La belleza ideal y al mismo tiempo irreal, con un toque artificial, de los maniquíes protagonizan algunas de las obras que Pilar Muñoz Pérez expone en la variada muestra que exhibe en el Café La Dolores, donde también se pueden presenciar sus bodegones y paisajes en los que plasma el movimiento y suele guiarse por el ritmo de la escena.
Atraída por el mundo de la moda y las proporciones de unas figuras que en los escaparates se exhiben con aire ausente, el cuadro de maniquíes que preside la entrada del Café, creado sólo con dos colores complementarios y blanco, tiene un aire hopperiano, de personajes ensimismados y desconectados mentalmente del entorno en el que están inmersos. A su lado, un cuadro de orquídeas y un bodegón, pintado sobre papel publicitario como si fuera un collage y en el que dejó una reserva del reclamo original que incorporó a la obra final.
También exhibe en la muestra, que se puede contemplar hasta finales de junio, un desnudo, figuras humanas y paisajes de Venecia, la Tabla de la Hiedra y Ciudad Real, así como uno elaborado en el Concurso de Pintura Rápida de Alarcos. Siendo estas obras figurativas, su rápido trazo tira más hacia la abstracción, reflejando el ritmo y movimiento que le transmite el paisaje. En su trabajo pictórico no busca tanto el detalle como ir creando la obra a través de manchas de color, encajando superficies de tonalidades. Hace el dibujo coloreando.
Lo importante es crear una pintura “honesta y auténtica” buscando “tu camino”, afirma Muñoz.
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