Los ciento setenta y siete poemas seccionados pueden ayudar a reflexionar sobre la vida interior, entendiendo que lo mundano y lo humano sólo tienen sentido cuando se integran en la totalidad de lo divino.
El autor tenía cerca de un millar de poemas escritos a lo largo de su vida y se decidió a hacer una selección en este libro editado por Gravitaciones y presentado esta semana en el Museo López-Villaseñor.
Esta antología, que recorre las distintas etapas vitales del escritor ciudadrealeño Luis Gallego está estructurada en cuatro partes.

La primera, conformada por poemas dedicados a Dios y a distintas advocaciones marianas, algunas de ellas de Ciudad Real y localidades como Retamar y Villahermosa, y otras de ámbito más general como María Auxiliadora, Virgen de la Almudena y Virgen de Covadonga, acompañadas todas ellas de la imagen correspondiente.
También incluye poemas en torno a los carismas de significativos santos para Gallego, entre ellos, algunos paisanos como Santo Tomás de Villanueva, natural de Fuenllana, y dos de Almodóvar del Campo como San Juan de Ávila y San Juan Bautista de la Concepción, además de a aquéllos que llevan su nombre como San Luis Gonzaga, San Luis Bertrán y San Luis Rey de Francia, entre otros, así como dedicados a beatos como el Padre Chaminade, fundador de los Marianistas, el colegio donde Gallego estudió, y algunos mártires, también marianistas, como Carlos Eraña y Fidel Fuidio.
En cuanto a la segunda parte, propone poemas que constituyen distintas reflexiones o meditaciones sobre cuestiones religiosas y espirituales.

Otro apartado versa sobre la cultura con poemas de música, poesía, literatura y otras muchas cuestiones estéticas.
La última parte, sobre la naturaleza, incluye poemas dedicados al agua, las Tablas de Daimiel, la laguna de Lizana en Ruidera y la Albufera de Valencia, junto a otros sobre los olivos, el vino, las bodegas y trabajos en el campo como la siega, la trilla y el acarreo de la mies cuando se hacía sin maquinaria agrícola.
Con un estilo “natural, claro y sencillo” escribe principalmente sonetos y romances, aunque también hay serventesios, cuartetas, pareados…
El hilo conductor de la obra son los valores humanos (ascéticos, estéticos y éticos), con una finalidad pedagógica.