Uno de los 35 Doctores de la Iglesia y Santo Patrón del clero español, Juan de Ávila es un “manchego universal” al que se le conoce sobre todo como maestro espiritual, pero es “un humanista con muchas facetas”, destacó este miércoles en el antiguo Convento de la Merced la catedrática de Filología Latina de la Universidad de Jaén, María Dolores Rincón.
Su magisterio es “plural” y no se puede hablar de una única escuela, sino de muchas, por su influencia en pedagogos, predicadores, hermanos hospitalarios e incluso en la obra de ingeniería con un grupo de discípulos que se dedicaron a esos menesteres, expuso Rincón, que resaltó que Juan de Ávila es un humanista reformador que estimaba que “para reformar la sociedad y la iglesia había que reformar al individuo con lo que la base es la educación”.
“Por activa y por pasiva”, defiende que el “fundamento de cualquier sociedad y progreso está en la educación”, insiste en que se creen escuelas con buenos profesores a los que se debe motivar y se dirige incluso a los gobernantes, como hizo con el alcalde de Sevilla, exponiéndoles que “es importante hacer leyes buenas” pero si el individuo no está bien preparado de qué sirven esas normativas tan excelsas, de manera que lo esencial es “formar a las personas”.
Natural de Almodóvar del Campo y denominado ‘apóstol en Andalucía’, Juan de Ávila impulsó la creación de escuelas, incluso con internado, donde se enseñaba a los niños a leer, escribir y doctrina y se les iba conduciendo a determinadas profesiones o la universidad. Así mismo, creó la Universidad de Baeza y ayudó a crear la de Granada, apreció Rincón, que resaltó que “todo está embebido por su afán evangelizador y de caridad” en la obra de Juan de Ávila, un hombre que, al mismo tiempo, tiene conocimientos físicos, ayuda a construir hospitales y escuelas y diseña máquinas para, por ejemplo, extraer agua y facilitar la respiración en el interior de las minas de Almadén.
“Portentoso” predicador, escribe “muy bien” y cuando se publica en 1726 el primer Diccionario de la Real Academia Española, el Diccionario de Autoridades, es uno de los referentes, junto a autores como Quevedo o Cervantes, que se utilizan para definir el sentido y uso correcto de la palabra, agregó Rincón, que, así mismo, destacó la apuesta que realizó, en una época con unas coordenadas determinadas como el siglo XVI, por las mujeres defendiendo su derecho a leer las Sagradas Escrituras, tener oración mental, reunirse y hablar de temas transcendentes. “Hay un grupo de mujeres muy interesantes” a las que da asesoramiento Juan de Ávila, como Santa Teresa de Jesús, así como Sancha Carrillo, a quien escribe ‘Audi, filia’.
La intervención de Rincón, ante el aforo lleno del salón de actos del antiguo Convento de la Merced, se enmarcó en los actos de conmemoración del 175 aniversario del IES Maestro Juan de Ávila.