El teatro está vivo, en constante evolución, se adapta a los tiempos y hoy en día también absorbe la inmediatez. Tras recibir el Premio Escena de la 41 edición del Festival Internacional de Teatro Contemporáneo Lazarillo de Manzanares, la compañía Microteatro por Dinero volvió a traer su teatro en pequeño formato y “a la carta” al Centro Ciega de Manzanares.
Tres obras de menos de quince minutos, en aulas de espacio reducido y para unas veinte personas. ‘Amor en la extensión 86’, ‘Turbulencias’ y ‘La consulta de los idiotas’ demostraron que la comedia de calidad no solo está en los escenarios, sino que puede tocar al público, lo mira e incluso lo involucra en la escena.
Las obras eternas, de gran complejidad argumental, con inicio, nudo, desenlace, efectos especiales, no tienen cabida en este nuevo formato. El microteatro es de consumo rápido: el público decide cuántas obras quiere ver, a qué hora y de paso puede tomar un refresco a la luz de las estrellas entre pases.
La atención está asegurada para los actores, pues el microteatro no deja lugar al aburrimiento, y el público siente el aura interpretativa en sus propias carnes, le llega la música, la luz. Microteatro por Dinero divierte y emociona, ya sea al ver a tan sólo un metro como un paciente se desquicia al intentar encontrar una “postura cómoda” en una consulta o cuando un doctor condena al desesperado por encontrar la felicidad a una estresante “terapia” natural antes de atiborrarlo a pastillas.
Una de las secciones más prometedoras
Alrededor de un centenar de personas pasaron este jueves por el MicroFITC, una sección que, con una obra más que el año pasado, fue de nuevo un éxito sobre todo entre el público más joven. Así pues, la directora del FITC Lazarillo confesó que 82 personas llegaron a ver los 3 pases, entre las 22 y las 23.40 de la noche. Sin duda, es una de las líneas del festival de teatro más prometedoras de cara al futuro.
Microteatro por Dinero surge en Madrid en 2009
Microteatro por Dinero surgió en noviembre de 2009 en un antiguo burdel de la calle Ballesta en Madrid, donde trece grupos independientes representaron trece obras diferentes en las trece habitaciones del lugar.
La idea era hacer una obra teatral de menos de diez minutos para un público de menos de diez personas, y fue todo un éxito, llegó a haber colas de más de doscientas. Fue tal la potencialidad del proyecto que se consolidó y hoy mantiene su cartelera de ‘microobras’; además ha impulsado la aparición de salas similares por todo el mundo, Miami, Veracruz, Lima, Buenos Aires, México DF, o Barcelona.