El Festival de Almagro como reserva natural del Siglo de Oro para garantizar que el rico patrimonio dramático del siglo XVII español se siga haciendo verbo “con excelencia” entre las siguientes generaciones. Es el principal mensaje que Ignacio García (Madrid, 1977) quiere trasladar en su segundo año al frente del certamen. Con su proverbial discurso, García, que se declara “mancheguizado”, comenta los ejes de un ciclo teatral, que este año acoge a 68 compañías de cuatro continentes y 144 funciones, y que ha puesto a la venta 44.000 entradas. Desde su inició, el jueves 4, hasta el día 28 habrá 49 estrenos, 25 de ellos absolutos. Pero los números son secundarios, a juicio de García, frente a la visión “plural y abierta” del propio festival y de su oferta. Como en 2018 tiene una mirada feminista y una prolongación natural a Hispanoamérica. Recuerda que el lema de este año, ‘El Mundo iluminado, y yo despierta’, es un alegato y un ejemplo del pensamiento moderno y militante de sor Juana, una mujer adelantada a su tiempo. Esta reivindicación para visibilizar la creación de las mujeres y la inclusión hacen del ciclo «un modelo cívico de convivencia»
PREGUNTA.- Los objetivos del festival de 2018, donde usted debutó como director, era lograr una edición más feminista e internacional ¿Se ha cumplido, siguen presentes para este año?
RESPUESTA.- El objetivo fundamental de festival es que se convierta en la mejor reserva natural del Siglo de Oro en el mundo y afianzarlo en esa posición, más allá de los números, que por cierto son muy positivos. La filosofía es ser de verdad un lugar que garantice la persistencia de una especie que es el teatro del siglo XVI. Estamos obligados a conservar el patrimonio histórico como se hace con el Escorial, el Museo del Prado o el Acueducto de Segovia, para que lleguen a las siguientes generaciones. Tenemos la misión de conservar a los autores clásicos en un espacio de protección para que se puedan ver cada año en Almagro con excelencia, con las mejores compañías y una visión plural y abierta
Pero como la lince en Doñana no le dicen lo que tiene que hacer, nosotros tenemos que dar libertad a los creadores y derribar algunas barreras que había y que el año pasado empezamos en un camino poderoso. En el ámbito geográfico hemos apostado por México, que viene con 16 compañías y con Juan Ruiz de Alarcón y sor Juana, que da imagen al cartel. Una buena parte del Siglo de Oro pervive en América Latina y por eso vendrán compañías de Argentina, Chile o Colombia para derribar esa barrera geográfica. Para tumbar la barrera de género habrá 26 mujeres dirigiendo y se representarán textos de 25 dramaturgas contemporáneas y 13 autoras del Siglo de Oro. También veremos una decena de producciones de Sor Juana, que fue dramaturga, poeta, música, científica o autora de recetas de cocina. Fue una figura del Renacimiento aunque vivió en el Barroco, una mujer que cultivó las diferentes artes y ciencias. En el tema de la discapacidad queremos que el festival sea un ejemplo de inclusión porque solo es cultura verdadera aquella que se hace por todos. Queremos ser un modelo cívico de convivencia, basado en la creación de una cultura en el que seamos igualitarios y solidarios.
P.- Y esta apuesta por la igualdad y la inclusión ha tenido reflejo no sólo en lo intelectual, sino en el plano económico? ¿Ha reconocido el público esta apuesta?
R.-Sí. México trae a 16 compañías para hacer su propio patrimonio, trae su cultura. Viene Jaramar Soto, una cantante de Jalisco, la cultura popular con Los diablos de Teloloapan y otras visiones sobre el Siglo de Oro con ‘El perro del hortelano’, o ’La verdad sospechosa’. Supone económicamente una gran inversión que hace México. Claro que es mucho lo que nos aportan, el Instituto de la Mujer, que nos ayuda a que el programa sea más paritario. Es una oportunidad, el año pasado algunos de los grandes éxitos del festival fueron ‘Desengaños amorosos’, de María de Zayas dirigida por Ainhoa Amestoy o ‘No nacida sombra’, trabajo de Rafaela Carrasco, o ‘Mestiza’, sobre un texto de Julieta Soria y una figura como la princesa de Francisca Pizarro Yupanqui. Todo esto no es una concesión, es una oportunidad. Somos unos beneficiarios del talento femenino que engrandece el festival y es mérito de las autoras del siglo XVII y de las creadoras contemporáneas. Intentamos generar un entorno propicio para que nuestros espectadores puedan sorprenderse, disfrutar y quedar emocionados por esa mirada.
P.- ¿El clásico está de moda?
R.- Sí. No hay más que ver los números que deja Helena Pimenta en la Compañía Nacional de Teatro Clásico tras ocho años. Hemos pasado de recibir de 20 a 70 propuestas internacionales que quieren hacer Siglo de Oro. También el teatro de calle está cambiando el paradigma, como la apuesta de por ejemplo compañías africanas (Costa de Marfil) que van a hacer obras dramáticas clásicas españolas que hasta ahora habían hecho Shakespeare. Está cambiando el paradigma como se verá este año con presencia de La India, Costa de Marfil, Estonia, Polonia o Argentina, que están triunfando con Lope, Calderón o Tirso de Molina.
P.- Dice que le ha dado mucha dimensión al festival, ¿cuáles son los números de la 42 edición?
R.- Las grandes cifras no nos deben impedir el concepto y ver la mirada en forma de comedia, drama, auto sacramental, danza y música de cuatro continentes. Habrá 70 compañías con aproximadamente 70 títulos del Siglo de Oro, una veintena de espacios, 44.000 entradas a la venta. Los números son apabullantes, máxime si consideramos que sucede todo eso en un municipio de 9.000 habitantes, que se convierte en un mes al año en el centro mundial de la protección del teatro del Siglo de Oro, en la casa de 580 millones de hispanohablantes reflexionando hacia dónde queremos ir. La filosofía es porqué seguimos haciendo el Quijote, pues porque habla de la justicia, y La vida es sueño porque habla de la verdad. En Costa de Marfil han quedado epatados al ver Fuenteovejuna porque les habla de ellos mismos, de su guerra civil, del abuso de poder, de la violencia contra las mujeres en la les propone una salida basada en la justicia y la dignidad para exigir unas condiciones mejor. Lo importante es que el festival propone un modelo físico de cívico de convivencia
P.- Cómo va la venta de entradas?
R.- Va muy bien la venta, estamos muy contentos, ha sido muy muy ambicioso, con muchas más entradas. Así, tenemos que animar los espectadores a que vengan porque hay más oferta que nunca y todo con una gran calidad. A quien le guste el teatro clásico tiene a la CNTC con los dramas ‘El castigo sin venganza’ y ‘La hija del aire’ o la comedia ‘El desdén con el desdén’. Además de la maravilla de ‘El banquete’. A quien le gusta la danza puede ver a Carmen Cortés bailando flamenco con versos de Sor Juana Inés de la Cruz o gro con ‘El quijote del Plata’ del Ballet Nacional Sodre, dirigido por Igor Yebra, , una producción ideada por la coreógrafa española Blanca Li. Está Eduardo Vasco con ‘El lindo don Diego’, El Brujo y las mejores compañías nacionales. El espectador tiene que saber elegir su propia opción, y si quiere puede hasta ver una pequeña obra dentro de un Mercedes Benz. Todo tiene una calidad enorme y lo importante es que nadie se va a quedar fuera. Igual que muchos artistas han apostado por el Siglo de Oro, los espectadores pueden elegir. Hay oferta más alternativa con el off o para educar a las nuevas generaciones con el Barroco infantil, hay actividades en la calle gratuitas, o exposiciones, y sobre todo hay un corral único en el mundo que cumple 391 años en el que todas las noches se puede ver teatro.
P.- Precisamente, el festival nació en torno al Corral de Comedias, ¿Están colaborando para que se declare Patrimonio de la Humanidad como bien material?
R.- Por supuesto trabajamos estrechamente de la mano con el Ayuntamiento. El premio no es sólo porque tenga 391 años, sino porque lleva acogiendo la misma función para la que fue concebido. Y hay que reconocer que el momento de más esplendor y brilla más que nunca es cuando vienen las compañías de todo el mundo dentro del Festival, y tiene proyección nacional e internacional. Hemos hecho un guiño este año y cerraremos el último día con los tambores de Hellín, de Albacete, que han sido reconocidos este año como Patrimonio de la UNESCO y queremos que toquen bien fuerte para llamar la atención y para que con su ánimo nos empujen para alcanzar este título.
P.- ¿La introducción de la música y la danza, en las que usted es experto, es otra singularidad del actual festival? Amplía la oferta, ¿no?
R.- Claro que sí, que nos abre el horizonte. Además de mi gusto personal hay una responsabilidad patrimonial porque en el teatro barroco del Siglo de Oro estaba siempre presente la danza y la música, por eso hemos intentado que esté presente siempre. Por eso traeremos a Jaramar Soto, una cantante que ha ganado el Grammy Latino hace dos años, y otros artistas que se ven la música conectada con el Siglo de Oro. Para el espectador también es un complemento porque puede alternar las obras más densas con la danza o con los paseos teatralizados.
P.- Entre los homenajes está el de Manuel Canseco, un director muy presente en este certamen. ¿Qué ha significado para Almagro?
R.- Fue uno de los directores que en los 90 dirigió más Siglo de Oro, y forma de una serie de gente que nos han permitido estar hoy dónde estamos, que han peleado en momentos difíciles por mantener viva esta llama con profesionalidad y calidad. Estamos muy felices de que Manuel venga a recibir su homenaje apenas tres días antes del estreno de su montaje número 100, con ‘María Estuardo’ en el Palacio de los Oviedo.
P.- En cuanto a la gestión y la fundación que rige el certamen, ¿siguen las administraciones apoyando sin remilgos
R.- Sí, desde el Ministerio de Cultura, el Gobierno regional, la Diputación de Ciudad Real, el Ayuntamiento de Almagro y todos los patrones como la Compañía Nacional de Teatro Clásico, o la Universidad de Castilla-La Mancha, que este año dedicará por primera vez en 42 años las jornadas a una autora. Estamos dando pasos importantes y muy simbólicos
También quiero agradecer su aportación a otros patrocinadores como Globalcaja, Mercedes Benz, Santa Lucía o el CRDO Vino de Valdepeñas, unas empresas vinculadas con el territorio que han entendido la responsabilidad civil de apoyar el festival. El festival intenta sumar a todos los actores sociales para plantear un modelo de conveniencia cívico, de responsabilidad compartida entre lo público y lo privado, de las empresas y las instituciones, con el fin de hacer sostenible el festival y garantizar que se va a poder ver a los clásicos españoles durante muchos años
P.- ¿El patrocinio privado sigue siendo una de las asignaturas pendientes?
R.- Los patrocinadores tienen una dificultad y es la falta de una Ley de Mecenazgo, por la que seguimos peleando. Por ello, creo que las empresas que apuestan por el festival son valientes y generosas, y nuestra labor es agradecérselo y también hacer que sea rentable y sostenible. Por ejemplo, México aporta varias compañías, la ONCE nos facilita instrumentos para que puedan venir personas discapacitadas, o el Instituto de la Mujer ayuda para que las autoras estén más presentes. También el carácter internacional del festival sirve de promoción. Tiene mucha atención mediática, que es lo que hace que venga la gente.
P.- ¿Lo que es indudable es la aportación económica que supone para Almagro y su comarca, no?
R.- Efectivamente es un motor económico y una responsabilidad para nosotros este año porque hay 44.000 entradas y es posible que no se vendan todas. Lo importante es que haya oferta todos los días, y eso hace que la Plaza Mayor esté llena. Sabemos que en el teatro hace mejor al municipio y que un municipio tan cuidado, tan responsable, con tanto amor tiene beneficios.