Y es que, José María Sanz ofreció junto a su banda —menudos músicos— un soberbio concierto en el Paco Gálvez que no defraudó a las dos mil quinientas personas que cantaron, bailaron, sintieron y, en definitiva, disfrutaron sus canciones, de esos himnos que han acompañado la existencia de muchos de los presentes.
El público del Paco Gálvez era muy heterogéneo y de todas las edades, aunque primaban (primábamos) los llamados “boomers”. Cincuentones desenfadados, padres y madres de familia sin complejos que vivieron el concierto con la misma intensidad con la que se prodigó el protagonista de la noche: mucha. Y, aunque sea una frase manida, anoche Loquillo demostró en Tomelloso el porqué a sus 62 años sigue siendo el rey. Precisamente ese, “El Rey” es el nombre de la gira que inició el pasado año.
La música de ambiente, rock and roll clásico y grupos españoles como Los Bravos o Los Canarios, barruntaba una gran noche. Pasadas las once y media comenzó el concierto, una comunión colectiva en la que el público y el artista recorrieron cuatro décadas durante apenas dos horas. Comenzó con “Los buscadores”, tema de su penúltimo disco, “El último clásico” (Si estáis conmigo compañeros / con versos de Cirlot y Cioran / custodiaremos las sagradas runas / y nuestra única patria será el mar). Sin solución de continuidad, el artista y sus grandes acompañantes atacaron “Luna clara”, “Sol” y “Planeta rock”.
“Salud y rock and roll” fue el primero de los himnos que el respetable coreó. “El Rey” fue calentando al respetable con “Creo en mí”, “Sonríe”, “Cruzando el paraíso”, el genial “Rompeolas”, “Rock suave” o “El último clásico”. Mientras interpretaba “Carne para Linda”, el líder de Los Trogloditas bajó al foso y el público se volvió loco. Si los móviles no pararon de grabar durante toda la noche, aquello fue una orgía de teléfonos grabando y emitiendo en directo el momento.
Con el “Rey del Glam” aprovecho Loquillo para presentar a los grandes músicos que lo acompañaban, una sensacional banda formada por Igor Paskual, Laurent Castagnet, Josu García, Alfonso Alcalá, Pablo Pérez y Jorge Rebenaque.
“Rock and roll actitud” y “El Rey” dieron paso al último tramo de la velada. Y, como era de esperar el clímax del concierto llego en ese tramo final en el que artista de Barcelona nos regalo sus himnos, unas canciones de todos conocidas y que forman parte de la historia de la música española. Unos temas que, se notaba, emocionaron sin duda a los eternos rockers de la primera fila y que todos los que acudimos al Paco Gálvez cantamos a grito pelado moviendo las caderas. “La mataré”, un “Ritmo del garaje” adaptado a los tiempos, ya no es la madre sino la hija la que “me mira mal”, “Feo fuerte y mortal” y el concierto acabó con “Cadillac solitario”.
Dos horas intensas e ininterrumpidas de música, sin ningún bis, que dejaron un gran sabor de boca en quienes tuvimos la suerte de estar anoche en el Paco Gálvez. Se notaba la felicidad en las caras del público que abandonaba el estadio. Lo que no estamos seguros es si a muchos, tajantemente no a este cronista, les sorprendió el amanecer.