A.B.C.
Ciudad Real
Piedrabuena se volcó ayer en rendir un sentido homenaje a Nicolás del Hierro, su poeta, cuyos versos cantaron a su tierra y a la hondura de sus gentes.
La Asociación Amigos de Piedrabuena quiso reconocer la figura de este gran poeta manchego, cuyos versos, publicados en más de un decena de poemarios, se han leído no sólo en España, sino en gran parte de Latinoamérica.
Félix Ortega, miembro de la Asociación Amigos de Piedrabuena, explicó que con este sencillo, pero emotivo acto, los piedrabueneros querían hacer posible que “las calles de Piedrabuena conserven la memoria de su poeta”, para que, dijo, “proclamen a los que nos sucedan que aquí, en este lugar nació Nicolás del Hierro”
Ortega recordó que cuentan que cuando nació Nicolás del Hierro su madre le dijo al padre, decidida y mirándole a los ojos, “este niño no será del campo” y no lo fue.
Nicolás del Hierro, por el contrario, comentó, decidió entregar su palabra “al paisaje de Piedrabuena, a sus sierras, a su luz y su cal, a su río y a sus gentes”.
Ésta es una de las razones, dijo, por la que Amigos de Piedrabuena ha decidido instalar en la que fue su calle, la calle Porzuna, un bronce recordando tal efeméride, pero, también, para que sea recordada su dilatada labor a favor de la poesía, cuando se han cumplido 52 años desde la edición de su primer libro ‘Profecías de la guerra’, donde ya estaban Piedrabuena y su tiempo temblando. Porque ha proclamado y extendido el nombre de su pueblo en todos los foros y lugares donde han reclamado su palabra, porque siempre se ha sentido orgullo de ser piedrabuenero, su pueblo, ayer, quiso agradecérselo con este reconocimiento.
Nicolás del Hierro, que estuvo acompañado por su mujer, Ana Cano, y su familia, aseguró ante los presentes en el acto, muchos de ellos, poetas amigos, que si querían ver emoción, “sólo tenían que asomarse a su alma”.
Visiblemente emocionado, Del Hierro volvió a recorrer su casa, su calle y su gente.
Volvió a sus orígenes, buscando el cobijo de la memoria de aquella infancia de calles empedradas y pan escaso. Regresó, como dijo el mantenedor del acto, para sentir el latir de aquel tiempo a su alrededor, para estar junto a sus paisanos y amigos, junto a su hermana Amparo.