Que los solaneros son gente valiente, dinámica y con ganas de hacer cosas, es harto conocido. La idea de organizar ‘Comercilandia’ ya era un arquetipo de tal inquietud, pero faltaba saber cómo arrancaría. Duda resuelta. Centenares de ciudadanos se echaron a la calle este sábado para arropar la puesta de largo de una iniciativa a la que se han adherido 67 establecimientos comerciales.
Todos se han esforzado por ambientar sus escaparates con motivos de películas o series infantiles de gran celebridad. De paso, el Ayuntamiento lo hizo coincidir con el encendido oficial del alumbrado navideño. Como hecho excepcional, se cortó al tráfico la calle Carrera en su tramo más céntrico. Lo demás fue una demostración de originalidad y vida callejera, aunque en ocasiones la distancia de seguridad fuera discutible.
A las 6.30 de la tarde se procedió a encender la iluminación, que incluye un gran árbol en la Plaza Mayor. Inmediatamente, una legión de familias y grupos de amigos se afanaron en visitar los escaparates, que habían permanecido tapados en los días previos y se descubrieron en ese momento. Simplemente fabulosa; así es como se puede adjetivar la decoración de esos escaparates, elaborados con todo lujo de detalles y un gran gusto.
“Llevar ilusión a las calles”
‘Comercilandia’ nace orientada a los más pequeños, teniendo en cuenta que tras ellos van sus padres. Las ventas deberían llegar por decantación. Y aquí, los comerciantes solaneros han echado el resto. Su despliegue de creatividad merece todos los elogios. La idea es original de Juanfran García-Abadillo y el gremio se ha volcado, empezando por la propia Asociación del Pequeño Comercio. Su presidente, Ramón Prieto, no ocultaba su satisfacción, casi su emoción: “No esperaba este tránsito; la gente está respondiendo genial”. “Se trataba de llevar ilusión y colorido a las calles y creo que lo hemos conseguido”.
En efecto, se respiraba una gran atmósfera exterior, sobre todo en la calle Carrera y alrededores. Muchos comercios tenían música propia, que se mezclaba con una charanga contratada para la ocasión. Eran constantes los selfis ante los escaparates, donde los niños cobraron especial protagonismo. Los comerciantes recibían con agrado la lluvia de felicitaciones. Poco importaba el intenso frío con la noche ya caída sobre La Solana.
El primer paso está dado. La vida comercial eclosionó de repente. Falta saber qué efecto real tendrá en los próximos días sobre el íntimo objetivo final: relanzar las ventas. Los cimientos están puestos.