Representa a la sexta generación de una de las sagas de artistas más reconocidas de España, aunque desde muy joven se granjeó el título de gran dama de la escena por su talento y capacidad interpretativa. Y es que Adriana Ozores (1959), una actriz potente y juiciosa, adquirió dimensión en sus inicios como damisela o heroína en obras clásicas, un legado interpretativo, literario y cultural que ahora vuelve a su universo en forma de galardón. Almagro fue uno de los destinos donde emocionó al público en los papeles de Isabel (‘El alcalde de Zalamea’) o Melibea (‘La Celestina’) en las décadas de los 80 y 90, coincidiendo con una etapa en que el Festival de Teatro Clásico iniciaba su proyección más internacional. Casi 25 años después vuelve al certamen para recibir el XIX Premio Corral de Comedias por “su impecable trayectoria en el teatro, cine y televisión, en la que destaca su trabajo teatral y su vinculación al Siglo de Oro”. Se muestra agradecida con el galardón y reconoce que aquella época de ‘verso en vena’ fue una escuela que ha sostenido con solvencia su fructífera carrera.
PREGUNTA.- Usted tiene una amplia trayectoria en teatro clásico, al haber participado en los años 90 en una decena de obras de la mano de Adolfo Marsillach, también representadas en el Festival de Almagro, ¿Qué ha significa este bagaje para su carrera profesional?
RESPUESTA.- Fue una etapa definitiva, fue una lanzadera como no podía imaginar, no sólo a nivel proyección, sino en mi desarrollo como actriz, de aprendizaje y formación. Fue tremendo por todo lo que significó, por el momento y por la dimensión de las obras en las que participé. Tuve una gran vinculación con el Siglo de Oro español a través de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC).
P.- Y además trabajó con los mejores
R.- Efectivamente, trabajé con los números uno en dirección, en vestuario, y en escenografía. Además, Adolfo dio a las obras y los montajes un carácter europeo. No se arredró en ese sentido, tenía una cultura y una visión nada localista de lo que era el trabajo. No se quedaba aquí, había visto mucho y fue él quien pegó ese giro, fue quien le dio la dimensión de lo que hoy en día es el teatro clásico en España.
P.- ¿Y Carlos Citrinoski también ayudó a proyectar esa visión cosmopolita, no?
R.- Claro, fue un tándem maravilloso, entre la capacidad e inteligencia de Adolfo y la osadía de Citrinoski para concebir esos montajes tan espectaculares, tan brutales. Si no hubiera sido tan atrevido no hubiera conseguido sacar ese marchamo de lo que era el teatro clásico en este país. De alguna manera puso en valor el patrimonio literario de los grandes autores españoles En aquella época fue osado dar esa dimensión y una concepción tan grande de las obras, tanto de montaje y como de proyecto.
P.- Con este legado, me imagino que le habrá hecho ilusión el Premio Corral de Comedias.
R.- Me ha hecho muchísima ilusión no solo por el prestigio sino por la etapa tan importante y definitiva que supuso el clásico en mi carrera. A nivel personal me pasaron muchas cosas y en el terreno profesional hice títulos como ‘La Celestina’, ‘El Alcalde Zalamea’ o ‘Don Gil de las Calzas Verdes’. Empecé a hacer ’Fuenteovejuna’, la ensayé, pero me quedé embarazada de mi hijo.
P.- ¿Y después de esa etapa volvió a trabajar en clásicos?
R.- No. El día que acabé empecé a estirarme física y metafóricamente porque habían sido muchos años de corsé. Fueron años maravillosos de interpretar a los dramaturgos más grandes, pero también una gran responsabilidad cuando era muy joven. Cuando me liberé de no hablar en prosa no me lo podía creer y tardé tiempo en volver al teatro otra vez. Me hizo falta mucha cura de cine y televisión para volver al teatro, y lo hice en 2010 con ‘Macbeth Lady Macbeth’, un montaje precioso de Carlos Alfaro.
P.- Perteneces a una saga de artistas de seis generaciones, pero al principio no estaba muy convencida de ser actriz, ¿cómo fueron sus inicios en la interpretación?
R.- Yo me estaba dedicando a hacer otras cosas. Estaba en la escuela de Artes y Oficios pero menos mal que hice caso a alguien que me susurró la posibilidad de que pudiera ser actriz. Recuerdo que empecé a hacer pruebas para el conservatorio (actual RESAD) y le di la brasa a mi tío Mariano para que me ayudara a preparar la prueba. Y así empecé.
P.- También trabajó en otros espectáculos de zarzuela. ¿Cree que hay unos géneros mejor valorados que otros?
R.- Hice una serie de zarzuelas en televisión dirigidos por Fernando García de la Vega. Creo que interpretar comedia es estupendo, como participar en espectáculos dramáticos y series.
P.- ¿Es consciente de la vena de comedia que tiene aparejada por ser una Ozores?
R.- Sí, claro, y me encanta poder hacer comedia de todo, tengo esa suerte.
P.- Usted es la depositaria de gran parte del legado de la familia, ¿tiene pensado donarlo todo o parte al Museo del Teatro, que está también en Almagro?
R.- No lo había pensado, pero lo podría hacer. Hace años hicieron un homenaje maravilloso a mi padre en el festival de Valladolid y editaron un libro precioso, Pudiera darse que sucediera eso, la donación, porque la que tiene todo el legado soy yo, la de los baúles soy yo. Tengo mucho material profesional.
P.- ¿Lo tendrá a buen recaudo?
R.- Y tanto, ahora estoy pendiente de hablar con la Filmoteca Nacional porque tengo un montón de latas de películas, y lo tengo que llevar para que lo analicen y ver el estado en el que están.
P.- Además de saga artística, sus familiares han sido fotógrafos y pintores, ¿Usted también practica otras artes?
R.- En mi casa es imposible no hacer algo creativo. Todo el mundo, hasta por parte de madre, se ha dedicado a las artes plásticas y es muy difícil no dedicarse a la fotografía.
P.- La 42ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro tiene una programación claramente feminista, con Sor Juana Inés de la Cruz como emblema, ¿Qué le parece?
R.- Me parece necesario. Han sido muchos años en los que la balanza ha estado inclinada en contra o no a favor de las mujeres, y si en este momento tenemos que estar todos empujando para que equilibrar el estado de las cosas, pues mejor. A lo mejor no es absolutamente justo, pero sí lo es en el sentido universal.
P.- Usted ha declarado que no ha rechazado papeles que atentaran contra lo femenino, ¿es usted feminista?
R.- Yo sé lo que defiendo y sé que ha habido momentos en los que he dicho que no hago semejante papel, o he discutido hasta el infinito con los directores, (generalmente hombres) por considerar que el enfoque no se ajustaba a unos valores dignos.
P.- También tiene una importante trayectoria cinematográfica, con 40 películas, ¿es más intenso el teatro que el cine?
R.- Tienen diferentes modos de intensidad, la profesión va unida a la vida personal, cuanto hayas crecido, conocido y experimentado es lo que le aportas a los personajes, no es solo lo que te creas si no lo que tú le das, que es más del 50%. Cuanto más grandes seas en el sentido de persona, más aportas a tus personajes.
P.- ¿Con qué proyecto está ahora?
R.- Voy a empezar a ensayar en septiembre una obra de teatro que se llama ‘Los niños’, la dirige David Serrano y la interpretamos Joaquín Climent, Susi Sánchez y yo. Es una maravilla de obra, es de una autora inglesa y se estrenará en el Pavón Teatro Kamikaze.a finales de octubre.
P.- ¿Cómo se prepara Adriana Ozores un papel, como el montaje que va a iniciar?
R.- De entrada, antes de meterte en faena y el estudio del papel, hay un trabajo muy inconsciente, y cuanto más inconsciente lo hagas. Hay una etapa poco concreta pero que hace su labor a muchos niveles. Influyen las películas o exposiciones que veas, los libros que leas, los coloquios en los que participes. Después viene la fase más concreta, más centrada en el personaje, pero ya incorporas esas experiencias.
P.- ¿Ha pensado en dirigir teatro?
R.- Sí. Tengo un proyecto, en el que primero hay que pedir derechos. Hago cursos y trabajo la dirección y es un campo que me apasiona.
P.- ¿Qué opina de que las actrices maduras tengan menos opciones de hacer papeles?
R.- ¿Por qué piensas tú que hay menos opciones?
P.- Porque los directores son hombres…
P.- Ahí está. Si hacemos hincapié en que no hay opciones para las actrices se desvirtúa la realidad de lo que pasa, nos perjudicamos a nosotras mismas, y nos tiramos piedras contra nuestro propio tejado. La realidad es que la gran mayoría de los que escriben y dirigen son hombres. Tiene todo el sentido. Hasta ahora los hombres han tenido el poder de sacar proyectos con su perspectiva, como ahora los intereses de las mujeres son de contar lo nuestro. Todavía no tenemos mucho acceso pero lo estamos empezando a hacer.