Paulino Sánchez
La Solana
El circo en muchas localidades estuvo mayormente ligado a la celebración de las ferias de cada una de las localidades en la que tenían lugar sus fiestas mayores.
Pero desde hace unos años es raro ver al lado de las casetas de turrones, de tiro o atracciones de las denominadas de montar, la carpa que alberga el circo, denominado por muchos como el mayor espectáculo del mundo avanzado.
Pero esas carpas suelen aparecen por algunas localidades en alguna que otra ocasión, como ocurre en estos días de puente en La Solana, la magia de ese espectáculo monta su carpa, para deleite de pequeños y mayores.
El circo acuático Amazonas ofrece estos días sus números exóticos, justo al lado del recinto ferial, que apenas hace veinte días era ocupado por multitud de atracciones en la feria de Santiago y Santa Ana, que estuvo ausente de circos, pero que ha vuelto a contar en agosto con este espectáculo.
Precisamente en julio se han cumplido sesenta años desde que una noche de julio ardía en su ubicación al lado del recinto ferial el Circo Estambul, nada más abandonar su carpa los numerosos espectadores que contemplaban la función.
Del circo no quedaron nada más que las cenizas, incluidos los animales, aunque por fortuna no hubo que lamentar ninguna desgracia personal, por lo que además del espectáculo la tragedia del circo quedó para muchos en el recuerdo de la feria solanera.
Un millón de pesetas
El diario Lanza se hizo eco en sus páginas de aquel suceso y el sábado 28 de julio de 1956 ofrecía la noticia del incendio en portada, con el siguiente titular “El circo Estambul destruido en La Solana por un incendio” añadiendo que «las pérdidas ascienden a un millón de pesetas», matizando que «cuarenta persoans han quedado en la miseria».
La información, recogida de la Agencia Cifra señalaba que el fuego fue destruido por el fuego «en menos de diez minutos». Indicando que «las llamas comenzaron a las cuatro de la madrugada, a causa de un transformador que quedó conectado después de terminar la función última y que produjo un cortocircuito», pereciendo perros y palomas amaestradas.
La información señalaba que afortunadamente el incendio no se extendió al resto del ferial por la falta de viento lo que evitó que ocurriera una verdadera catástrofe «ya que las restantes casetas e instalaciones de la feria distan escasamente ocho metros del lugar que ocupaba el circo».
El Ayuntamiento de La Solana, personas a título individual y otros circos, dicen las informaciones de entonces, que se volcaron con los componentes del Circo Estambul, para que pudieran seguir adelante.
De esos sucesos se han conmemorado en julio los sesenta años.
El recuerdo permanece aún en los que lo vivieron y lo recuerdan a las siguientes generaciones.
Pero sobre todo de ello da constancia la prensa que lo dejó plasmado, negro sobre blanco, para la posteridad en las páginas del diario Lanza.