Hace cuarenta años, en el 80, vino por primera vez a trabajar con una compañía murciana de teatro independiente a Almagro, donde se le homenajea este lunes por sus 25 años al frente de la Dirección Técnica del Festival Internacional de Teatro Clásico, una cita con las artes escénicas que se ha convertido en “uno de los mejores festivales del mundo de teatro clásico y ser partícipe de este proyecto me parece un lujo”.
Tras su debut en Almagro al iniciarse los ochenta, Paco Leal vino luego varias veces con diversos montajes, entre ellos con el Centro Dramático Nacional, hasta que en el 95 Amaya de Miguel al coger las riendas del Festival le propuso que se incorporara como director técnico. “Fijamos que sería un año, máximo dos y, al final, ella al segundo año se marchó y llegó otro director que me dijo si me quería quedar con él, y luego vino el tercero, el cuarto y el quinto, y todos me han propuesto quedarme con ellos a trabajar, y así rodando, rondando llevo” un cuarto de siglo, comenta uno de los “históricos” del Festival, entre los que también se encuentra Teresa Pérez Prat, responsable de Coordinación y Programación, que entró precisamente en el equipo del Festival junto a Leal, aunque no ha estado de forma ininterrumpida los 25 años como el homenajeado en esta edición.
Leal, al que muchos acuden por su amplia experiencia para resolver diversas situaciones durante el desarrollo del Festival, asegura que no se esperaba este reconocimiento, del que se enteró en una reunión poco antes de la pandemia en la que el director de la cita, Ignacio García, informó en un repaso de la programación que el Premio Corral de Comedias era para Ana Belén y el tradicional homenaje para él. No le habían dicho nada previamente, estaban “todos compinchados” y Leal se creyó que era “una broma. Fue una sorpresa tan maravillosa que me quedé sin palabras cuando me lo dijeron”.
Más laborioso
Responsable de la coordinación técnica que incluye la coordinación con las compañías que vienen a representar, ver sus necesidades técnicas y organizar montajes, desmontajes y el traslado del material, además del mantenimiento y limpieza de todos los espacios, Leal asegura que este año, con muchos menos espacios, está siendo más trabajoso. “Es un año muy especial pero no para mí sino para todo el mundo que trabajamos en el Festival”, partiendo de la incertidumbre por si se iba a celebrar o no, viendo cómo se desmoronaba la programación que prácticamente estaba cerrada y cómo se iban cayendo las compañías, sobre todo las extranjeras, lo que obligó a hacer hasta veintitantas versiones de programación.
Al frente de unas cuarenta personas aproximadamente de personal de descarga, limpieza y técnico, al cual se van incorporando personas nuevas cada año al tiempo que se mantienen profesionales en determinadas responsabilidades al primarse la experiencia en el Festival, el tratamiento técnico suele ser elogiado por las compañías.
Como en casa
“En general, la gente se va bastante contenta, pero la verdad es que no hacemos nada especial. Hacemos lo que nos gustaría que nos hicieran a nosotros cuando vamos con compañías viajando por otros sitios, es decir, intentar tratar a la gente cuando llegan a un espacio que no es el suyo y un sitio que no es su casa que se sientan como en ella. Si hay una buena manera de trabajar y una buena fórmula creo que todos damos mucho más de sí, los que vienen y los que estamos”, sostiene Leal, que asegura no tener “ni idea” de lo que le tienen preparado sus compañeros en un homenaje a un profesional que entró, como electricista de una compañía independiente, en el mundo del teatro “de manera accidental” ya que no pensaba dedicarse a esto, “lo hacía por afición”, y que está desde hace un cuarto de siglo “siempre en la sombra” controlando la parte interna de uno de los festivales más prestigiosos del mundo.