Fina, una demoledora vecina siempre atenta a las intimidades y que ataca con lo más hiriente a los vecinos de Montepinar en ‘Lo que se avecina’, sólo quiere jugar, que es lo que lleva haciendo la actriz Petra Martínez a lo largo de una larga carrera sobre los escenarios que comenzó con el mítico grupo Tábano, con producciones prohibidas y requeteprohibidas en la última etapa del franquismo.
“A mí lo que me gusta es jugar” en el teatro, el cine y la televisión, aseguró la actriz jiennense, que recogió este martes el XV Premio Lorenzo Luzuriaga de Fesp-UGT, un galardón que, según dijo, asombrosamente le emocionó. Merecedora de múltiples distinciones, confesó que cuando le entregan un premio intenta emocionarse pero no le sale, pero esta distinción, aunque en un primer momento se dijo a sí misma ‘¡Qué raro!’, le ha llegado al corazón, muy probablemente porque lleva el nombre de “un señor maravilloso”, el pedagogo Lorenzo Luzuriaga, del que oyó hablar por primera vez cuando tenía 16 años en Inglaterra en la primera conversación sobre política que escuchaba y en la que se comentó que la República y Franco tenían algo en común que radicaba en la importancia que le daban a la educación y la cultura, la primera para que prosperara el mundo y el segundo para “acojonar” porque “sabía que la cultura era peligrosa”.
Con 16 años, en 1965 o quizás antes, no supo precisar con exactitud, se marchó a Inglaterra donde la dejaban leer en el idioma de Shakespeare y, aprendiera más o menos inglés, lo que tiene claro es que leyó teatro y eso le determinó completamente para querer ser actriz, camino que emprendió a su regreso en el Teatro Estudio de Madrid con William Layton, quien le enseñó que la interpretación, como expresa el verbo inglés to play, significa jugar.
Martínez recordó que les prohibieron las propuestas escénicas de Tábano en un período del franquismo en el que, por lo menos, no les metían en la cárcel, con lo que las llevaron por toda Europa y América para representar lo que aquí se impedía. Eso sí, “nos lo hemos pasado muy bien y hacíamos lo que queríamos en el momento y con la gente que queríamos”, aseguró la actriz en relación con su trayectoria y la de su compañero artístico y personal, Juan Margallo, considerado uno de los referentes del teatro independiente del país.
“Hemos ganado muy poco dinero, pero hemos hecho lo que queríamos”, resumió la homenajeada, que confesó la estrecha compenetración vital con Margallo hasta el punto de que, a veces, no sabe dónde empieza él y acaba ella y viceversa, de manera que hasta cuenta anécdotas que no son suyas sino de él.
Sobre el exilio del valdepeñero Lorenzo Luzuriaga también se refirió Martínez, que indicó que lo sufrieron muchos españoles como su propia familia que tuvo que “irse andando por los Pirineos” y recordó que es el gran drama actual de los miles de refugiados para el que estimó que debe buscarse una solución. Así mismo, el trabajo pedagógico de Luzuriaga en favor de una educación única, de calidad y sin cambios para “niños y niñas, para pobres y ricos” fue elogiado por Martínez, protagonista de películas como ‘Nacidas para sufrir’ y ‘La soledad’ e intérprete en múltiples series como ‘Amar en tiempos revueltos’ o ‘La señora’, aunque la que más éxito le ha proporcionado es ‘La que se avecina’, que calificó de “políticamente incorrecta”.
Cuando fue a hacer las pruebas para encarnar a Fina, se dio cuenta de que era un personaje con el que “podía hacer lo que le diera la gana” en una serie “súper incorrecta”, con la alegría que supone que los jóvenes sean fans y vean ‘esa función’ y de que, por ejemplo, cuando coge un taxi el conductor le diga que los lunes, cuando se emiten los nuevos capítulos, duerma mejor que ningún otro día.
Muy simpática y divertida, Martínez aseguró no verse como “una de las damas del teatro”, regocijándose en el arte de la interpretación, puesto que estima que interpretar, ser actores y actrices, “no es nada del otro jueves”, puesto que actuar “es y sigue siendo un juego”. Con un chiste, en el que una voz de ultratumba exclama ‘Empujadme, empujadme’, ante lo que el interlocutor sorprendido pregunta ‘¿Dónde estás?’ y la voz responde que ‘En los columpios’, cerró su intervención la cómica actriz, que animó a Margallo a que también contara un par de chistes ante el público congregado en el Claustro del Museo del Teatro, que ovacionó a dos grandes del teatro en este país.