Santiago Sánchez adapta para España la obra “Shear Madness”, de Paul Pörtner que, como decimos aparece en el Guiness de los Récords. El argumento es sencillo, propio de un vodevil: en el barrio de Chueca hay una particular peluquería unisex, tras la alocada presentación de los personajes, en el piso de arriba aparece asesinada la famosa pianista Isabel Sczerny.
El comisario Serrano, a quien da vida Juan Gea, y el agente Miky (Rafa Alarcón) tienen cuatro sospechosos. El dueño de la peluquería, Toni Carreras, de quien hace Carles Castillo; la ayudante descocada, Bárbara Marcos (Marta Chiner); María Elisa de Boluda, una señora rica del barrio de Salamanca, Lola Moltó y Eduardo Santamarta, un extraño anticuario a quien interpreta Carles Montoliu. Incluso aparecen dos voces conocidas del periodismo radiofónico informado del suceso, Angels Barceló y Juan Ramón Lucas.
Las pesquisas avanzan y en un momento determinado (y ahí radica la particularidad del montaje), el comisario manda encender las luces y pide la ayuda del público para contrastar las versiones de los sospechosos. El respetable se toma muy en serio su papel confirmando o desmintiendo las versiones de los posibles asesinos. Y, en una nueva vuelta de tuerca, los policías salen al hall de teatro e invitan a quien quiera a departir con ellos para volver al interior e interrogar a los sospechosos (algunos se lo tomaron muy en serio) para, al final, decidir democráticamente quien es el asesino.
Los seis actores estuvieron magistrales, brillando en la interpretación de sus personajes y arrancando continuas carcajadas al público. Es una obra coral, todos están a la altura. Y cuando interactúan con el público, lo bordan, son capaces de improvisar para adaptarse a las preguntas, acusaciones o interpelaciones del respetable.
El público de Tomelloso eligió un asesino pero, como dijo el comisario Serrano, en la próxima función puede ser otro cualquiera.
El público premió a los actores con una ovación de gala.