ‘El alpha y el omega soy’, viene la séptima canción, ‘Desierto’, porque “cuando tomas decisiones diferentes te llevan a sitios diferentes y, al principio, te sientes sola”, como que “no encajas con la gente de alrededor, con las conversaciones” ya que “estás viviendo en tu cabeza un mundo que afuera no ves”. Se trata de un desierto que “tienes que atravesar y no pasa nada, te sirve para reflexionar y seguir adelante”, y, pese a la aridez que encuentras porque “no todo de repente se vuelve bonito”, no deja de significar que “vas por el buen camino”.
El primer single del álbum y la primera canción del disco que compuso es el octavo tema, ‘Enamórate de ti’, en el que habla de la autoestima y la importancia de quererse a uno mismo para querer a los demás. “Cuando empiezas a saber hacia dónde vas y ver que tu vida tiene sentido, es como que quieres ayudar a otros también”, indica Liz, que resalta que, no obstante, “no puedes dar lo que no tienes, no puedes pretender que te quieran si no te quieres a ti mismo. No vas a dar amor si no te amas, es tontería. Y no es egoísmo, es sentido común”.
El tránsito vital que narra en el disco, con los diversos momentos que ha pasado, conduce al noveno tema y que da título al álbum, ‘Musicando’, una “fiesta final” del disco con la que celebra que está “haciendo realidad sus sueños” y que navega al alegre compás de ritmos cubanos, además de incluir colaboraciones de uno de los productores del trabajo discográfico, DJ Omerta, y el cantante catalán David Polo.
Como colofón, el disco culmina con ‘Te doy las gracias’, dedicada a Laín García Calvo, autor de la saga de libros de metafísica y espiritualidad ‘La voz de tu alma’, que a Liz le han servido en gran medida durante un período en el que se “estaba cuestionando muchas cosas de la vida” y le han ayudado a afrontar un “cambio transformador”.
Libro abierto
El disco es “un libro abierto de lo que soy yo y este cambio”, resume Liz, quien, residente en Barcelona, le “pilló” el confinamiento de marzo visitando a su familia, en Alcázar, período en el que compartió un buen número de versiones de artistas como Ana Belén, Alejandro Sanz y Bob Marley. Así mismo, en Alcázar participó en junio junto a otros artistas de la localidad en el Concierto del Reencuentro en homenaje a los sanitarios.
Con diseño de David Repulles, creador que además es cantante solista del nuevo espectáculo del Circo del Sol, y la producción también de Joan Grado, el álbum ‘Musicando’ está desde el viernes en las plataformas musicales y se puede adquirir físicamente y descargar en la web lauralizoficial.com.
Desde pequeña, Laura Liz toca el piano y entre sus referentes hay una amplia variedad de influencias desde Zaz, Bebe, te&canela, Marwan, Rozalén y Ana Belén, así como Julieta Venegas y Mon Laferte, hasta el rock y las bandas sonoras de Tarantino.
