Pan Pa’ Hoy, con los textos de Rosa María Jiménez Gallardo y los del Bardo de Avon, dinamita las actitudes melifluas y conformistas del arte de Talía, hurgando en nuestros peores sentimientos, sin darnos tregua. El respetable, puesto en pie, ha premiado el atrevido montaje con una sonora y merecida ovación.
“Los siete pecados capitales de Shakespeare” es metateatro, teatro del teatro. Una directora mayor (Vicenta Torregrosa), recuerda sus años jóvenes. En una suerte de flashback volvemos a su época joven. Jimena, que así se llama, dirige una clase de teatro, los futuros actores están sentados en una grada, cara al público… Rosa María Jiménez —en quien cae todo el peso de la obra, soberbia durante las casi dos horas de la función— da vida a esta teatrera cínica, descarada, malhablada, gritona y escéptica, que justifica y enumera los siete pecados capitales, envidia, avaricia, ira, soberbia, lujuria, gula y pereza. Quiere meter en situación a sus alumnos y lo hace sin paños calientes, descarnadamente.
La envidia es el primero. Para Jimena la vida no tiene sentido si no quieres a algo o a alguien con todas tus fuerzas. Y es que, como queda demostrado en Otelo, “la envidia del amigo es peor que el odio del enemigo”. Tras poner el toro en suerte, los actores representan un diálogo entre Otelo (Antonio Apio) y Yago (José Daniel Mena). Recitan el papel de forma lineal, sincopada, como en el ensayo que representan, con errores y morcillas.
La avaricia es el peor de los pecados, nunca te hace feliz, asegura Jimena, es como una droga. “El mercader de Venecia” es el epítome de la codicia. Los actores representan el juicio entre Shylock (Jesús Perona) y Antonio (Julián Martinez). De Portia hace Raquel Becerra, el Dux es Diego López y Bassanio es Ángel Jiménez. Ya saben los lectores, la avaricia del prestamista hebrero y la inteligencia femenina de Portia hacen que el primero se vaya con el rabo entre las piernas.
La ira, la desestresante, humilladora y liberadora ira, sirve para que Rosa María Jiménez vuelva a lucirse de nuevo. Jimena grita un monólogo descarnado en el que manda joderse a tirios y troyanos, sin dejar títere con cabeza y muy aplaudido por el público. Y los actores representan un diálogo entre Macbeth, a quien da vida JuanMa Amat y su mujer, Lady Macbeth, de quien hizo María Reyes.
Los actores representan una escena de Corionalo. Participan Julián Rubio, María Sáez, Tommy Santos, Bea Moreno y Paula Moreno. La directora corta, con soberbia, reprochándoles con cajas destempladas que no se metan en situación, pidiéndoles que no sean personajes sino personas reales.
El siguiente pecado es la lujuria. No el amor, el sexo desenfrenado, loco, pecaminoso pero necesario. Ese que produce vergüenza en los actores noveles. Se representa una escena de Hamlet, deseo contenido e incestuoso que pondría colorado a un sargento de húsares. Del príncipe de Dinamarca hace Álvaro Serna, a su madre, la reina Gertrud, la interpreta María Alcolea, Javier López es Polonio y de espectro hace Ángel Jiménez. Los actores parece que rapean, recitando la escena con desenfado.
Para Jimena hay que estar siempre borracho “de vino, de poesía o de virtud”. Así introduce al sexto pecado, la gula. Pide a sus alumnos que se coman el escenario con el ansia de un borracho “todo lo contrario es enemigo del teatro”. Los actores interpretan una escena de La Tempestad. De Stefano hace Franz Gómez, el bufón Trínculo es Ángel Luis Pedraza, de Cáliban hace Dani Grueso y Tommy Santos es Ariel.
Y, por último, la pereza. Ese pecado es el mayor enemigo de la pasión, sentencia la directora. Jimena recomienda a sus alumnos que hay que deben conocerse ellos mismo para poder interpretar.
“Los siete pecados capitales de Shakespeare” fue un revulsivo en forma de teatro. O un revulsivo para el acomodaticio teatro. Pan Pa’ Hoy rompe con todo con un montaje sorprendente en el que la parte técnica fue también brillante, destacando los exquisitos vestuario, maquillaje y peluquería. Como anticipábamos, cuando cayó el telón el respetable ofreció una gran ovación a Pan Pa’ Hoy. ¡Larga vida al teatro!