Se trata de “un homenaje a la gente, paisaje, folclore y literatura de mi tierra”, destaca la autora malagonera en relación con este poema inédito que formará parte de su segundo poemario.
El primero, titulado ‘De (s) amor, coraje y cáncer’, lo publicó en marzo, ya va por la tercera edición, lo ha presentado en Guadalajara y Malagón, además de en San Jordi en Barcelona, y la puesta de largo en Ciudad Real será el sábado 22 de junio, a las 18 horas, en el Museo Elisa Cendrero.
Emoción y vitalismo desprende la obra de debut de González Gall, filóloga que estaba trabajando en Guadalajara cuando le diagnosticaron en febrero de 2023 cáncer de mama, lo que le llevó a regresar a Malagón durante el tratamiento, período en el que fraguó la mayoría de los poemas de un libro que es “un viaje emocional. La enfermedad la visibilizo pero va más allá, aborda emociones humanas de todo tipo”.

“De emociones, ideas, pensamientos, lamentos y cantos a la vida habla este íntimo y delicado poemario”, que incluye desde sonetos clásicos hasta composiciones desenfadadas y contemporáneas, con un estilo propio y figuras recurrentes que denotan muy diversas influencias. “Es un canto al amor (y a la ausencia), al coraje y a la vida”.
“Si bien la gran mayoría fueron escritos durante mi tratamiento, se entrelazan con algunos poemas más antiguos de mi juventud, que aparecen en las primeras páginas”, señala la autora.
En la librería Litec de Ciudad Real, las librerías de Malagón y a través de las redes sociales de la escritora, además de en plataformas digitales, se puede adquirir este poemario.
‘Tierra de Gigantes’
La tierra me habla de presente
y de pasado en cada estrato.
Somos el fruto y simiente
en forma humana poblando motillas.
De sol, de oliva y de polvo,
son rojas nuestras mejillas,
y huellas vamos dejando
pintadas sobre la arcilla.
La Mancha nos mira quieta
-llana o serrana- por las colinas.
Nos cuenta su viejo relato
cantado en jotas y seguidillas.
Relata la tata vieja que muy antaño
se conocían
gigantes, que eran molinos
de toscas aspas, que arremetían
hidalgos de hidalga estirpe
que al tiempo todos conocerían
-lugares de buenas gentes
de cuyo nombre se olvidarían-.
El tiempo transita esta tierra morada.
Yo miro los altos molinos de ahora
con sus aspas y turbinas,
y veo cómo cerradas quedaron sus minas.
Y rojas siguen las capas,
con ocres en sus pupilas
-la sangre vieja que recorre
las arterias de la Nueva Castilla
que bañaron de arena y de lava
los viejos Campos de Calatrava-.