Su autora, Maria Zaragoza, y la ilustradora también criptanense Ana María Alcañiz, firmaron ejemplares este viernes en la jornada inaugural de la Feria del Libro de Ciudad Real de esta obra que retrata infancias y adolescencias analógicas que precisamente se acabaron, en los años ochenta y noventa, con su generación.
“Retratar ese punto final me parecía interesante e importante”, destaca Zaragoza, que lleva a las páginas de su último libro “el mundo mágico e infantil que vivíamos cuando jugábamos en la calle. Teníamos una vida aparte de la de los adultos”. Ahora, los niños “sólo hacen vida con adultos, mientras que nosotros teníamos un universo en el que sólo había niños y adolescentes. Existían esos espacios”.
“Y también es una época en la que había yonkis por la calle, pegó fuerte el sida y aparecieron las grandes olas de trastornos alimenticios. De esa conjunción” nace este libro cuyo título lo toma prestado de la película fantástica ‘Jennifer’s body’. Con precisamente ‘el infierno es una chica adolescente’ arranca este film, indica Zaragoza, que resalta que “quería marcar mucho ese tono” porque estima que “la adolescencia es una época de traiciones: te traiciona tu propio cuerpo, es cuando las traiciones de los amigos se vuelven más tremendas y parece que se va a acabar el mundo con cada cosa, pero, al mismo tiempo, es una época de iluminación, felicidad,…”, señala la escritora, que también incluye otra cita de la obra ‘Anatol y dos más’ de Blanca Riestra que dice ‘a veces jode ser feliz a pesar de todo’. Y eso también es el espíritu del libro”.

Se trata de una obra que se está vendiendo muy bien y “está gustando mucho. Todo lo que nos llega de los lectores es estupendo”. Hay adolescentes actuales que, “pese a contarse cosas que no tienen nada que ver con ellos y que les habrán pasado a sus padres, sin embargo conectan, pero sobre todo lo disfruta mucho gente que ha sido adolescente y niña en la época que se retrata, una infancia y adolescencia en los noventa de pueblo”.
“Es una etapa explosiva la adolescencia, pero también los años que estoy contando”, admite la autora manchega, cuyo primer trabajo como guionista de cine, el cortometraje ‘Cuentas divinas’ dirigido por Eulalia Ramón, viuda de Carlos Saura, quedó finalista en la pasada edición de los Premios Goya.
“Era lo primero que escribía para cine y estar nominadas fue un regalo. Nunca pensamos que íbamos a llegar tan lejos, fue una sorpresa y maravilloso estar ahí”, resume Zaragoza, que volverá a rodar en junio otro corto con Eulalia Ramón titulado ‘Agonía’.
También acaba de terminar el primer borrador de nueva novela y su anterior libro, ‘La biblioteca de fuego’, Premio Azorín de Novela 2022 y en el que homenajea a los bibliotecarios y bibliotecarias que salvaron el patrimonio bibliográfico español durante la Guerra Civil, saldrá traducido en Italia el 28 de mayo.

La autora criptanense reconoce tener “una forma de escribir muy directa y que lleva mucho trabajo hacer que parezca sencilla. Picasso decía que le llevó toda la vida aprender a pintar como un niño y yo entiendo perfectamente lo que quería decir con eso. Que algo sea concreto y conciso y que le llegue al lector exactamente lo que tú querías decir es el trabajo de mi vida”.
“Quiero que a la gente le entren las historias de una forma que les parezcan fáciles y que luego en el fondo no lo sean porque ahí puedes meter un montón de complicaciones, mensajes, tramas, personajes… Yo he bailado ballet y siempre digo que lo que hace el ballet es hacer que algo muy difícil parezca sencillo. Y creo que es lo que pretendo con la literatura”.
“Yo no escribo, corrijo, corrijo muchísimo”, admite Zaragoza, para quien la inspiración está en todo. “Me inspiran otros libros, el cine, la radio, la vida, la gente de la que me rodeo. Los escritores somos ladrones, robamos de todo lo que nos rodea”, además de documentarse bastante. «Si hablo sobre una época, tema o lo que sea, intento vérmerlo y leérmelo todo”.
Residente en Sevilla, hacía “mogollón que no venía a Ciudad Real”, siendo, tras una primera presencia en 2011, la segunda vez que acude a su Feria del Libro. Y lo ha hecho con Alcañiz, “amiga de la adolescencia, grandísima ilustradora y que entiende perfectamente todo el universo que cuento” en ‘El infierno es una chica adolescente’. “Ha sido un reencuentro mágico”.

Personajes de la época como Kurt Cobain o Kate Moss, además de “las cosas que hemos pasado de adolescentes de traumas y complicaciones pero con un toque de fantasía” aparecen en las ilustraciones, un trabajo duro porque suponía para Alcañiz el reto de “querer hacerlo lo mejor posible” al ser para los textos de su amiga desde la adolescencia y, al mismo tiempo, “fácil porque la imaginación de María y su mundo también es un poco el mío”.
El libro es “un repaso muy bonito a nuestra adolescencia en los noventa” plasmado en una edición “muy hermosa” que es “una joya” y un “reflejo del amor que nos tenemos las dos”, expone Alcañiz.