El concepto Metateatro pretende hacer ‘teatro dentro del teatro’ y se usa para diferenciar las emociones de la audiencia. Su técnica principal implica la idea de que la realidad es sólo una representación dramática y las personas reales son como personajes de un teatro. Pudiéndose cambiar o confundir la realidad con la imaginación. Algo así como en el enredoso, frenético, disparatado… y sin embargo fresco y adorable montaje, que la compañía segoviana Nao d’Amores ofreció en el Teatro Municipal de Almagro con la ‘Comedia Aquilana’.
‘El Misterio del Cristo de los Gascones’, ‘Penal de Ocaña’, ‘Triunfo del amor’, ‘Europa’… todas estas obras ha puesto en escena Nao d’Amores en 2018. Simultaneándolas con la que ahora nos interesa, la ‘Comedia Aquilana’, de Torres Naharro. Sólo de esta última obra, y del 23 de febrero al 25 de agosto, Nao d’amores habrá recalado ya en Madrid, Cáceres, Alcalá, Peñíscola, Olmedo, Almagro, Olite, Torralba de Calatrava, Ciudad Rodrigo, El Escorial,… Menudo periplo. “Más kilómetros que la maleta de la Piquer…”, como diría un castizo.
Es un dato que, de 2001 a 2018, Nao d’Amores ha estrenado 12 espectáculos (dentro de su línea de trabajo sobre teatro primitivo), que son ya todo un referente a nivel internacional. Claro que “algo tendrá el agua cuando la bendicen…”, porque hemos visto en Almagro a gentes venidas de muy lejos para deleitarse expresamente con los montajes de Ana Zamora. Aunque, de natural modesta, trata de pasar desapercibida, lo contrario de una auténtica diva, aunque lo sea. Ana prefiere que descanse el peso del éxito de las obras que ‘inventa’ sobre los hombros de Nao d’Amores. Y no porque rehúse asumir responsabilidades, más bien porque prefiere compartir éxitos.
Desde que Ana Zamora (con su grupo, naturalmente) sentó mando en plaza (Almagro, Patio de Fúcares 2001, ‘Comedia Metamorfosea’), su público no ha dejado de serle fiel. Y han sido sus feudos el intimista Patio de Fúcares o el también recoleto Claustro de Museo del Teatro. Allí hemos aplaudido el ‘Auto de la Sibila Casandra’ (2003); ‘Auto de la Reyes Magos’ (2006); ‘Misterio del Cristo de los Gascones’ (2007); ‘Dança da morte’ (2010); ‘Triunfo de amor’ (2015); ‘Tragicomedia llamada Nao d’Amores’ (2016)…
Un listón de vértigo
Y ella se lo ha creído. Se ha creído que ni la originalidad, ni el esfuerzo, ni la musicalidad, ni la poesía que en sus obras derrocha, podían caerse del listón. Un listón que sube y sube en cada temporada, con cada montaje, con cada lucecita que se enciende en ‘su laboratorio’ de Segovia.
En el recurrente e inevitable pasado, hemos escrito mucho y bien de Ana Zamora y ‘su gente’, y entre todos los méritos que alabábamos en sus inicios (por lo menos en nuestros primeros encuentros) estaba el de ser nieta de aquel… cómo diría… filólogo, dialectólogo, lexicógrafo, escritor… Alonso Zamora Vicente, autor de innúmeras obras y secretario perpetuo de la RAE, fallecido en 2006. Puede que entonces su apellido paterno pudiera añadir algunos gramos a su incipiente currículum…
Pero llegados a este punto, podríamos recurrir a refranes sobre los que tanto trabajó su abuelo como “De casta le viene al galgo” o “De tal palo tal astilla”. Pero de méritos ajenos, los justos. Ya es otra la época, nuevas las circunstancias y los méritos de Ana Zamora son muy propios. El mismo Don Quijote lo previno “Sábete, Sancho, que no es un hombre más que otro si no hace más que otro” (Don Quijote, I, 18). (Por cierto… esperemos que no sea necesario enmendar el Quijote para añadir también lo de ‘una mujer’, aunque de una gran mujer estemos hablamos, cuyos méritos son ya indiscutidos).
Bartolomé Torres Naharro
Poco se sabe de la vida de Torres Naharro (Torre de Miguel Sesmero, Badajoz, 1485- Sevilla 1520), y muchas de las noticias que se aceptan, se deducen de pasajes de sus obras donde parece aludir a sucesos de su propia vida. Es probable que estudiara en Salamanca, desempeñando posteriormente funciones eclesiásticas en su diócesis natal. A comienzos del siglo XVI, tras residir algún tiempo en Valencia, emprendió viaje a Italia y, tras sufrir un naufragio y un corto cautiverio por los piratas agarenos, llegó a Roma donde dio a conocer sus obras durante el pontificado de León X.
Torres Naharro, perteneciendo a un ámbito eminentemente renacentista, revela ya en esta obra un dominio absoluto de la técnica teatral, construyendo una pieza divertida y a la vez evocadora, que es al mismo tiempo todo un alarde de uso conciso y expresivo del lenguaje. Un texto que fue un verdadero éxito en su época y que, a través de esta puesta en escena, vuelve a formar parte del repertorio clásico español.
Nao d’Amores
En el año 2001 nace Nao d´Amores, colectivo de profesionales procedentes del teatro clásico, los títeres (‘Titirimundi’ es el Festival Internacional de Teatro de Títeres de Segovia) y la música antigua que, bajo la dirección de Ana Zamora, desarrolla una labor de investigación y formación para la puesta en escena del teatro medieval y renacentista. En el año 2008, a través de un convenio con el Ayuntamiento de Segovia, Nao d´Amores inició su etapa como compañía residente en la ‘Casa del Arco del Socorro’.
El punto de partida surge de su interés por textos que no forman parte del repertorio habitual pero que constituyen escalones básicos a la hora de comprender la evolución de nuestra historia dramática y que permanecen al margen de la escena actual por el absurdo desajuste entre el campo de los estudios filológicos y el de la práctica teatral. Lejos de pretender una reconstrucción arqueológica, su manera de escenificación articula técnicas escénicas muy primitivas, aunque desde una óptica contemporánea.
Como equipo estable de reconocida trayectoria en la puesta en escena de nuestro teatro primitivo, los componentes de Nao d´Amores, han colaborado artísticamente con la CNTC en los espectáculos ‘Viaje del Parnaso’ (Eduardo Vasco, 2005), ‘Tragicomedia de Don Duardos’ (Ana Zamora, 2006), o ‘Comedia Aquilana’ (Ana Zamora, 2018). Además, Nao d´Amores cuenta con publicaciones bibliográficas y discográficas y realiza habitualmente cursos de formación teóricos y prácticos en torno al teatro pre-barroco. Colabora habitualmente con grupos de investigación de diversas universidades españolas y tiene convenio de colaboración con la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.
Trama de Aquilana
La historia gira en torno a los amores del escudero Aquilano y la princesa Felicina, hija del rey Bermudo. Durante el encuentro nocturno de los amantes, Aquilano, herido de amores, cae al jardín siendo descubierto por los hortelanos Dandario y Galterio, que alertan al rey. Los médicos de palacio diagnostican su mal de amores por la princesa y Bermudo quiere ordenar su muerte.
El criado Faceto revela entonces que en realidad Aquilano es hijo del rey de Hungría, lo que hace que el monarca renuncie a la venganza y autorice la boda. Felicina, en tanto, sale al jardín a suicidarse, pero la criada Dileta llega con las buenas noticias y evita su muerte. Todos los personajes aparecen en escena, y la obra concluye con el abrazo de los futuros esposos.
Ficha Técnico-Artística
Escenografía: Ricardo Vergne
Iluminación: M.A. Camacho
Vestuario: Déborah Macías (AAPEE)
Música: Alicia Lázaro
Asesor de verso: Fuentes de la Voz
Coreografía: Javier García Ávila
Producción: Nao d’amores y CNTC
Reparto
Silvia Acosta
María Besant
Javier Carramiñana
Juan Meseguer
Belén Nieto
Alejandro Saá
María Alejandra Saturno
Isabel Zamora
Música en Aquilana
La música es imprescindible siempre en Nao d’Amores, aunque las referencias musicales en la ‘Comedia Aquilana’ (pese a ser una obra de mucho éxito, reeditada en su momento y seguramente representada en varias sedes) son sencillamente nulas. Pero ponerle música ha sido sin embargo relativamente sencillo, partiendo de la idea inicial de hacer de esta obra una muestra del mestizaje hispano-italiano en el Renacimiento.
En lo musical, este viaje de ida y vuelta es especialmente intenso y productivo. De la Italia admirada por nuestros músicos llegaron danzas (‘Pavanas que se bailan en Italia’, recogidas por nuestro primer vihuelista, Luys Milán) y también canciones, las populares villanelle y frottole recogidas en nuestros cancioneros, o los más refinados madrigales publicados también en España.
Pero para Alicia Lázaro, directora y factótum musical de Nao d’Amores, “otras músicas han debido ser reconstruidas siguiendo los modelos de la época como el romance del buen rey Don Bermudo. Y todas (canciones españolas, villanelle alla napolitana, lamentos, madrigales, danzas y romances) han servido a nuestro propósito: hacer de la ‘Comedia Aquilana’ un espectáculo vivo, una muestra de la alegría de vivir, de amar y de reír, que caracteriza la incipiente Commedia dell’Arte en Italia y el aún más incipiente teatro profano en España”.
Conclusión de Ana Zamora
Al término de la divertida y cuidada representación, la propia Ana Zamora nos resumía alguna de sus características: “Había que recuperar a Torres Naharro, autor muy estudiado, pero poco representado. E intentamos buscar una referencia que permitiera resucitarlo desde una nueva perspectiva, que tuviera que ver con lo que él mismo hace y no tanto con la lectura que hacemos desde el Barroco, algo tan moderno para él…”.
Ana pasó en Italia un par de meses “buscando el contexto de Torres Naharro, porque aunque él era extremeño, escribió y representó casi todo su teatro en Roma y en Nápoles editó en 1517 la ‘Propallaria’, el gran compendio de sus obras. Dentro de ese ámbito italiano nos hemos encerrado y hemos construido un espectáculo que tiene relación con el renacimiento español y con el italiano que él estaba mamando en ese momento”. La ‘Comedia Aquilana’ es una historia de amor y una ‘comedia a fantasía’. “Y ésta es la historia seguramente más lírica, más novelesca y la más vinculada al mundo del romancero…, la que más me interesaba de Torres Naharro”. Una obra de madurez, seguramente la última que escribió, hacia 1520, con posterioridad a la ‘Propallaria’.
Preguntada Zamora por la autoría de sus montajes, no tarda en responder, entre molesta por la pregunta y orgullosa por la respuesta: “Todas las obras están firmadas por Nao d’Amores y eso es lo importante. Por un colectivo que tiene un sello propio, una manera de hacer y, sobre todo, que ha ido progresando y profundizando en diversos elementos de la puesta en escena. Vinculados a lo más primitivo, sí, pero que no se repiten, sino que van descubriendo nuevos parámetros dentro del medievo y el renacimiento”.
Acerca de la ‘suntuosidad’ del espectáculo, abundoso en trabajo y en medios, Zamora tampoco ofrece dudas en su respuesta: “Es una coproducción con la CNTC, gracias a lo cual hemos podido llevar a cabo esta magnitud. ¡Todo un lujo! y que está funcionando muy bien, como lo ha hecho en el Teatro de la Comedia de Madrid”. Aunque Nao d’Amores ha sido una compañía habitual de Fúcares -y sólo una vez del Claustro del Museo de Teatro-, “este espectáculo era muy grande para Fúcares y Nacho García lo vislumbró rápidamente”. La ‘Comedia Aquilana’ encajaba perfectamente en el Teatro Municipal por su mayor aforo y por una mejor acústica para la música que es una parte imprescindible del espectáculo. Y así ha funcionado en el Municipal… a plena satisfacción.