A. R.
Ciudad Real
Cervantes fue un viajero por “vocación y obligación” ya que fue un hombre que, hasta que publicó El Quijote que fue un éxito, no tuvo mucha suerte en la vida y se pasó cincuenta y tantos años viviendo “un poco a salto de mata y de lo que le caía, malviviendo y perseguido por las deudas. Es muy actual también en eso”, indicó el fotógrafo José Manuel Navia, quien exhibió ayer en Ciudad Real por primera vez las instantáneas que formarán parte de la exposición que inaugurará en diciembre en Madrid, así como de un libro, sobre el mundo que vivió el creador del Quijote.
Financiado por Acción Cultural Española, el Instituto Cervantes y la editorial Ediciones Anómalas e impulsado con motivo el próximo año del IV Centenario de la muerte de Cervantes, este proyecto creativo es “un recorrido por todos los lugares de la vida” de un autor que “no fue un intelectual de gabinete, sino un hombre de calle, que fue soldado y anduvo por el Mediterráneo, Portugal y el norte de África”.
Navia, que exhibió este trabajo en el Museo del Quijote en el acto de celebración del Tercer Aniversario de la sede del Colectivo Alumbre, indicó que lo que ha pretendido no ha sido hacer una evocación histórica ni un libro de monumentos. “Todo lo contrario, lo que buscaba era darle la visión más contemporáneo posible, cómo son hoy los lugares donde Cervantes vivió y hasta qué punto se parecen o no. Qué tiene que ver el Argel del siglo XVI donde estuvo cautivo con la actual capital de Argelia, así como Nápoles, Lisboa, Sevilla o el Valle de Alcudia que atravesaba tantas veces”.
Se ha tratado de “intentar ver el mundo de hoy a través de los ojos y de la obra de Cervantes, no sólo de los míos”, agregó Navia, que indicó que, pese a que no hay muchos datos biográficos del autor del Quijote, son muchos los que da en sus obras, leídas con el propósito de comprender entre líneas cuáles fueron las vivencias que le llevaron a escribir lo que narró, lo que permite, por ejemplo, percibir que en ‘Persiles’ habla de un viaje de Lisboa a Valencia, trayecto que “se nota” que ha hecho previamente el escritor.
Preparación e intuición
Para Navia, en el trabajo fotográfico hay “una mezcla de todo pero básicamente de conocimiento e intuición. Sólo con conocimiento haces una obra erudita pero fría y probablemente sólo con intuición te pierdes muchas cosas. A mí me interesa la mezcla de los datos, el trabajo de mesa y preparación pero luego también dejarte llevar por la intuición, por lo que te regala la realidad que siempre es mucho más sorprendente de lo que esperamos”.
En el ámbito de “la fotografía documental con una mirada lo más personal posible”, sitúa su producción un autor que aclara que la fotografía “no refleja el mundo, sino la mirada del fotógrafo”.
En ese sentido, resaltó que intenta mirar las cosas con “la mayor sinceridad posible, pero a la vez con la mayor libertad. A mí me apetece que mi fotografía sea un reflejo de mi manera de mirar y estar en el mundo. Me interesa fotografiar en el mundo donde me gusta vivir, no me interesa buscar el exotismo para lograr imágenes más impactantes. Al contrario, me interesa que la fotografía sea un reflejo de mi propia vida y de la de la gente que me importa”.