La reproducción del sonido de los fenómenos de la naturaleza, como el viento, los truenos, las olas, incluso los terremotos en el teatro, no son cosa de las tecnologías actuales, sino que ya hace más de 400 años unos imaginativos escenógrafos crearon una serie de sencillos artilugios que revolucionaron la dramaturgia de la época.
Son los efectos especiales de los Siglos de Oro que reúne la exposición interactiva ‘El arte de crear ilusiones: sonido, luz e ingeniería en el teatro Barroco’ en la Iglesia de San Agustin, con cuya apertura, este jueves, se ha dado el pistoletazo de salida a la 41 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.
Estará abierta hasta el 14 de octubre y ha sido inaugurada a las 20 horas por el ministro de Cultura, José Guirao, acompañado por el consejero de Cultura, Ángel Felpeto, y el presidente de la Diputación de Ciudad Real, José Manuel Caballero, además del alcalde de la localidad, Daniel Reina, entre otras autoridades.
La muestra, creada por Miguel Ángel Coso y Juan Sanz y organizada por el Museo Nacional del Teatro, enseña la tecnología teatral barroca a través de un recorrido temático dividido en tres secciones, con invenciones que imitan los sonidos de la naturaleza, la iluminación y la maquinaria.
La directora del Museo Nacional del Teatro, Beatriz Patiño, ha explicado a lanzadigital que el conjunto con una treintena de inventos que recoge la exposición, muy atractivos a la vista y para ser probados, muestra “la tecnología teatral barroca”, a través de un recorrido temático dividido en varias secciones.
Se trata de reproducciones “de máquinas e ingenios teatrales barrocos basadas en modelos históricos -hoy ya desaparecidos- y documentados profusamente por Miguel Ángel Coso y Juan Sanz (Antiqua Escena), ue llevanv años investigando sobre este tipo de elementos”.
Patiño recuerda que la muestra se enmarca en el homenaje que este año dedicará la Fundación Festival de Almagro a los escenógrafos, cuyas creaciones “son parte importante de cualquier puesta en escena”.
El relato exposicional se centra en la maquinaria o tramoya que se utilizó en el periodo del Siglo de Oro que, generalmente, se montaban detrás de la escena “y se manipulaba por el hombre”, con el fin de “crear una atmósfera de magia e ilusión en el hecho teatral”.
En el primer bloque, explica Patiño, se encuentran las primeras máquinas que emulan los sonidos de la naturaleza, desde el viento a los terremotos, tal y como el propio Cervantes recogió en La Numancia, donde en una acotación decía que en el foso había un barril lleno de piedras para reproducir los martilleantes sonidos de una tormenta.
En el bloque de la iluminación, se aborda el alumbrado que se utilizaba en el Barroco, unos equipos que “se diferenciaban por el tipo de alimentación, bien por combustible, aceite o cera, como era lo propio de aquella época” cuando las obras duraban más tiempo.
En este caso los elementos para iluminar podían ubicarse en la escena o ser movidos por los mismos actores.
La ingeniería teatral es la que da contenido al tercer bloque, donde se explican los innovadores decorados que, en función de la perspectiva y progresión de alturas, daban más o menos dimensión a la escena. Además, en un teatro con tintes religiosos, servían para escenificar la bajada o subida de los dioses o el descenso a los infiernos de inmorales, asesinos y malandrines.
Se trata de una propuesta que “hace un magnífico viaje de los sentidos por el Teatro Barroco español”, que bebió de ideas del ingeniero, pintor y escenógrafo florentino Cosme Lotti , que murió en Madrid en 1651, donde vino a trabajar a la Corte de Felipe IV.
Patiño señala que esta atractiva maquinaria, que este mismo jueves ha sido utilizada para ‘interpretar’ una secuencia musical en la inauguración, se utilizaba principalmente en el teatro cortesano, de más dimensión, mientras que en los corrales de Comedias se usaban piezas más pequeñas.
Visitas guiadas
La exposición El arte de crear ilusiones: sonido luz e ingeniería en el teatro Barroco contará con visitas guiadas todos los días durante la celebración del festival de teatro a partir de las 12 horas, y desde agosto los sábados, a partir de esa misma hora.
Patiño ha destacado el carácter interactivo, “sobre todo para los niños, que podrán viajar en el tiempo y conocer como se ambientaban las obras teatrales de hace siglos”.