La copla es “un tesoro de la música popular” y uno de los géneros “más teatrales”, capaz en la soledad de un escenario y en cinco minutos de contar “la vida entera” de un pueblo o una persona, o describir un sentido amoroso, asegura Martirio, para quien la fuerza de la copla logra que se le “abran las carnes” a quien la escucha.
Martirio, que visitó este miércoles la muestra que apadrina junto a Miguel Poveda ‘Arte y provocación. La copla como género escénico’ que se exhibe en el Espacio de Arte Contemporáneo de Almagro, animó a disfrutar de esta exposición organizada por el Museo Nacional de Teatro y la Fundación Miguel de Molina.
Recomendó acudir a esta exposición que primero presenció en Madrid y que, a su juicio, está “muchísimo más lograda” en Almagro a personas de todas las edades, tanto a mayores por la nostalgia y la posibilidad de recordar muchas vivencias como a los jóvenes ya que se trata de una muestra “muy disfrutona” sobre una creación “intemporal” y con mucho de lo que aprender, de tradición e innovación. Tanto es así que, por ejemplo, a Prince o Elvis Presley les hubiera “encantado” ponerse algunas de las botas que lució Miguel de Molina, indicó Martirio. “Es color, amor, música, moda, tradición y vanguardia. No se puede pedir más”, dijo sobre una exposición en la que se rinde homenaje a Miguel de Molina, que para la cantante onubense es un “referente absoluto de creación, libertad, música y rebeldía”.
Martirio, que leyó una emotiva carta dirigida al artista malagueño y cantó a capella ‘La bien pagá’, dijo que Miguel de Molina es una referencia por su “independencia, falta de interés material y amor absoluto a su profesión”, además de tener un estilo “absolutamente propio, no copiar a nadie y no dejarse manipular por ningún lado”. De Molina cantaba “maravillosamente y de una forma completamente distinta y personal”, era un “adelantado a su tiempo”, en opinión de Martirio, que destacó, en este sentido, que cuando ella decidió llevar la copla al jazz se encontró con que las canciones más fáciles de trasladar son aquéllas con los arreglos del cantante malagueño.
“Enamoradísima de la copla”, se definió Martirio, quien ha llevado este género al rock, al flamenco y últimamente al jazz, de manera que si había algunas personas que sentían cierto rechazo por apropiaciones indebidas de la música popular, se han dado cuenta de que eso no tenía nada que ver con este género sino con las circunstancias, comentó la artista onubense, que recorrió la exposición junto a los comisarios de la muestra, la directora del Museo Nacional de Teatro, Beatriz Patiño, y el sobrino nieto de Miguel de Molina, Alejandro Salade, a quienes trasladó su deseo de organizar una exposición con el amplísimo material que atesora. Numerosas “peinetas, gafas, trajes, volantes y abanicos” hay en su colección, creada con “mucho mimo, cariño y la energía” de haber paseado ese material por los escenarios.